“In my teenage years, I saw The Warriors. I thought it was the coolest thing ever – all the gangs, like the Baseball Furies. It just sunk back in the back of my head.”
Chad Stahelski (1).

1. El asesino con un propósito: “Rectitud, Compromiso y Tenacidad”

La saga cinematográfica dedicada al asesino de élite John Wick, ciudadano estadounidense que habla ruso debido a su parentesco y orientación profesional, acompaña a este cruzado de la muerte, una suerte de caballero templario moderno, que pivota alrededor de una orden secreta y ancestral llamada la Alta Mesa, a la que un día perteneció. La Orden gestiona una especie de mundo paralelo, repleto de solemnes heraldos, gerentes de lenguaje pulcro y maneras refinadas, majestuosas edificaciones (hoteles, iglesias, bibliotecas, museos, criptas…), tradiciones arcaicas pero arraigadas, y muchos otros sicarios en red, que aceptan competir por contratos abiertos cuyo objeto es la caza del hombre. En diferentes lugares del planeta, John Wick lucha a vida o muerte con otros miembros-sicarios-asesinos de su comunidad, o contra aquellos que quieren hacerse un nombre para entrar en la mencionada orden, o simplemente contra quienes, sin conocerlo, no perciben que lo mejor es dejarlo en paz y no molestarlo.

Esta saga, que aparenta tener para rato, en forma de nuevos filmes, series de televisión que amplían universo, como el mundo de los hoteles Continental, otros personajes etc., aporta, al menos tres componentes reseñables, que constituyen marca de la casa, producciones todas ellas de Summit Entertainment para Lionsgate.

Uno es la presencia y el carisma de Keanu Reeves, un héroe de acción ya desde sus comienzos profesionales. Le llaman Bodhi (Point Break, EEUU, 1991), de Kathryn Bigelow, resultó ser un magnífico filme de acción y surf filmado íntegramente en reconocibles localizaciones angelinas. Algún que otro intento como Johnny Mnemonic (EEUU, 1995), de Robert Longo, bastante más desafortunado siguió, hasta llegar a Matrix (EEUU, 1999), de las hermanas Lana y Lily Wachowski. Un filme que revolucionó el género de acción, fusionando el cine de acción americano, definitivamente, con las maneras acrobáticas del cine de Hong Kong con John Woo, Tsui Hark o Ringo Lam a la cabeza. La saga Matrix gozó de la línea de producción de uno de los reyes indiscutibles del género en los 80 y 90, Joel Silver. A partir de Matrix, la acción estadounidense (que ya lo había hecho en los 80, de una manera más dosificada) se llenó de héroes dotados de habilidades extremas en artes marciales. Cierto es, como decimos, que Steven Seagal, Chuck Norris o Jean-Claude Van Damme habían implementado las artes marciales en las películas de los 80 y 90 con bastante éxito. Sin embargo, esa combinación de acción coreográfica que incorpora armas de fuego a los combates cuerpo a cuerpo y todo aquello que se tenga a mano en generosas dosis de metraje, provienen claramente de la escuela de Hong Kong y de las producciones de los Shaw Brothers y los filmes de Bruce Lee y sucedáneos, hasta llegar a los cineastas hongkoneses mencionados y al actual auge de la industria de cine surcoreana en esas áreas. Hay que destacar que El Reto del Samurai (The Challenge, EEUU, 1982), de John Frankenheimer, constituyó toda una novedad en las coreografías de lucha en el cine americano. En esa pelea final en la corporación, donde las espadas samuráis se combinan con grapadoras y todo un repertorio de material de oficina, puñetazos, patadas, etc., en una encarnizada lucha a vida o muerte entre dos personajes centrales, un combate cuerpo a cuerpo que podría haber encajado perfectamente en cualquier película de la saga John Wick. Todos los héroes de actioner estadounidense de un universo post-Matrix (Jason Statham, Jet-Li, éste claramente importado de Asia, Vin Diesel, etc.) con algunas excepciones ya llevaban implementadas las artes marciales en su expresión corporal.

Laurence Fishburne, Keanu Reeves e Ian McShane, en John Wick 4. (c) Murray Close
Laurence Fishburne, Keanu Reeves e Ian McShane, en John Wick 4. (c) Murray Close

El segundo de los tres elementos que de alguna manera distinguen la saga John Wick es la presencia de grandes actores y actrices secundarios/as, contratados para recitar algunas frases potentes y solemnes, que ponen en marcha cierto interés, cierta preocupación de los artífices por algo parecido a una dinámica narrativa que, digámoslo claramente, nunca ha sido el fuerte ni el foco neurálgico de interés de la saga. Gente como Willem Dafoe, Michael Nyqvist, Ian McShane, Lance Reddick, Laurence Fishburne, John Leguizamo, Halle Berry o Marc Dacascos, se pasean en mayor y menor medida por las imágenes recitando buenas frases. En el cuarto eslabón de la saga cinematográfica, además de los mencionados McShane y Reddick, fallecido el año de estreno de este filme, se incorporan al reparto Hiroyuki Sanada, Donnie Yen y Clancy Brown en memorables composiciones. Sanada es el dueño del Hotel Continental de Osaka, empeñado en proteger a Wick de la orden, por una lealtad entendida a la vieja usanza, en contra de los deseos de su hija Akira (Rina Sawayama), lo que le llevará a un letal enfrentamiento con Caine, asesino ciego (interpretado por Yen, coreógrafo, experto en artes marciales y actor), a quien La Orden tiene atrapado, con el chantaje de aniquilar a su hija violinista. Brown presta su porte y presencia como el heraldo de la Alta Mesa, aquél que vela por que se cumplan las tradiciones de la orden, repitiendo aquella frase que le hizo famoso en los 80, cuando interpretó al Kurgan que recitaba aquello de que “Sólo puede quedar uno”, en referencia a la raza de los seres inmortales que tan sólo podían morir decapitados y que luchaban hasta que solo uno de ellos quedase en pie.

