Dan Trachtenberg, que después de una carrera dirigiendo anuncios comerciales, algunos cortometrajes, y episodios de series como Black Mirror (Reino Unido, 2011-), debutó en el largometraje con un filme estupendo llamado Calle Cloverfield 10 (10 Cloverfield Lane, EE. UU., 2016), dentro de la franquicia abierta por J.J. Abrams con su invasión de criaturas extraterrestres Monstruoso (Cloverfield, EE. UU., 2008), de Matt Reeves.

En la actualidad, el realizador oriundo de Pensilvania está centrado en la saga Predator, para la cual ha dirigido ya tres filmes. Predator: Killer of Killers está codirigido por el creador de efectos especiales Josh Wassung. Las otras dos, de imagen real, son conducidas exclusivamente por Tratchenberg.

Este cineasta está transportando a la saga de los depredadores hacia otras épocas y hacia otras sensibilidades, trascendiendo de los héroes musculados de los 80, del que hacía gala el filme original, Predator (EE. UU., 1987), de John McTiernan, y de las guerras por el control del tráfico de drogas de fondo del segundo filme de la saga, Predator 2 (EE. UU., 1990), dirigido por Stephen Hopkins.

Predators

Las aproximaciones al universo Predator de aquél, navegan sobre una cartografía trasgresora, apuntada en los dos decepcionantes episodios de la saga Aliens Vs. Predator, y apuntalada adecuadamente por Nimrod Antal en la estupenda Predators (EE. UU., 2010), tardía secuela, directa del filme original y todo un guiño a éste, pero con una perspectiva diferente. Transcurriendo en un entorno selvático y muy caluroso, como el filme del gran John McTiernan, realmente la acción de Predators estaba ubicada en un planeta que sirve de coto de caza particular para las criaturas cazadoras alienígenas, al que trasladan a un puñado de “tipos duros” (cuya galería incluye a Adrian Brody, Topher Grace, Walton Goggins o Alice Braga, entre otros) como si una trasposición de una temporada de Supervivientes se tratase, para cazarlos en dicho entorno hostil.

Predators exploraba hábilmente novedosas posibilidades, e introduce elementos de interés, como la terrible jauría de sabuesos monstruosos lanzados contra los personajes humanos, en un guiño a una secuencia similar en el filme La Presa (Southern Comfort, EE. UU. 1981), de Walter Hill. Por no mencionar a esos depredadores que se hallan en un estadio superior, que cazan, aniquilan y guardan como trofeo a miembros de su propia especie.

The Predator

Más acorde probablemente con los tiempos actuales y navegando en los inevitables mares de cierta «corrección política», Trachtenberg sacó a la saga de la mediocridad que supuso The Predator (EE. UU., 2018), toda una indignidad, no solo para la franquicia. También lo es para el talento de Shane Black, guionista y director ciertamente aclamado, que escribió este engendro con Fred Dekker en un tono no alejado de sus decepcionantes “pandillas alucinantes”. La baza de Black y Dekker era llevar a un guerrero del espacio exterior, mejorado con el ADN de otras especies, a un instituto estadounidense donde una profesora de ciencias ayuda a un grupo de militares a tratar de neutralizarlo. Vivir para ver.

Predator: La Presa

En Predator: La Presa (Prey, EE. UU., 2022), el revival de la saga, pese a cierta suavidad en el tono, y a no lograr siempre la suspensión de la incredulidad, hay que reconocerle a Trachtenberg que está contribuyendo notablemente a la creación, o consolidación, según se mire, de una mitología atemporal y que lo hace de una manera muy bien hilvanada a nivel narrativo.

Predator: La Presa no deja de constituir el enfrentamiento de una joven india y su perro con ayuda de algún “palito”, con el sofisticado, tecnológico, poderoso e implacable cazador sideral. Tratchenberg y su guionista Patrick Aison nos permitieron viajar al siglo XVIII a territorio de indios americanos y colonos franceses con la mencionada quinta película de la saga. El filme de 2022, definitivamente, posee un atractivo tono aventurero, que recordaba a la magnífica película de aventuras de Marcus Nispel, El Guía del Desfiladero (Pathfinder, EE. UU., 2007), que mezclaba vikingos conquistadores con indios americanos en el Manhattan del siglo X, aprovechando la extrapolación de la historia de una leyenda noruega que había sido adaptada por ese país, en una especie de western medieval, como fue la espléndida El Guía del Desfiladero (Pathfinder, Noruega, 1987), de Nils Gaup.

En fin, los componentes que sustentaban el filme de 2022, devienen definitivamente en estimulantes pese a ciertos inconvenientes fruto de las modas actuales. Y el plano final de Predator: Killer of Killers conecta inequívocamente los dos filmes dirigidos por Dan Trachtenberg.

Predator: Killer of Killers. (c) Disney+
Predator: Killer of Killers. (c) Disney+

PREDATOR: ASESINO DE ASESINOS: Cartoons, mitos y epopeyas históricas en torno al Predator y a la caza

1. ESCUDO, ESPADA Y BALA: DE LA IMAGEN REAL A LA VINETA
2. DAN TRATCHENBERG Y LA SAGA PREDATOR
3. PRÓXIMOS MOVIMIENTOS