Llegamos a la cuarta película, John Wick 4 (John Wick Chapter 4, EEUU, 2023), la obra cumbre de la saga. Desde el punto de vista de la trama, de la evolución de los personajes, del uso de las localizaciones y de las excusas argumentales para pausar ocasionalmente la acción a raudales, considero que es con mucha diferencia, la mejor película de la saga, con independencia de cierta novedad que supuso el primer film.

El capítulo 4 no necesita efecto sorpresa, y supera rápidamente cierto hartazgo que hayan podido ocasionar los capítulos 2 y 3. Como ocurre con algunas de las grandes series de televisión de los últimos años, a medida que avanza cada temporada, el universo se expande, para mejor. El Capítulo 4 es decididamente vigoroso, rugiente, fatalista, exagerado por supuesto, y muy entretenido pese a sus casi tres horas de metraje.

El propio despliegue de la trama necesita tomarse su tiempo. Elegante en su puesta en escena, que se toma su tiempo con ciertas solemnidades antes de dar paso a las complejas coreografías, donde la cámara está al pie de acción todo el rato (o, excepcionalmente, en planos grúas y cenitales), sin demasiado corte, con suaves travellings y ligeros movimientos panorámicos, tremendamente ilustradores, sin demasiada pirotecnia visual, casi limitándose a ilustrar adecuadamente lo que ocurre en el plano. La contrastada fotografía, tremendamente rica y variada en atmósferas y los tipos de luz, proporcionan un enorme juego visual del que se obtiene mucha emoción.

Los diferentes platós de los Estudios Babelsberg se prestaron a todo tipo de decoración. El empleo de las diferentes localizaciones deviene en igualmente deslumbrante: Jordania, Nueva York, Berlín, París, Osaka… El empaque visual de este film es sensacional.

Pero donde John Wick 4 se gana el favor del respetable, es en el toque referencial emprendido por el realizador Chad Stahelski y sus guionistas, Shay Hatten y Michael Finch. Hatten ya es uno de los dos guionistas del Capítulo 3 (junto a Chris Collins). Finch había escrito previamente Predators (EEUU, 2010), de Nimrod Antal y thrillers como La Conspiración de Noviembre (The November Man, EEUU, 2014), de Roger Donaldson, o American Assassin (EEUU, 2017), de Michael Cuesta.

Las reminiscencias históricas y a figuras mitológicas se suceden a lo largo del filme. Por ejemplo, existen referencias a personajes históricos como el forajido australiano decimonónico Ned Kelly, y a sus últimas palabras antes de ser ahorcado (así es la vida). Serán las últimas en emplear igualmente el gerente del Continental de Nueva York.

La cita a Hércules y su lucha con la Hidra de Lerna, en una conversación entre el protagonista y Winston, no es para nada casual. Ese despiadado monstruo acuático y policéfalo, protector de uno de los accesos al inframundo griego, fue derrotado por el semidios en la segunda de sus doce famosas pruebas. La equivalencia en el film de Stahelski viene dada respecto a las tradiciones de la Alta Mesa y la manera de derrotar al Marques con las reglas, y hacerle asumir las consecuencias. Motivar un combate en duelo con todos los requisitos ancestrales. Una derrota que cambiará todo. La historia de la antigüedad, en el caso de Hércules si derrotaba a la Hidra, y el cambio en el destino de la Alta Mesa, libertad para John y Venganza para Winston, si el triunfo de Wick se produce en el duelo final.

El cuarto film de la saga triunfa por encima de todo en las multirreferencias cinéfilas. Además, las citas constituyen un puzle perfectamente integrado a lo largo de la trama. El filme tiene su propósito, su argumento, y parte del camino narrativo se construye sobre la cita a algunos filmes realmente trascendentales o en la historia del cine, o en el género de acción. Películas como Joker (EEUU, 2019), de Todd Phillips, o The Batman (EEUU, 2021), de Matt Reeves, que parecen vivir respectivamente dentro de otros films, el de Phillip es demasiado deudor de Taxi Driver (EEUU, 1976) y El Rey de la Comedia (The King of Comedy, EEUU, 1982) ambas de Martin Scorsese y el de Reeves anida demasiado en el mundo estético y detectivesco de Seven (EEUU, 1995), de David Fincher. El filme que analizamos, a diferencia de los mencionados de Phillips y Reeves, vive en su propio universo y se apoya en la cita a los mismos para construir su propio y personal relato. El resultado final es decididamente apasionante.