Finalmente, el tercero de los elementos que brillan con luz propia en la saga es la acción, muy física, pero al mismo tiempo muy digital (es imposible implementar la dinámica de las armas de fuego a la distancia que se utilizan, sin dañar irreversiblemente a los actores y actrices). La imparable celeridad de que hace gala el film, en constante in crescendo, donde los disparos de las armas automáticas, las armas de fuego en general constituyen un elemento adicional junto a espadas, yacos, cuchillos, hachas, en las innumerables luchas cuerpo a cuerpo junto a los puñetazos y a las patadas y los golpes defensivos con todo aquello que se tenga a mano.

El primer filme, Otro Día Para Matar (John Wick, EEUU, 2014), fue dirigido ya por Chad Stahelski, en su debut como realizador, con el apoyo desde producción de David Leitch, y director de algunas secuencias, sin acreditar. Leitch es realizador de films como Atómica (Atomic Blonde, EEUU, 2017), Deadpool 2 (EEUU, 2018) o Bullet Train (EEUU, 2022).

Los 97 ajustados minutos de la presentación en sociedad del personaje, abrían el universo por el que transitan los mismos. Un mundo de reminiscencias rusas, poblado de asesinos a sueldo que rápidamente cambian de lealtades, feudos de poder por todo el mundo, pero sujetos a una orden que, en esta primera pieza del engranaje, apenas se esboza. El personaje central nos es presentado cuando lleva un retiro de más de cinco años, en una vida tranquila. Su esposa Helen (Bridget Monahan) muere en un terrible accidente. El antiguo sicario se encariña con un perro que le es regalado por aquélla a título póstumo para que tenga alguien a quien amar. El animalito llegó a su vida como “un hilo de esperanza… una oportunidad de no llorar solo…”. Craso error cuando el joven caprichoso, impulsivo e inmaduro Iosef Tarason (Alfie Allen), el hijo malcriado de un pez gordo de la mafia rusa, y sus sicarios apalean a Wick, le roban el coche, un Mustang Boss 429, de 1969 -un vehículo que como el que exhibe Jack Reacher en su primera aventura fílmica, hubiera encajado perfectamente en un film como Bullit (EEUU, 1968), de Peter Yates– y matan a su perro.

Tales indignas acciones desatan a una criatura (latente los últimos cinco años y medio), nacida para el arte de matar, que rápidamente se pondrá al día. El padre del joven Tarasov, Viggo Tarasov (Nyqvist) comprende perfectamente la metedura de pata de su hijo. Para expresar la capacidad aniquiladora de Wick basta una frase en referencia a una de las últimas órdenes que se le dieron al personaje antes de que se retirase: “los cadáveres que enterró aquel día son las bases de lo que somos ahora”.

John Wick 3

El tercer filme de la saga, John Wick: Parabellum (John Wick, Chapter 3: Parabellum, EEUU, 2017) se abría con una coreografía de lucha en una biblioteca pública, entre el personaje central y otro asesino tan preparado como él, donde todo cuenta para utilizarlo para sobrevivir. Y luego están, por supuesto, los tiroteos donde no hay cuerpo a cuerpo sino distancia todo el tiempo del personaje con grupos de asesinos. La coreografía en la Cripta en Italia en la segunda película de la saga, John Wick: Pacto de Sangre (John Wick Chapter two, EEUU, 2019), terminaba amontonando más cadáveres que otros personajes y actores en su carrera completa. El éxito de la saga ha sucedido, como su acción, in crescendo con cada entrega, y en consecuencia la apuesta de sus creadores es cada vez mayor, no sólo en adrenalina, sino también en medios técnicos, localizaciones, y por supuesto en pericia.

Cierta influencia de la saga puede rastrearse en el filme Nadie (Nobody, EEUU, 2021), de Illya Naishuller, cuyo guionista, Derek Kostad es el autor del libreto de John Wick, Otro día para matar y se nota. Hutch Mansell (Bob Oddenkirk) es uno de esos parias de grandes habilidades para la lucha a muerte, que trata de pasar desapercibidos en una vida familiar, y con quien es mejor no meterse y dejar tranquilo. Otros niñatos vinculados a la mafia rusa cometerán el error del joven Tarasov, error que también hará perder grandes cantidades de dinero en efectivo pasto de las llamas redentoras, y mucho más. Todo por no dejar en paz al héroe, que en esta ocasión se trae a dos miembros de su familia en labores de exterminio.

2. John Wick capítulo 4. Crisol de Cine Reconsagrado.

(1) «En mi adolescencia, vi The Warriors. Todas las bandas, como las furias del béisbol, me parecieron lo más de lo más. Se me encrustó en la cabeza».
https://www.cbr.com/john-wick-4-chad-stahelski-interview/
Director Chad Stahelski Breaks Down John Wick: Chapter 4’s Biggest Influences
Póster de personaje. John Wick 4
Póster de personaje. John Wick 4