Basada en el relato corto de Stephen King y producida por James Wan (Expediente Warren: The Conjuring, Saw), The Monkey es la nueva incursión del guionista y director de Longlegs, Osgood Perkins, de estreno, este 21 de febrero en cines.
Cuando dos hermanos gemelos encuentran un misterioso mono de cuerda, su familia se ve destrozada por una serie de muertes espantosas. Veinticinco años más tarde, el mono comienza un nuevo ciclo de asesinatos que obliga a los hermanos a enfrentarse al juguete maldito. «Como la vida». Eso es lo que promete el objeto que da título a The Monkey. No significa que sea un mono realista; no con sus ojos saltones y sus ropas de colores y tamborileando en su lámpara con baquetas en la mano. (Al fin y al cabo, los chimpancés no se visten así ni tocan instrumentos en la selva).
The Monkey es como la vida porque promete lo imprevisible, un caos seguro, risas que vienen seguidas de dolor y la constatación de que no tenemos ningún control sobre la mayor parte de lo que ocurre en nuestra existencia. Únicamente tenemos la capacidad de elegir cómo reaccionamos cuando algo ocurre. Bueno, también tenemos la opción de hacer girar la llave o no, y nadie debería hacer eso nunca, jamás.
The Monkey es la última propuesta de género del guionista y director Osgood Perkins, conocido por ser el responsable de la impresionantemente exitosa Longlegs de 2024, pero también desde hace años por su singular e implacable estilo en el terror. Con dicho género como lienzo, Perkins construye escenas terroríficas repletas de lugares aterradores y personajes inquietantes que los espectadores experimentan como alucinaciones colectivas. Aunque las películas de Perkins suelen ser especialmente silenciosas, siempre sabe cómo romper el silencio con una cuchilla tan afilada como el mismísimo diablo.
Una obra diferente a cualquier precedente
Este maestro de la narración sutil emerge de las sombras con un martillo de dibujos animados en su última película, y aunque el guionista y director siempre ha tenido
sentido del humor en su trabajo, The Monkey es tanto una comedia de corte absurdo como un trepidante thriller sangriento que narra las desventuras de una familia maldita.
The Monkey está basada en el relato homónimo de Stephen King de 1980. Trata de un hombre llamado Hal Shelburn, aterrorizado por un mono con platillos que trae la desgracia a quien lo posea. Hal encontró por primera vez el objeto en un armario entre las pertenencias de su padre, y tras descubrirlo comenzó a perder a seres queridos en trágicos accidentes. Creyendo que el mono está relacionado con las desgracias, Hal lo tira dentro de un pozo seco, pero de algún modo el objeto reaparece décadas más tarde para atormentarle de nuevo. Con el propósito de romper la maldición, Hal forma equipo con su
hijo para intentar deshacerse del mono de una vez por todas.
La idea de adaptar la obra de King llegó a Perkins de la mano de Atomic Monster, de James Wan, y The Safran Company, encabezada por Peter Safran y responsable de la producción de varias películas de Wan en el universo de Expediente Warren: The Conjuring, así como de películas de gran presupuesto como Aquaman y El Escuadrón Suicida. Ambas partes presentaron a Perkins tanto el relato corto como un borrador del guion, lo cual suscitó su interés aceptando trabajar en el argumento desde cero. Tras
leer el material original una sola vez, no volvió a consultarlo. Se suponía que debía ser simplemente un punto de partida para Perkins, y los productores no estaban interesados en un trabajo de «corta y pega».
En un principio, el equipo tenía la intención de recurrir a un estudio de producción, pero los ejecutivos no entendían lo que Perkins quería hacer. «El estudio empezó a decir: “¿No podríais rehacerlo para que se pareciera más a esta otra cosa?” La cual, por cierto, fue un fracaso», cuenta Perkins. «Yo les dije: “No, desde luego que no. ¿No lo entendéis?” Y los productores y yo estuvimos de acuerdo: paremos y reconsiderémoslo». Hacer otra película independiente no era una perspectiva desalentadora para Perkins, y con el apoyo total de Safran y Atomic se dispusieron a hacerla a su manera.
Tintes autobiográficos en la adaptación de Osgood Perkins
La adaptación que surgió de la nueva perspectiva de Perkins mantuvo las líneas maestras del relato corto de King con detalles añadidos que la personalizaron a gusto del guionista y director. El cambio más significativo fue que Hal pasó a tener un hermano gemelo llamado Bill; Perkins quería una dinámica fraternal en el centro de la película, ya que así fue como él creció. «Al desarrollarlo desde el principio, siempre tienes la tarea de averiguar cuál es la mitología o cuál es el monstruo y por qué funciona o cómo funciona, y es complicado porque se trata de un personaje inerte», dice Perkins. «No es como Chucky, los Gremlins o M3gan. Toca su tambor y la gente a su alrededor muere, así que tuve que
averiguar cómo podía tener sentido para mí. Porque siempre intento que las películas que hago traten de mí». La dinámica de Bill y Hal, su historia juntos y su reconciliación, fue como una inserción autobiográfica para el cineasta.