Destacamos las principales referencias cinéfilas de este sensacional capítulo cuatro de 169 minutos:

I) Resulta evidente que el momento en el que Bowery King (Laurence Fishburne) sopla un fósforo y lo apaga, con el posterior corte a un siguiente plano en el amanecer en el desierto de Jordania, conduce unidireccionalmente a (Lawrence of Arabia, EEUU, 1962), de David Lean. Por si ello fuese poco, el entorno en que transcurre la inmediata cabalgada de Wick, pistola en mano, ya con el sol encima, él solo persiguiendo a un grupo de beduinos que huyen despavoridos, constituye paraje claramente inmortalizado en 1962 por la cámara de Lean. Que poca duración habría tenido Lawrence de Arabia, si los ingleses hubiesen tenido al moderno ministro de la muerte, en lugar de a T.E. Lawrence. El pistolero de la orden, en solitario, habría terminado con el ejército turco, sin la necesidad de reunificar las diferentes tribus árabes.

Donnie Yen como Caine, Bill Skarsgård como el Marqués, y Marko Zaror como Chidi en John Wick: Capítulo 4. (c) Murray Close
Donnie Yen como Caine, Bill Skarsgård como el Marqués, y Marko Zaror como Chidi en John Wick: Capítulo 4. (c) Murray Close

II) La secuencia casi inicial donde el Marqués Vincent (Bill Skarsgard), a quien la Alta Mesa ha otorgado carta blanca para emprender cierta regeneración en la orden, y dar caza al asesino más escurridizo y letal, acude al Hotel Continental de Nueva York contiene una bonita referencia. La escena, terminando de caer la arena a la parte inferior de un reloj, va a culminar con la destitución de Winston (Ian McShane) como el dueño del hotel, que va a ser clausurado por decreto dictado por los 12 miembros de la mesa. Se va a producir igualmente el asesinato del Conserje. Toda la secuencia transcurre al atardecer, con la característica luz anaranjada. Las similitudes de las localizaciones y el propio instante del día, similar iluminación y emplazamiento de la cámara, remiten a la escena del clásico Blade Runner (EEUU, 1982), de Ridley Scott, que transcurre en Tyrell Corporation, cuando Deckard (Harrison Ford), practica el test a Rachel (Sean Young), después de presentarse y tener una pequeña conversación en torno a un búho artificial.

III) El thriller de Hong Kong The Killer (Dip huet seung hun-The Killer, Hong Kong, 1989), el trepidante filme de John Woo, es igualmente homenajeado en este cuarto capítulo de la saga. Donny Yen, con su porte y su carismático personaje, podía haber sustituido a Chow Yun Fat perfectamente en aquel filme. De hecho, ambos actores, en ambos films, van ataviados de traje oscuro contra camisa blanca y gafas de sol en importantes segmentos de cada una de las dos propuestas. Caine (Yen) mira a su hija con afecto desde la distancia, cuando en una plaza toca el violín, para asegurarse de que la joven se encuentra bien. Todo lo que hace en el filme es siempre pensando en proteger a la joven, ajena a todo el mundo de caos y violencia.

El personaje del asesino que interpreta Fat en el film de Woo, hacía lo propio con una cantante que se había quedado fatalmente ciega, necesitada de un trasplante de córnea, al verse inmiscuida en uno de los tiroteos coreográficos en los que el asesino se ve implicado en su violento modo de vida. También aquél asesino mira a la joven con ternura, y la protege, desde la distancia. La secuencia donde Caine y Wick coinciden en una iglesia en París. La iluminación, nocturna, es lo más natural posible, con velas distribuidas a lo largo del set. Ambos personajes se sientan y conversan al tiempo que varias palomas cruzan el escenario. La secuencia remite nuevamente a una similar entre Chow Yun Fat y Danny Lee en el susodicho film de Woo. Aquella escena era diurna, previa al enfrentamiento final de ambos hombres contra una numerosa banda de gánsteres.

