Un caminante por las calles del centro de Londres, al que le encanta hacer turismo cinematográfico, se aproxima a Leicester Square utilizando el servicio de metro, el famoso Underground de la ciudad. Una sala Imax, un enorme Burger King, un casino, el espectáculo Magic Mike, algunas tiendas de comida … Pero ninguno de esos lugares bulliciosos constituye su objetivo. Va hacia un lugar más discreto, pero también más suculento. Una pequeña bocacalle, Leicester Place, en la esquina noreste de Leicester Square, justo antes del barrio chino.

Dejando Leicester Square a la espalda y subiendo por la calle a mano derecha, el último edificio alberga los cines Prince Charles.

Prince Charles Cinema
Prince Charles Cinema

Unas palabras introductorias. Cine desde el West End

La realizadora británica Lisa Downs, autora de la serie de documentales Life After… en su asistencia a la octava edición del Isla Calavera Festival de Cine Fantástico de Canarias Ciudad de La Laguna, con su espléndido documental, Life after Neverending Story (Reino Unido, 2024), le había recomendado al viajero esas salas de cine, con una emisión constante de clásicos en celuloide, además de estrenos actuales.

El viajero ya tenía clara la asistencia a las salas del BFI Southbank. Concretamente ya había obtenido entradas para el screening de Le Llaman Bodhi (Point Break, EEUU, 1991), el inmenso thriller de Kathryn Bigelow, con ecos del nuevo Hollywood de los años 70, como si los surfistas de El Gran Miércoles (The Big Wednesday, EEUU, 1978), de John Milius, para mantener su nostálgico y surfero modo de vida atracasen bancos en una astuta deriva. Se exhibía en una copia remasterizada a 4K.

También estaba en el punto de mira Bullit (EEUU, 1968), el debut estadounidense del británico Peter Yates, que marcó, no sólo el estándar de filme taquillero para la personalidad artística de Steve McQueen, sino también el patrón del thriller americano en la década siguiente, y en particular a su necesidad de contener una persecución por las calles de la ciudad en la que se desarrollase la trama. Yates llegó a este thriller, después de demostrar sus cualidades con el magnífico thriller británico El Gran Robo (Robbery, Reino Unido, 1967). Existen copias magníficas en formato doméstico de este soberbio filme, pero el visionado en la gran pantalla de Bullit, con su granulado, su música y esos planazos del hierático rostro de McQueen. Ver, en definitiva, este icónico filme donde pertenece, no tiene precio.

Por supuesto, el viajero no iba a dejar pasar la oportunidad de un nuevo visionado de Anora (EEUU, 2024), el imaginativo, dinámico y magníficamente escrito e interpretado filme de Sean Baker, todo un homenaje a la comedia americana de los años 30, y ganador de la Palma de Oro en Cannes 2024. Anora es para este cronista, la mejor película de 2024, con el permiso de La Sustancia (The Sustance, Reino Unido), de Coralie Fargeat (ese tratado sobre el consumismo y la imagen de la mujer en los tiempos de redes sociales), ganadora del premio en el festival de Cannes al mejor guion, o de Megalópolis (Megalopolis, EEUU, 2024), de Francis Ford Coppola (ese inmenso filme que propone desde la libertad creativa plena una reflexión más que lúcida sobre la creatividad, el poder y trabajar para el bienestar de la colectividad. Definitivamente, un filme que la clase política debería ver varias veces).

Con permiso también de tantos otros filmes hermosísimos que se han estrenado en un 2024, todo un año de gracia para el cine, y todavía pendientes de ver, como Emilia Pérez (Francia, 2024), de Jacques Audard, Oh Canada (EEUU, 2024), de Paul Schrader, el esperado remake de Nosferatu (EEUU, 2024), el nuevo filme de Robert Eggers, que lleva un “tres de tres” películas impresionantes en su personal haber cinematográfico, o el filme de Brady Corbet, The Brutalist (EEUU, 2024) que promete, junto al mencionado y polémico filme de Coppola, otra variante muy atractiva de El Manantial (The Fountainhead, EEUU, 1948), de King Vidor, con un arquitecto húngaro interpretado por Adrien Brody.