Tatiana Maslany es Lois
También se presta especial atención a la relación entre los chicos Shelburn y su madre soltera, Lois, interpretada por Tatiana Maslany, quien aceptó el papel porque, después de trabajar con Perkins en la película Keeper, estaba deseando volver a rodar con él. «Trabajé con Oz en una película el año pasado y fue una experiencia increíble», dice Maslany. «Era como una de esas películas pequeñas, de bajo presupuesto, con un equipo muy unido, gente que había trabajado junta durante años, y al entrar en ella tuve esa sensación de: “Oh, esto es lo que puede ser el cine”. Es posible llevarlo a cabo con un
presupuesto tan pequeño, y cuando la gente se involucra tanto como lo ha hecho este equipo es una alegría inmensa. Y Oz dirige confiando en toda la gente que ha contratado para que aporte lo mejor de sí y colabore con los demás. Fue una experiencia tan divertida que cuando surgió esta oportunidad pensé: «Sin duda. Haría cualquier cosa por volver a trabajar con él».
Uno de los elementos temáticos más influyentes de Longlegs fue el manejo por parte de Perkins de la tensión entre el mundo tal y como es y el mundo tal y como nos lo han moldeado nuestros padres. ¿A quién se protege realmente cuando los adultos mienten a sus hijos para crear una realidad mejor que la verdadera? ¿Qué nos ocurre a los adultos cuando tenemos que empezar a desenmarañar todas las historias que nos han contado para descubrir quiénes somos, qué somos y de dónde venimos? Las cuestiones del deber matrilineal también están presentes en The Monkey, y dado que el papel de la
madre ocupa un lugar casi sagrado para Perkins, el personaje de Lois requería de una actriz de gran talento y alguien lo suficientemente dinámico como para responder a la diversidad de tonos de la película.
«Tatiana es una actriz increíble», dice Perkins. «Hace 20 cosas diferentes en 20 tomas distintas, y todas son correctas, honestas, divertidas, interesantes e inesperadas. Y podría pensarse que se va a quedar sin recursos, pero lo cierto es que nunca se le terminan. Así que tener a alguien que interpreta a mi madre (o al menos lo que yo siento por mi madre) me pareció como estar realmente ante una de las mejores actrices que haya podido contemplar». Es a través de Lois que el público accede a una especie de
dispositivo descodificador para descifrar todo el tono de la película.
Vemos que es una madre soltera que cría a dos hijos, con una amargura persistente hacia su marido por haber abandonado el barco hace años. Maslany solo aparece en la película en la línea temporal de 1999, pero en apenas unas frases el espectador se hace totalmente a la idea de su personaje: humor negro, objetividad, amor ferviente por sus hijos y procacidad cuando la ocasión lo requiere. Lois no se limita a hacerlo lo mejor posible. Ha sacado lo mejor de su inesperada vida, y su amor y sabiduría protegen a sus hijos de las cicatrices que la cruel realidad podría dejarles sin necesidad de hacerlos ajenos a cómo
funciona el mundo. Es una especie de encarnación de la risa en un funeral; y como única actriz que ha ganado un Emmy en una serie en la que interpretó a más de 15 personajes, Maslany tiene sin duda el registro necesario para habitar todos los pliegues de The Monkey.
Christian Convery es los jóvenes Hal y Bill
Christian Convery, que interpreta tanto al joven Hal como al joven Bill, quedó tan fascinado por el trabajo de su madre en la pantalla como Perkins. «Es increíble trabajar con Tatiana», dice el actor. «Se mete de lleno en el papel y te hace querer jugar con ella. La forma en que interpreta sus escenas y sus diálogos cambia cada vez, y es realmente cautivadora. Me encantó trabajar con ella. Aprendí de ella».
Otro tema que Perkins retoma en The Monkey es el del padre misterioso o distanciado: un hombre que deja a sus hijos anhelando una pizca de verdad sobre el progenitor al que nunca han conocido realmente y que los trajo a este mundo sin preguntar, únicamente para mantenerlos a distancia por motivos ocultos. En The Monkey, los niños Shelburn son felices con su madre, pero los traumáticos acontecimientos de sus vidas hacen que cuando Hal se convierte él mismo en padre, se transforme en una versión del padre ausente con el que creció preguntándose con nostalgia. Cuando los gemelos encuentran el mono entre algunas de las cosas viejas de su padre, especialmente para el sensible Hal comienza como un cauce de conexión con el padre al que echa de menos. Era piloto y viajaba por todas
partes reuniendo souvenirs para sus hijos. Eso debe significar que al menos se preocupó alguna vez, ¿no? Al incluirse a sí mismo en sus historias, Perkins analiza cómo estas cuestiones sobre la madre y el padre han afectado a su propia vida.