IV) El código de honor y la acción por doquier colocan esta cuarta aventura en la misma onda que el clásico Yakuza (EEUU, 1975), dirigido por Sidney Pollack, con guion de los hermanos Paul y Leonard Schrader, revisado por Robert Towne. Un film sensacional donde Robert Mitchum y Ken Takakura, dos hombres de honor a la antigua usanza, enamorados de la misma mujer, tienen que vérselas con toda una banda de asesinos de élite pertenecientes a la famosa organización mafiosa japonesa, al mismo tiempo que lidian y gestionan acciones conectadas a tradiciones ancestrales.

V) La esencia argumental de la trama de la mencionada El Reto del Samurai, de John Frankenheimer, se ve reflejada en el segmento de Osaka, entre el Hotel Continental, el metro y el Castillo de la ciudad. El personaje de Shimazu protege a Wick, buscado por asesinos de la orden, circunstancia que motiva toda una orquestada coreografía de acción, donde intervendrá activamente Akira, la hija de aquél. y que terminará con el letal enfrentamiento entre Caine y Shimazu ante los atónitos ojos de la joven. En aquella película de Frankenheimer, escrita por John Sayles, teníamos a dos hermanos japoneses enfrentados entre sí por una espada, a la hija de uno de ellos y un occidental, interpretado por Scott Glen, en un baño de coreografías y muerte. Un film tremendamente visceral que, como se ha apuntado, terminaba con una pelea en una planta de oficinas a vida o muerte, provista de una coreografía que ha influido y mucho en el universo de John Wick y en otros filmes de acción relevantes de los últimos años.

VI) Juego con la Muerte (Game of Death, EEUU, 1974) de Robert Clouse, donde el personaje interpretado por Bruce Lee iba escalando diversas plantas en un edificio en forma de torre ancha, provistas de diferentes atmósferas y donde el karateka se va enfrentando a diversos enemigos con diversas armas. En uno de los pisos le espera un luchador ciego, interpretado por el jugador de baloncesto Karen Abdul Jabbar, en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo y a vida o muerte.

En cierto modo como le ocurre a Wick en este episodio, en otra de las indudables referencias para Stahelski y su equipo. La secuencia del combate cuerpo a cuerpo con el asesino ciego Caine que interpreta Donnie Yen, en una especie de museo con vitrinas y todo tipo de artilugios orientales que van desde una armadura samurai hasta unos yacos que el personaje utiliza con destreza, es toda una referencia clara a Juego con la muerte.

La secuencia en el filme de 2023, está magníficamente iluminada, decorada y filmada. Armaduras, cuadros, distintos tipos de luces de neón, espadas y trajes de samuráis ancestrales del Japón feudal, yacos, cuchillos, tambores, vitrinas, marquesinas, con el contraste de diversos colores de luces, del propio vestuario (armaduras negras y trajes grises frente al traje negro del protagonista). La propia irrupción de hombres armados provistos de armaduras que recuerdan a la que vestían las tropas de los inmortales en el film de Zack Snyder 300 (EEUU, 2007), inspirado en el cómic de Frank Miller. Toda la parafernalia de esta secuencia de luchas infatigables, primero contra los hombres de la orden trajeados de gris, contra las tropas de asalto provistas de armaduras y ametralladoras, y finalmente el combate en el mismo escenario entre Wick y Caine, que termina con el intenso instante donde Caine no sabe si aquél ha muerto, y lo pregunta. Éste se encuentra en el suelo, entre cristales, apuntándole, en estricto silencio… con el arma de que dispone completamente descargada. Constituye uno de los grandes momentos de un film que en general brilla a gran altura. Stahelski y su director de fotografía Dan Laustsen, confieren una elaborada elegancia a toda la escena.