Los cines Prince Charles tienen dos salas: la Upstairs cinema y la Downstairs cinema. Ésta última posee un hall previo a su acceso, con una barra de bar, cuya base en la parte que da al público, posee unas pequeñas estanterías cubiertas con casetes del antiguo sistema VHS y algunos DVD. Especialmente filmes de terror y clásicos de los 80.

Prince Charles Cinema. Taxi Driver
Prince Charles Cinema. Taxi Driver

Las paredes, a su vez, están decoradas con posters de películas como Taxi Driver (EEUU, 1976), de Martin Scorsese, La Muerte os sienta tan bien (Death Becomes Her, EEUU, 1992), de Robert Zemeckis, o La Matanza de Texas (The Texas Chainsaw Massacre, EEUU, 1974), de Tobe Hopper, de la que vimos, por cierto, una copia impecable en el Isla Calavera 2024.

Upstairs cinema

La sala Upstairs cinema, la más pequeña en capacidad de público, albergó los días 22 y 23 de noviembre los pases de Alien el 8º Pasajero (Alien, 1979), de Ridley Scott, en su montaje de los cines, y de Aliens, El regreso (Aliens, EEUU, 1986), de James Cameron, en su versión extendida, respectivamente.

Upstairs Cinema de los cines Prince Charles.
Upstairs Cinema de los cines Prince Charles.

Maratón Blade Runner

La jornada del 22 de noviembre continuó hasta la noche. Se complementó en el Upstairs cinema con el maratón Blade Runner, con el pase de los filmes de Scott y de Denis Villeneuve. Unos excelentes screenings, con un respeto absoluto por el formato de cada film, en unas copias en estado de absoluta gracia. Fueron, en definitiva, sesiones muy intensas de cuatro filmes eternos que han obligado, cada uno en su línea, al replanteamiento de un género en constante evolución. Scott, Cameron y Villeneuve son tres de los más ilustres exponentes del género en los últimos años, junto a John Carpenter, Christopher Nolan o George Miller, que todavía tienen mucho que decir en el género de la ciencia ficción.

Estos pases de clásicos del cine en la gran pantalla, constituyen claramente actos de resistencia de los cines en todo el mundo para que el destino de las películas, de una manera u otra, siga siendo el lugar al que pertenecen: la oscuridad de una sala de cine como el mejor ecosistema para ver ininterrumpidamente un filme. De este modo las diferentes generaciones pueden apreciar estos filmes en similares circunstancias a la fecha de su estreno. La operación es en cierto modo similar a la de acudir a cualquiera de los grandes museos del mundo para ver una obra de arte.

El salto de Alien, el 8º pasajero a Blade Runner y Blade Runner 2049, las tres vistas en la misma tarde-noche, y el visionado de Aliens el regreso al día siguiente, han motivado las reflexiones que el viajero cinéfilo comparte a continuación en torno a estas cuatro excelentes películas, y en cuanto a la importancia de sus tres realizadores en la historia del cine, y en el género de la ciencia ficción, así como respecto a cómo llegan todos ellos a dicho género con un denominador común: una pasión irrefrenable experimentada en algún momento de sus vidas.

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DE ALIEN A BLADE RUNNER. SCOTT, CAMERON Y VILLENEUVE. PRIMERAS SECUELAS

1. UNAS PALABRAS INTRODUCTORIAS. CINE DESDE EL WEST END
2. RIDLEY SCOTT. SUEÑOS DE CREDIBILIDAD. ALIEN, EL 8º PASAJERO O LA GÉLIDA SOLEDAD EN EL ESPACIO EXTERIOR
3. RIDLEY SCOTT (II). SUEÑOS DE UNICORNIO. BLADE RUNNER O LA SOLEDAD DEL CORREDOR DE FONDO
4. JAMES CAMERON Y LA CATARSIS BÉLICA. RIPLEY 57 AÑOS DESPUÉS: ALIENS EL REGRESO O LAS CONSECUENCIAS DEL NEOCOLONIALISMO CORPORATIVO.
5. DENIS VILLENEUVE, EL APRENDIZ DE REALIZADOR DE GÉNERO FANTÁSTICO. BLADE RUNNER 2049. ¿SUEÑAN LOS HUMANOS CON REPLICANTES EMBARAZADAS?
6. PROYECTOS INMEDIATOS. LA BUENA SALUD DEL GÉNERO DE CIENCIA FICCIÓN ESTADOUNIDENSE