«Es de sobra conocido que he pasado por situaciones bastante chocantes en mi vida, como la pérdida de mis padres», dice Perkins. «Quería utilizar esta propiedad como clave para sanar esas experiencias aplicándoles un toque cómico y esperpéntico. Sentía que la imagen del mono era una especie de indicador icónico de cosas malas por venir, pero también algo accesible, extraño y surrealista por derecho propio. Me pareció que todo eso encajaba».
Entonces, ¿qué es este mono?
No es un juguete. En cambio, lo que encierra el mono es inmenso. Por un lado,
es un impasible verdugo que parece funcionar como un bombo de bingo a la hora de elegir a sus víctimas. Cuando el público ve por primera vez al mono, es también la única vez que vemos al padre Shelburn, interpretado por Adam Scott, y este intenta desesperadamente empeñárselo al dueño de una tienda de baratijas. Scott lleva su uniforme de piloto y está cubierto de sangre. No es suya, le dice al tendero; consiguió este mono para sus hijos, pero se equivocó al comprarlo y ahora necesita deshacerse de él lo antes posible porque parece tener el poder de provocar grandes desgracias. El tendero no se inmuta ni siquiera cuando el mono comienza a tocar el tambor, presagio de la fatalidad que se avecina,
hasta que un percance al más puro estilo Rube Goldberg deja al tendero destripado y al Sr. Shelburn de nuevo a la fuga con el mono en la mano.
Theo James es los hermanos Shelburn adultos
«El propio mono, ¿o es una mona? ¿O no tiene género? Probablemente esto último», dice Theo James, que interpreta a las versiones adultas de Hal y Bill. «Este mono tiene una fuerza malévola detrás, una especie de habilidad para causar muerte y matanzas a su alrededor en cualquier momento. También tiene una forma muy extraña y turbia de conceder deseos, deseos de muerte. El mono es una parábola de la mortalidad, y la muerte nos persigue o se cierne sobre nosotros en todo momento. No podemos escapar de ella. Al final, todos llegamos a ella, pero lo que ocurre con la humanidad (¿quizá sea una bendición o una maldición?) es que pensamos durante la mayor parte de nuestra relativa juventud que la muerte no existe en nuestro horizonte, pero ha estado ahí desde el día en que nacimos. Así que se trata de cómo te enfrentas al espectro de la muerte y lo que eso le hace a una persona». James incluso se pregunta si el mono está ahí literalmente, o si es simplemente una manifestación del trauma de la familia Shelburn, un símbolo del ciclo de dolor o disfunción que les inmoviliza demasiado como para romperlo, sin importar el daño que siga perpetuando en el proceso.
Maslany ofrece otra posibilidad que encaja perfectamente en el tema recurrente de Perkins sobre lo que se transmite de padres a hijos y cómo nuestras historias influyen en nuestro futuro. «El mono es muchas cosas», dice. «¿Qué heredamos de los padres que no conocimos o de los que sí conocimos? ¿Cuál es el legado que nos dejan, las cosas que no podemos evitar ser o la mala suerte que no podemos evitar llevar con nosotros? ¿Qué es lo que la gente nos deja, tanto emocional como físicamente?».
Y Perkins tiene su propia visión de la criatura: «Se convirtió en esta cualidad casi absurda del mono que en realidad no hace nada. La gente muere constantemente. De hecho, todo el mundo muere tarde o temprano, de una forma u otra, y a veces es totalmente normal y natural y a veces es totalmente terrible y una locura».
El guionista y director continúa: «En mi vida personal he tenido una parte de ambas cosas. He tenido algunas muertes bastante extremas y trágicas en mi vida. Me han ocurrido cosas extrañas. Así que partí de esa base y me dije: “¿Y si el mono simplemente estuviera ahí?”. Por supuesto que está provocando que ocurran todas esas cosas, pero me apoyé en el concepto universal de que todo el mundo muere, es solo cuestión de cuándo».
En ese sentido, es como pone en la parte superior de la caja:
MONO DIRECTOR DE ORQUESTA
COMO LA VIDA
(N. del T.: La traducción literal de “organ grinder monkey” sería “mono organillero”, sin embargo “organ grinder” también significa en sentido figurado “el que mueve los hilos”, “el que lleva la batuta”, de ahí el juego de palabras.)
Y como la vida, el mono no acepta peticiones. Giras la llave y te arriesgas a ver qué pasa después.
Si todo esto le parece el colmo del absurdo, un monito con un tambor que causa estragos entre sus dueños, Perkins está de acuerdo con usted. Y los elementos de la historia en su conjunto proporcionaron la vía perfecta para que el director cambiara de marcha en lo que se refiere al humor. Porque una cosa de Perkins es que, aunque en el grueso de su filmografía no enarbole este atributo como bandera, es muy divertido. Es rápido de reflejos y hábil con las frases ingeniosas.