Natalia Tena es Katia en John Wick 4. (c) Murray Close
Natalia Tena es Katia en John Wick 4. (c) Murray Close

VII) El momento en el que el protagonista comparece en la Iglesia en Berlín, para ver a la joven Katia (Natalia Tena) y conseguir el necesario apoyo de una de las familias de peso en la Alta Mesa, a los efectos de poder desafiar con propiedad en duelo tradicional al Marqués. Deja a la entrada todo un arsenal de armas como hacía Mel Gibson en Mad Max, Más allá de la Cúpula del Trueno (Mad Max, Beyond Thunderdome, EEUU, 1985), de George Miller, cuando éste llegaba a Negociudad.

VIII) El plano cenital con el que termina el tiroteo final en el burdel de Taxi Driver, el ya mencionado film de Martín Scorsese, con la cámara que recorre en plano cenital los diversos actos de violencia emprendidos por Travis en el burdel, hasta retirarse desde donde está el personaje, tumbado, y retrocediendo hacia la puerta de salida, es homenajeado y magnificado. Durante todo el enfrentamiento en la casa derruida en París a través de la cual Wick y diferentes sicarios se van tiroteando y luchando por las diferentes dependencias abandonadas seguidos en plano cenital, donde apreciamos el impacto de las balas incendiarias, plano que, de vez en cuando, desciende a pie de los actores, para volver a ascender y descender nueva y finalmente cuando se enfrenta al asesino que va con su perro, salvando a éste de otro sicario en lugar de acabar con el rastreador.

IX) La referencia mencionada a Los Inmortales (Highlander, EEUU, 1986) de Russell Mulcahy, con el actor Clancy Brown que en aquel filme interpretaba al salvaje Kurgan que recitaba aquello de “sólo puede quedar uno”. Aquí el carismático actor lo recita como una formalidad, como una de las normas que deben regir el duelo final entre el asesino provisto de sus apoyos y blasón, y el Marqués.

X) Y ¿qué decir de ese duelo al amanecer a la antigua usanza, donde hasta la música abandona el modelo sintetizador y música electrónica para aproximarse a las tonalidades orquestales y de cuerda, más en la onda de Ennio Morricone y el spaghetti western de solemnes duelos filmados en panorámico, por parte de Sergio Leone y otros?

XI) Mención aparte merecen las referencias a Walter Hill y en particular al filme The Warriors, los Amos de la Noche (The Warriors, EEUU, 1979). Resulta evidente que Chad Stahelski es un profundo admirador de Hill. Si recordamos el tercer filme del realizador de Long Beach, éste transcurre a lo largo de toda una noche, cuando un grupo de pandilleros de Coney Island deben regresar desde el Bronx a su hogar, en una alegoría del Anábasis de Jenofonte, luchando con todas las bandas pandilleras de la ciudad, que creen que ellos han sido los culpables de la muerte de Cyrus (Roger Hill), el líder de los Grammercy Riffs, que trataba de implementar una unidad en las bandas de la ciudad y gobernar a placer, al superar en número a las fuerzas policiales.

Durante la implacable caza humana, a lo largo de la ciudad, una DJ de color de una emisora de radio local (Lynne Thigpen) dotada de una potente y carismática voz va narrando la cacería nocturna y colocando la música apropiada para las noticias que van llegando, que va compartiendo a través de las ondas. La localización de los Warriors, la necesidad de las bandas de emplearse más a fondo y no confiarse, la inicial consigna de todos contra ellos, y el posicionamiento con los jóvenes guerreros a medida que avanza la noche, tienen decididamente lugar.

La primera canción que la DJ pincha es Nowhere to run, el inmortal clásico originario de Martha and The Vandellas, con los fugitivos Warriors en mente. La canción dedicada para ellos al final del filme In the City, concebida por Barry De Vorzon y Joe Walsh y cantada por este último para los créditos finales ya era todo un símbolo del merecido descanso para los amos de la noche.