Terror y comedia
El diseñador de producción de The Monkey, Danny Vermette, cuenta que, mientras trabajaban en Longlegs, tanto él como el director de fotografía Andres Arochi hablaron de la posibilidad de que Perkins se centrara por fin en el humor: «Decíamos: Oz tiene que escribir una comedia. Es un tipo tan divertido. No se guarda nada y es muy generoso. Te cuenta lo que piensa y lo que siente en todo momento, y lo hace basándose en el humor».
En la rueda de prensa de Longlegs, el director compartió una anécdota de su hija adolescente que le decía: «Papá, es que no es tan profundo», y es una filosofía a la que parece aferrarse, especialmente con el paso de los años. «Creo que, cada vez más, en las películas que he hecho, lo importante ha sido hacer películas de terror que produzcan miedo, mantengan a la gente en vilo y la asusten», dice el director.
«Creo que a medida que me voy haciendo mayor, y que el mundo va evolucionando, una cierta ligereza y una especie de reflexión sobre cómo son las cosas resulta algo un poco más interesante, más estructurado e inteligente, por lo que la comedia hace que el conjunto me parezca más completo».
Los dos géneros, terror y comedia, son por supuesto compañeros íntimos.
Jordan Peele puso patas arriba el mundo cinéfilo con su oscarizado guion de Déjame salir, que hizo que los espectadores rieran a carcajadas en algunos momentos antes de dar un grito de terror, y la experiencia de Peele en la comedia parece haber sido un campo de entrenamiento ideal para ese juego de tiempos que también define a las películas de terror de éxito. Es un proceso de paciente acumulación y liberación, solo que la liberación
viene de los gritos en lugar de las carcajadas. Los momentos clave son los sustos, y utilizarlos en el sitio adecuado, como un buen chiste, es lo que mantiene al espectador en vilo.
El terror y la comedia también van de la mano en lo que se refiere a la textura de los comentarios que atraen a Perkins, y Maslany dice que ve estos mismos elementos mezclados en los escritos de King. «Hay tanta diversión en [las historias de Stephen King], y hay tantas cosas reales de las que habla de una manera terrorífica e inquietante, pero siempre lo hace con sentido del humor», explica la actriz. «Y creo que lo que Oz sacó de esta historia fue ese sentido del humor, ese humor negro, que él tiene a raudales».
Aunque el terror y los aficionados al género siempre han sido buenos con Perkins como cineasta, la historia de su familia hace que el director tenga cierto camino predeterminado hacia el negocio familiar.
Pero a medida que ha ido adquiriendo más experiencia y creciendo, dice que ahora siente la llamada de algo un poco distinto. «Creo que empecé a hacer películas de terror, no quiero decir por defecto, pero sí por mi padre y porque me parecía algo que debía hacer. Y había películas de terror que me encantaban, así que lo hice unas cuantas veces, y no es que no me guste, pero la verdad es que no suelo decantarme por el terror, especialmente por el nuevo. Prefiero las películas antiguas, como Los ojos sin rostro o Amenaza en la sombra», explica Perkins, que cita obras alocadas como La muerte os sienta tan bien y Maligno (que el director califica como «jodidamente divertida» y está dirigida por su productor Wan) como textos tonales de referencia para The Monkey.
«Pero las películas de terror en general me hacen sentir un poco mal. Siempre he sido consciente de ello en plan “¿voy a hacer que la gente se sienta mal con lo que pretendo hacer? Sé que les gusta, pero ¿me gusta a mí?”. Así que la idea de hacer algo que me haga reír me parece una evolución natural. Ya veré qué me apetece hacer después, pero me parece que podría ser difícil volver a la seriedad».
La elección de un protagonista con una mandíbula marcada y un aspecto muy atractivo para atormentarlo en The Monkey fue lo que llevó a Perkins a elegir a Theo James para el papel de los gemelos Shelburn. James ha ampliado su perfil en los últimos años con series ácidas como The Gentlemen y White Lotus, pero saltó a la fama interpretando papeles muy honestos en proyectos como Downtown Abbey y la franquicia Divergente. Encarnar a dos personajes emocionalmente dispares en The Monkey dio al actor espacio para jugar con ambos estilos.
«Hal es muy íntimo», dice el actor. «Siempre me gustan las interpretaciones en las que el detalle está en lo más minucioso. Lo lees en los ojos, y Hal se ha visto afectado por el trauma y la muerte a su alrededor. Pero Bill es todo lo contrario. Lleva una especie de ropa de género fluido. Le importa una mierda cómo le ve la sociedad. Se proyecta con un aura de confianza y locura».
Theo James no es exactamente la elección que cabría esperar para interpretar al nervioso Hal o al desquiciado Bill, pero el hecho de que esa elección fuera contraintuitiva es lo que atrajo a Perkins. «Pensé que era el más adecuado, porque quería a alguien que no fuera conocido por ser cómico pero que me pareciera divertido», explica el guionista y director, que conoció a James durante el momento álgido del COVID, cuando Perkins fue contratado para producir y dirigir una serie en la que James participaba, pero que
nunca llegó a ponerse en marcha. «Pensé que sería divertido desgastar su personaje de protagonista con el tartamudeo de Hal. Luego, haciendo de Bill, es capaz de encarnar más al tipo duro chiflado. Es casi como Tyler Durden. Los personajes son tan diferentes de lo que Theo hace normalmente. Creo que es emocionante».
James también tenía muchas ganas de trabajar con Perkins después de que su primer proyecto quedara en el cajón. En aquel momento, el actor vio toda la filmografía de Perkins para empaparse de su trabajo, y le encantó lo que encontró. «Pensé que, sobre todo desde su primera película, tenía un corazón de tinta negra con un toque de humor que me encantó», recuerda James. «Lo que está en juego en sus películas es realmente complejo y oscuro, pero tiene un matiz de vieja gloria cinematográfica, de los viejos tiempos del cine, que me encantó».
Cine de terror de autor
Los colaboradores de Perkins pueden afirmar que es un verdadero estudioso del cine, y su amor por los clásicos es más patente en The Monkey que en sus anteriores trabajos. Películas como Soy la bonita criatura que vive en esta casa y La enviada del mal tienen un aire muy de su época en el cine de terror de autor. Tienen una cualidad atemporal que atrae a los fans del terror de todo tipo, pero encajan a la perfección entre las prestigiosas propuestas de género que llegaron tras la estela de fenómenos como
La bruja y Buenas noches, mamá.
The Monkey, en cambio, es una adaptación con una sensibilidad descaradamente pop. Mientras que el trabajo anterior de Perkins podría describirse como melancólico,
The Monkey es grandilocuente. El director dio un giro hacia más sobresaltos con Longlegs, y ha llegado hasta la explosión de cuerpos en su última película.
«Siempre la define como Gremlins con una pizca de Hereditary, y creo que es bastante acertado», dice James. «Es un pequeño cambio para Oz, porque es muy cómica. Es una película muy divertida. Desde el principio, cuando me mostró lo que estaba haciendo, pensé que era sincera, cálida y aterradora, pero también muy divertida». Otra palabra que utiliza el actor es «Spielberguiana» en cuanto a «su dinámica familiar, su alcance cinematográfico», que es una referencia muy intencionada para Perkins en The
Monkey.
Al hablar de un recuerdo fundamental que relaciona con sus intenciones en esta película, el director comenta que fue a ver Gremlins con su familia al Teatro Chino de Hollywood Boulevard. Fue en el cine pequeño, no en la sala principal, y cuando el joven Perkins salió, pensó que era lo mejor que había visto en su vida. A su madre le pareció simplemente correcta, lo que provocó la indignación del pequeño Perkins. Para él era la cumbre del cine, y es un tipo de película que quiere rememorar con su nuevo trabajo.
Referencias y homenajes
«[The Monkey] es una comedia absurda y una película nostálgica de viaje de redención padre-hijo por carretera, así que se supone que tiene que parecerse más a algo que habría hecho Robert Zemeckis o Joe Dante o como una extraña película perversa de Chris Columbus o John Landis o algo así», explica Perkins. «Así que se aleja de esa especie de terror a lo Grizzly, y aunque hay elementos que son ciertamente de Grizzly, es desde luego más absurda y divertida».
En honor a Zemeckis, The Monkey tiene un reloj en uno de sus decorados más extravagantes que marca la misma hora que la icónica torre de Regreso al futuro. En una escena, una mujer llega a un motel en un Ferrari rojo, lo cual nos remite a la icónica escena de Christy Brinkley pasando por delante de los Griswolds en Las vacaciones de una chiflada familia americana. En ese mismo motel podemos ver a una familia descargando un vehículo familiar, otro guiño a ese clásico de la comedia.
Por supuesto, Perkins no quería saturar la película con huevos de Pascua y caer en la red del «tipo Stranger Things, donde obviamente está muy bien hecho, pero se convierte como en una especie de juego de bingo en el que encuentras todas las referencias y
todas las cosas. No queríamos distraer de esa manera».
Incluso a la hora de elegir a James, Perkins quería apelar a un protagonista de Hollywood más antiguo, un héroe de los tiempos de Landis. «La versión actual de eso es que contratas a alguien que en realidad es un poco tontorrón», dice Perkins. «Ese tipo de protagonista tontorrón también está muy bien, pero me parecía más clásico tener a un protagonista de mandíbula fuerte en esta película para reforzar el atrevido efecto hollywoodiense que buscábamos».