En John Wick 4, el segmento similar tiene lugar en París en lugar de Nueva York. Ya ha tenido lugar la reunión entre el desafiante al duelo (con sus avales familiares y su blasón), el Marqués, el asesino Caine, el Heraldo de la Alta Mesa, y por supuesto Winston, que se ha asegurado que en el trato y la apuesta estará la reconstrucción del Continental de Nueva York, volviendo a ser lugar consagrado y su restitución de título. Una vez pactadas las reglas del duelo (el mismo tendrá lugar al amanecer, delante de la iglesia del Sagrado Corazón de París, con Caine en lugar del Marqués), hay unas horas hasta que salga el son a las 6:03. Como Los Warriors, John Wick debe eludir durante toda la noche la caza dictada el Marques para tratar de impedir que el protagonista llegue al duelo. La acción en movimiento a través de la ciudad de la luz, también tendrá una banda sonora y una emisora de radio. En la Torre Eiffel está el centro de apuesta de contrato abierto para cazar al ministro de la muerte.

También está la WXIA, por cuyas ondas otra DJ mulata va narrando la acción y pinchando grandes éxitos con la acción en mente, incluido, por supuesto, el Nowhere To Run. La manera de colocar la cámara cerca de los labios pegados al micrófono, la canción referenciada y las líneas de diálogo emitidas por la locutora, que apoyan al personaje a abatir cuando éste lo va haciendo bien, constituyen un sentido, y reconocido, homenaje al mítico film de Hill como demuestra la cita inicial. La DJ estará presente en diversos momentos. Al comienzo de la cacería de todos contra Wick, la joven dirá que “un hombre irá hacia nuestro sagrado corazón” tras los deseos de una buena cacería, que ya ha empezado. Luego avisará a los sicarios de que la presa va por el distrito 7. “Ya va siendo hora de que le pintemos de rojo”, dirá la locuaz DJ. Después de la secuencia que tiene lugar entre los vehículos que circulan alrededor del Arco de Triunfo, la mujer replica a los sicarios contratados que van a tener que trabajárselo más. Luego avisa de la presencia del personaje por el distrito 8 de la ciudad, al que sigue el anuncio del incremento del bote a 40 millones por su eliminación. Finalmente, la cantante anuncia que Wick la iglesia del Sagrado Corazón puede ver ya, que está ante los 222 escalones. “Última oportunidad antes de que el sol salga”.

Keanu Reeves, Donnie Yen y Scott Adkins en John Wick 4. (c) Murray Close
Keanu Reeves, Donnie Yen y Scott Adkins en John Wick 4. (c) Murray Close

Existe otro guiño a un personaje inmortalizado por Walter Hill. Wild Bill (EEUU, 1994), es un filme que transcurre entre la realidad y leyenda de un personaje mítico del far west, James Butler Hickok, apodado Wild Bill, el salvaje Bill. El famoso pistolero murió en el salón nº 10 del entonces asentamiento ilegal de Deadwood en territorio de Dakota (el mismo no era ni siquiera un estado de la unión). Jugaba a las cartas cuando Bob McCall le disparó cobardemente por la espalda. Hickok portaba una doble pareja de ases y ochos. Dicha mano recibió el nombre de “La Mano del hombre muerto” (Dead man’s hand).

En John Wick 4, el personaje, para lograr el apoyo de su familia, a los efectos de poder plantear su duelo contra el marqués apropiadamente, le es impuesta una condición. La joven Karla quiere que mate a Killa Harkan (Scott Adkins) el hombre que mató al padre de la joven, y quiere además pruebas de su muerte. El reducto de Harkan es una gran discoteca en Berlín llamada Himmel Hölle. Antes de la acción, Wick juega una mano de cartas con algunos de los asesinos que ya hemos visto: Caine, el rastreador (Shamier Anderson) con su perro… juegan un póker cubierto. El personaje al que Keanu Reeves pone rostro tendrá la mano del hombre muerto.

El mencionado personaje del rastreador, además del perro, y de una agenda donde por escrito anota precios, encargos, etc., también posee una serie de armas de fuego. Una de ellas es un rifle tipo Winchester desmontable, como el que esgrimía el personaje de Tom Cody (Michael Paré) en algunos segmentos del film icónico Calles de Fuego (Streets of Fire, EEUU, 1984), de Walter Hill.

Si recordamos en primer filme de la saga, John Wick, Otro día para Matar entre la tribu de personajes que poblaban el tímido atisbo de la orden de asesinos, estaba un grupo de personas que acudían a los lugares donde habían tenido lugar algunos tiroteos, para llevarse los cuerpos y limpiar las evidencias. El líder de ese grupo era Charlie. El actor que lo interpretaba, David Patrick Kelly, quien, a su vez, había interpretado tres personajes para Walter Hill en los filmes The Warriors, Los Amos de la Noche, Límite 48 Horas (48 Hrs., EEUU, 1982), y El último Hombre (Last Man Standing, EEUU, 1997). En The Warriors, interpretaba a Luther, nada menos que el maníaco personaje que mataba a Cyrus culpando a los Warriors y que causaba, por tanto, la huida y la cacería nocturna que constituye el núcleo dramático del film.

Los artífices de esta cuarta parte han convertido la imagen del filme, y su extensa trama, en definitiva, en un respetuoso crisol referencial hacia multitud de filmes de acción de los 70 y 80 imprescindibles en la evolución del género. Como si el film quisiese erigirse en una especie de cenit, cosa que conseguirá, o no, según el parecer de cada uno. Cada uno de nosotros posee su propia quimera, su propio cénit.

Dice el guionista, productor y realizador Quentin Tarantino en su libro de crítica de cine Cinema Speculation (me niego a utilizar su título en español), cuando termina de resumir (y espoilear) la trama del filme de John G. Avildsen, Joe, ciudadano americano (Joe, EEUU, 1970), debut de Susan Sarandon en el cine, y todo un precedente de la susodicha Taxi Driver, de El Justiciero de la Ciudad (Death Wish, EEUU, 1974), de Michael Winner, o de Hardcore (EEUU; 1979), de Paul Schrader: “Pretty stong stuff? You bet.
But what that synopsis can’t begin to convey is how fucking funny the film is.” (2).

Pues bien, parafraseando al director de Érase una vez en Hollywood (Once upon a time in Hollywood, EEUU, 2019), esta reseña jamás hará justicia a lo profunda y jodidamente disfrutable que es John Wick 4 en una sala de cine.

Especial mención y todo el cariño para esos maquilladores y seres humanos excepcionales que son los británicos Dave y Lou Elsey que asistieron a la quinta edición del Festival de Cine Fantástico de Canarias Ciudad de La Laguna Isla Calavera, en 2021, y que aportan todo su talento al filme en labores de diseño y creación de efectos de maquillaje, como se les reconoce en los créditos finales de este modélico capítulo 4 (3).

  1. John Wick 4: El mensajero de la muerte a golpe de referencialidad.
(2) ¿Es un material muy duro? Puedes apostarlo. Pero esta sinopsis nunca podrá lograr transmitir lo jodidamente disfrutable que es ese film.
Cinema Speculation. Quentin Tarantino. Página 4. Little Q. Watching Movies. Título en España: Meditaciones sobre cine.
(3) Dave Elsey obtuvo el óscar al Maquillaje por su labor en el film El Hombre Lobo (The Wolfman, EEUU, 2010), de Joe Johnston. Ambos han trabajado juntos en films como La Venganza de los Sith (Star Wars, Episode III, The Revenge ot the Sith, EEUU, 2003), de George Lucas. Dave debutó dando vida a la planta carnívora Audrey en La Pequeña Tienda de los Horrores (The Little Shop of Horrors, EEUU, 1986), de Frank Oz, y Lou Elsey en Braveheart (EEUU, 1995), de Mel Gibson, creando los efectos de las galopadas y trote de los caballos. Ambos han dirigido para el cine cortometrajes como Stay Alert (Reino Unido, 2021), protagonizado por Nicholas Rowe.