Comercialmente accesible
Mientras que las películas de Perkins operan a menudo en el espacio negativo entre lo que dicen los personajes, The Monkey oculta sus intenciones bajo la manga de su pequeño chimpancé. El joven y sensible Hal es el chico empollón con gafas; Bill, el matón, tiene ese peinado con raya al medio de los años 90 y lleva una camiseta negra abotonada con
llamas que podrías encontrar en una tienda Hot Topic. Perkins y su equipo querían telegrafiar los temas y sentimientos de la película utilizando algunos recursos fácilmente identificables nacidos de esos clásicos del cine adolescente de los 80 y 90, y el director de fotografía Nico Aguilar resume la directiva estética de la película en un solo concepto: accesible.
«The Monkey siempre tuvo la intención de ser comercialmente accesible en lugar de ser una película de culto o independiente o una película de arte y ensayo», dice Aguilar. «Es una novela de Stephen King. Queríamos que la película fuera accesible. Queríamos que le gustara a la gente, pero también queríamos que fuera de buen gusto, interesante y nueva».
¿Qué significa accesible en el lenguaje visual de una película? Aguilar lo explica: «Se trata de que el lenguaje de la cámara, a través del color, el movimiento y la composición sea lo más emotivo posible y se acerque lo más posible a la emoción de la escena. Porque así el público lo capta».
«Las películas de arte y ensayo suelen utilizar la composición y el color de una forma compleja, y a veces tienes que pensar por qué eligen algo de una forma determinada, y cuando te das cuenta, ¡es brillante! Pero en The Monkey, lo primero y más importante es que el público entienda lo que intentas transmitir cuanto antes, y eso para mí es ser
accesible».
Aguilar no quería que el mundo de The Monkey pareciera ordinario. Quería que pareciera «el mundo del mono», es decir, uno en el que un mono con una llave de cuerda en la espalda puede matar a la gente, lo cual quiere decir que hay que darle un estilo que lo lleve más allá de un contexto rutinario. Se seleccionaron objetivos de cámara vintage importados de los años 70 y, en la preproducción, se construyeron decorados de tamaño reducido para iluminar a los actores y a los dobles, de modo que Aguilar pudiera crear una paleta de colores para la película con el colorista Bryan Smaller, basándose en lo que sería realmente el diseño de producción. Aguilar incluso dividió la película en un arco visual en el que estableció cómo cambiarían los tipos de objetivos de cámara y los colores en función de la evolución emocional de los personajes principales.
Para entender cómo su cámara debía transmitir las emociones sinceras de los personajes, Aguilar tuvo que conocerlos a fondo, y lo mismo puede decirse de Danny Vermette. The Monkey es la tercera película del diseñador de producción con Perkins, después de Keeper y Longlegs, y cada una de ellas le ha brindado oportunidades creativas únicas. En Longlegs, había una sensación uniforme de premonición que emanaba de todos los paisajes e interiores. Los colores eran oscuros, al igual que el ambiente. El cielo era siempre gris. Las casas parecían prisiones donde solo ocurrían cosas malas. Pero la misión para The Monkey era diferente. Las órdenes de Vermette esta vez eran el color, el neón en cualquier lugar que pudiera funcionar en pantalla, y cada casa tenía que ser un personaje en sí misma. Si Longlegs transcurría en un entorno en el que todo era uniformemente poco acogedor, The Monkey es como estar en un parque de atracciones en el que cada atracción te lleva a un nuevo y extraño mundo con personajes estrafalarios.
«Principalmente, esta película trataba de divertirse y desde el principio la enfocamos como si todo debiera ser exagerado y divertido», dice Danny Vermette. El hogar estable en el que viven los gemelos Shelburn con su madre es acogedor y más normal, con juguetes de G.I. Joe y Transformers esparcidos por todas partes, cosas con las que los espectadores que fueron niños en la misma época puedan conectar. Pero cuando los hermanos se van a vivir con su tía Ida (Sarah Levy) y su tío Chip (interpretado por Perkins), las cosas se vuelven claramente más extrañas.
«[La idea original de Perkins] para la casa de Chip e Ida era “engalanada con taxidermia”». Los cálidos interiores de madera dan paso a oscuros pasillos y frías luces de neón. Cuando acompañamos al Hal adulto a visitar a su hijo Petey (Colin O’Brien), que vive con su madre y su padrastro, es como entrar en la caverna más patética del mundo. Elijah Wood hace una breve aparición como Ted, el padrastro influyente, rico e imbécil, y Vermette se lo pasa en grande asegurándose de que el público conozca exactamente quién es Ted desde el primer momento.
«¡Hablemos de Ted!», dice Vermette. «¡Este tío es obviamente un capullo! Recuerdo acudir a Oz y preguntarle: “¿Te molestaría que le pusiera un Rolls Royce en la entrada con un par de motos acuáticas de los 90 enganchadas?”. Me dijo, “¡Por supuesto que no!” Y luego Elijah está sentado en un enorme sillón de masaje, y le añadí una botella de agua gigante porque él es así». Y esos son solo los grandes detalles llamativos. Es el trabajo detallado lo que realmente entusiasma a Vermette, que cuenta con alegría la sesión fotográfica de la portada del libro que su equipo hizo con Wood. Ted escribe libros de
consejos, y se crearon nueve ediciones únicas para colocarlas en sus estanterías, completadas con láminas de cartón promocionales que se colocaron en su estudio.
Incluso los personajes más pequeños necesitan espacios totalmente creados para sí mismos. Tomemos, por ejemplo, el personaje de Thrasher (Rohan Campbell), que actúa como lacayo inconsciente del villano Bill. El público solo ve a Thrasher en su casa en dos escenas rápidas, pero la residencia está repleta de pequeños detalles. Vermette y su equipo decidieron que la madre de Thrasher fuera una amante de los pájaros, así que, además de contar con un loro vivo, el departamento artístico creó un loro de casi un
metro de alto, hecho de conchas marinas, al que llamaron «Shelly».
La guarida del archivillano
Pero la pièce de résistance en términos de decorados para The Monkey fue la guarida de Bill, que es donde la película alcanza sus cotas más pop art.
«Al intentar seguir esta especie de clásico absurdo de Hollywood, surgió la idea de que alguien tenía que ser una especie de archivillano, y el hecho de que Bill fuera esa clase de villano en su propia mente se convirtió en una especie de principio rector para este
personaje», dice Perkins. «Utiliza una terminología muy parecida a la de Lex Luthor. Es una especie de estrella de su propio cómic, si es que puede serlo, con ese extraño y exagerado ego de villano».
Destruido por el dolor de perder a su madre y seguro de que Hal fue el responsable al girar la llave del mono, Bill ha dedicado su vida adulta a volver a encontrar al mono para vengarse de su distanciado gemelo.
«Se trataba de encontrar la versión triste del tipo que en realidad no tiene poder, el típico matón tonto que impone su poder, aunque no lo tenga», explica el director. «Utilizar el traje del funeral de su infancia y transformarlo en su traje de supervillano tenía un sentido psicótico para el personaje. Se convirtió en una representación de cómo su infancia nunca le dejó en paz».
Vermette quería evitar, en la medida de lo posible, construir la guarida en un estudio, y la localización debía elegirse en torno a un gag en el que la gente cae por el techo. El equipo no dejaba de encontrarse con problemas, pero afortunadamente había un edificio antiguo en la zona que solía ser una estación eléctrica de una línea de ferrocarril. Ahora es como un estudio de arte, pero la naturaleza industrial de antaño lo convertía en un lugar ideal para un escondite Luthoriano.
«Cuando encontramos el lugar, Oz y yo empezamos a hablar de convertirlo en algo del estilo James Bond. Y de James Bond pasamos al Mago de Oz», dice Vermette. «Hay verde esmeralda y dorado, y nos volvimos bastante locos con ello». Dentro de la guarida de Bill, el mono tiene su propia sala del trono donde se sienta encima de una torre de televisores. El boceto original de la estructura, realizado por el diseñador de producción, medía casi 2,5
metros de altura, pero al final se elevó hasta casi 8 metros. «Fuimos aumentando la altura porque teníamos espacio para hacerlo», dice.
El hecho de que Vermette siguiera construyendo y construyendo hasta triplicar la altura de su idea original (con Perkins dando luz verde a los vuelos creativos de su director de fotografía) parece una metáfora adecuada de The Monkey en sí misma; una película que se alejó de las garantías de trabajar con un estudio para mantener la visión intacta y que aspiraba a invocar influencias tan refinadas como El asesinato de un corredor de apuestas chino y tan culturalmente masivas como Regreso al futuro.
Simplemente, seguir construyendo. Y es una hazaña conjunta que se antoja alcanzable para los artistas cuando reciben el respaldo de un director de la forma en que Perkins lo hace con su gente, confiando en que hagan su trabajo. «Encontramos cosas que nos gustan sobre la marcha, y he tenido la suerte de contar con gente con la que trabajo que tiene un gran gusto, grandes referencias y a la que le entusiasma lo que hace y quiere dar lo mejor de sí misma», dice el director sobre su receta secreta, que en realidad es más bien sentido común y buenos profesionales. «Te mentiría si te dijera que hay un gran
esquema detrás. Simplemente intentamos hacer lo que más nos gusta cada día».
Tatiana Maslany quiso formar parte de The Monkey porque vio el potencial que puede tener un plató bajo la dirección de Perkins. «¿Trabajar de nuevo con este equipo viendo la capacidad de todos estos artistas para hacer [Keeper] con menos de un millón de dólares canadienses? Y ahora, con este presupuesto mayor, ver cómo eso no afecta a la integridad ni a la creatividad, es impresionante. Es muy poco frecuente».
Christian Convery está de acuerdo con su coprotagonista. «Lo que me gusta de Oz es que sabe exactamente cómo quiere hacer las tomas, cómo quiere que se desarrollen, pero también es un gran colaborador», dice el actor. «Acepta ideas de los demás. Siempre acepta aportaciones o cambia algo a gusto de otro».
Próxima película de Osgood Perkins
Danny Vermette trabaja ya en su tercera película con el director, y el diseñador de producción afirma que Perkins saca lo mejor de la gente simplemente dejándoles trabajar. «Oz es un tipo listo y sabe lo que se le da bien, y creo que se rodea de colaboradores que cree que quizá son mejores que él en ciertas cosas», dice Vermette. «Ahí radica su fuerza. Te da flexibilidad, y es genial».
Nico Aguilar abunda en ese sentimiento al describir a Perkins como un «alma gemela» para él, y añade: «Gracias a Oz y a su confianza en mí (confió plenamente en mí de inmediato, lo cual fue increíble), pude dar rienda suelta al diseño visual de la película y aporté ideas muy locas».
El director de fotografía añade que trabajar con Perkins le recordó su experiencia rodando escenas adicionales con Martin Scorsese para Los asesinos de la luna. Aguilar afirma que los dos directores tienen un enfoque similar a la hora de comunicar las necesidades de una escena a través de la perspectiva de lo que necesita el público, en lugar de enfrascarse en los detalles técnicos de la composición de una toma. Cada cineasta tiene su propia manera, por supuesto, pero según la experiencia de Aguilar, él ve a Perkins como un director que sabe cómo mostrar una idea y no sólo contarla; y que te asocien y mencionen junto a Scorsese es estar en muy buena compañía.
En lugar de ser un microcontrolador, Perkins considera que su papel es más el de vigilante de una película que el de su amo y señor. El aspecto de sus obras denota una meticulosa atención al detalle en la música, la escenografía, los detalles del vestuario; puede ser tan económico con los diálogos que parezca que cada palabra que pronuncien sus personajes deba ser tenida en cuenta por su importancia.
Y aunque es cierto que Perkins se preocupa por todos los detalles de sus películas, sus colaboradores afirman que su confianza en sí mismo anula la necesidad de mantener un control férreo sobre las decisiones creativas de una filmación, y que el buen gusto es una cualidad que se tiene o no se tiene. Los equipos de Perkins saben que toma buenas decisiones porque tiene un buen sentido de las cosas, y evita categóricamente hablar del proceso o de la metáfora de forma reservada o con un aire de grave importancia.
«Una película de terror adorable»
«Creo que uno siempre corre el riesgo de ponerse serio o ensimismado o pretencioso, o en cierto modo demasiado cautivador, o demasiado encantado de conocerse, y la forma de neutralizar eso es pasarlo bien en la pantalla», explica el director. «Creo que el mundo se está volviendo bastante oscuro y serio, y un poco de alivio en forma de película de terror es una buena medicina. Hemos intentado hacer una película de terror adorable. Todo es irónico, distópico o negativo, y esto me pareció más adorable».
Adorable. “Spielberguiana”. Un homenaje al primer momento cumbre de Robert Zemeckis. Un retorno a la magia de ver Gremlins de niño. No son los calificativos más esperados para una filmografía como la de Perkins, pero además de la diversión sin límites de The Monkey, todo ello en conjunto es lo que la hace tan emocionante como siguiente paso en la carrera de un artista consagrado. Es un auténtico regalo sorpresa en un panorama cinematográfico que, a veces, puede dar la sensación de estar sirviendo
demasiado de lo mismo. Es una película que comprende la oscuridad contra la que luchamos, al tiempo que no renunciamos a mantener un corazón tierno. Lo cual se parece mucho… a la vida misma.
En lo que respecta al terror, del que The Monkey tiene mucho, Perkins no lo deja de lado, aunque rodar ese tipo de películas que te hacen sentir mal no sea algo que le interese en este momento. El terror, dice, es probablemente lo que quedará guardado en la cápsula del tiempo de la humanidad para que «dentro de mil millones de años» los extraterrestres puedan encontrarla y vean «lo que los humanos no pudieron afrontar». Es el género que acepta que nuestro mundo está lleno de cosas que no queremos ni podemos entender. Está lleno de crueldades inimaginables infligidas sin razón, y a menudo se define por el poder de la voluntad de sobrevivir frente a esa crueldad. Contiene terror, pero también puede
contener magia. También es libre de ser deliberadamente ridícula e hiperbólica. El realismo no es la moneda de cambio. Lo es la imaginación, y con The Monkey, Perkins imagina de una forma más divertida que nunca.
«Creo que cuantas más películas hago y en más cosas trabajo, más tangiblemente consciente soy del artificio de las cosas. Nada de esto es para tanto», dice Perkins. «Hacer películas no es tan importante, comparado con lo que la mayoría de la gente se encuentra en su día a día. Dios no lo quiera. Quiero decir que la capacidad de montar una película está al borde de lo ridículo en el contexto del mundo, así que creo que cuando uno llega a cierto punto con ello debe sonreír más que no hacerlo, y me parece que esta película lo consigue».
* Extracto de las Notas Oficiales de Producción de The Monkey.
