Ridley Scott, gran realizador, de eso no cabe duda a estas alturas, pretendió regresar a la saga Alien, la serie de filmes sobre la criatura más letal del universo, y al género de ciencia ficción, después de anunciarse, curiosamente, que quien se haría cargo del regreso sería su hijo Jake Scott (sic), también realizador, noticia ésta que no duró más allá de “dos telediarios”, valga la expresión. Enseguida se actualizó la información, con Scott padre al mando ya del proyecto.

Se anunciaba una trama que rompía con todo lo visto hasta entonces, profundizando en los orígenes de la criatura, sorprendiendo, no necesariamente para bien, a los fans de la saga, ya decepcionados por un filme irregular como fue Alien: Resurrección (Alien Resurrection, EEUU, 1997), de Jean-Pierre Jeunet.

Ridley Scott en el rodaje de Prometheus.
Ridley Scott en el rodaje de Prometheus.

Prometheus (2012)

Scott regresa a la franquicia partiendo de una idea propia, que planteó al estudio, recibió el visto y él mismo desarrolló con sus guionistas ¿quién era aquel piloto, esa criatura fosilizada de considerables proporciones, sentada, apoyada en una especie de enorme arma que apunta la cielo y con el pecho reventado hacia afuera, que se encuentra de la nave alienígena donde Kane (John Hurt) y otros tripulantes del Nostromo entran, en un lejano planeta del sistema solar, cuando MADRE, el ordenador que controla la nave Nostromo, recibe una señal llegada de ese planeta?

Esa inmensa figura, todo un prodigio de diseño, resulta ser integrante de una raza superior llamada “Los Ingenieros”, seres dotados de tecnología superior a la del ser humano. Hace miles de años decidieron utilizar nuestro planeta como laboratorio para crear al ser humano. De paso, dejaron pinturas rupestres en diferentes lugares del planeta como muestras de sus evidencias.

La conexión entre dichas obras artísticas y la labor de esta raza superior, es detectada por los científicos Elisabeth Shaw (Noomi Rapace) y Charlie Halloway (Logan Marshall-Green). El magnate Peter Weyland (Guy Pearce), decide financiar el viaje del Prometheus al conocido planeta del primer filme a la búsqueda de respuestas científicas. Dicho planeta fue utilizado por Los Ingenieros para crear a los parásitos alienígenas.

Prometheus fue muy bien recibida en la taquilla mundial, probablemente no por ser un filme de la saga Alien, sino por muy complaciente con los creyentes en esas teorías de que los humanos fuimos creado por extraterrestres, que se encuentran incluso entre nosotros, que se lleva escuchando al menos desde los tiempos de J.J. Benítez y su saga literaria de El Caballo de Troya. En definitiva, entre los seguidores de una de las tesis conspirativas más famosas, el filme tiene todo un predicamento y legiones de seguidores. El filme se zambulle en busca de respuestas sobre los orígenes y el destino de la humanidad. Scott y sus guionistas sostienen que Los Ingenieros crearon genéticamente a los Aliens, y se escaparon rápidamente a su control. Cuando los protagonistas del filme logran revivir a uno de Los Ingenieros, descubren que tienen un odio visceral a los humanos y que pretenden lanzar la nave plagada de criaturas xenomorfas a la tierra para exterminar a la raza humana, que ellos mismos habían creado (sic).

La doctora Elisabeth Shaw (Noomi Rapace) gritará aquello de “¡O destruimos la nave o no habrá casa a la que volver!”. Nunca se llega a explicar el porqué de ese odio visceral, conteniendo el filme de 2012 dos criaturas monstruosas. El Ingeniero revivido, único superviviente de su raza en ese planeta, que desea aniquilar a los pocos humanos que van quedando de la nave Prometheus, incluida la doctora Shaw, que es salvada in extremis precisamente por los Aliens, que constituyen realmente “la otra criatura” monstruosa del filme.

Ese final abierto donde la doctora, como única superviviente del Prometheus, capaz de utilizar una de las naves de Los Ingenieros, gracias a David (Michael Fassbender), la inteligencia artificial de la expedición, pudiendo regresar a La Tierra, decide viajar con David al planeta de los Ingenieros y averiguar el porqué de ese odio visceral.

Efectivamente, ella sola con el androide decide ir a “la boca del lobo”, a un planeta donde todo habitante del mismo quiere aniquilarla, solo para buscar respuestas que es probable que no obtenga. Aparte de poner de relieve toda una ausencia de sentido común, esa decisión final evidencia la carencia total de una explicación de una esencial porción de su trama.

Hasta Prometheus, el filme, la saga Alien había trabajado la idea de que la raza alienígena es claramente una raza biológica, que se ha ido desarrollando con los años como una especie parásita y letal, reproductora y sagaz en cuanto a perpetuar la especie, como marcan las reglas de la naturaleza. Admirando estas circunstancias, la corporación Weyland Yutani desea como punto de partida para su “división de armas biológicas”, poder utilizar parte de esas cualidades.

El filme de 2012, no cabe duda de que es correcto en cuanto a que Scott obtiene un partido sensacional del paisaje, en este caso Islandia sirve de localización para el planeta donde transcurre la acción. El filme contiene, por otra parte, algunas secuencias como la de la tormenta eléctrica que obliga a la tripulación a regresar al Prometheus en extremis, o la intervención quirúrgica de Shaw, para extraerse a una criatura de su vientre, con la ayuda de una máquina quirúrgica de última generación (que no contiene la cesárea entre sus parámetros de actuación). Imágenes impactantes que, probablemente, pasen a la antología de la saga. Poco balance en general para los fans, sin embargo, el de un filme que, francamente, poco aporta a la serie, más allá de despistar por la falta de coherencia con el resto de los filmes. No siempre en definitiva tratar de hacer algo diferente es necesariamente mejor.

Prometheus, de Ridley Scott.
Prometheus, de Ridley Scott.

Alien: Covenant (2017)

Pero la cosa no termina ahí. El “delirio” de Scott llega a grados superlativos en el siguiente filme de la saga, Alien: Covenant. En 2017 se nos pide que nos olvidemos del viaje final de la doctora Shaw, y nos vamos por otros derroteros argumentales diferentes a Prometheus. Sin embargo, los derroteros territoriales no cambian, pues el filme transcurre igualmente en el planeta de los Aliens.

Permeable a las críticas que sufrió el filme de 2012, Scott decidió “culpabilizar” por todas las deficiencias de este filme, y de la lluvia de críticas recibidas a su coguionista Damon Lindelof. Una importante comunidad cinéfila mordió ese anzuelo, y escribió y habló sobre que la culpa de todo el fracaso del guion la tenía Lindelof.

El cambio de tendencia narrativa entre ambos filmes es notable. El primer texto lo firman, en primer lugar, Jon Spaiths, bastante novel en aquel entonces, y fue avanzado el proceso de escritura, se llamó al mencionado guionista de reconocida solvencia en televisión gracias a series como Perdidos (Lost, ABC, 2004-2010) y The Leftovers (ídem, HBO, 2014-2017), como es Damon Lindelof.

Para el segundo de los libretos, se sustituyeron ambos guionistas, por John Logan, escritor de filmes como Gladiator (ídem, 2000), de Ridley Scott, La Invención de Hugo (Hugo, EEUU, 2011), de Martin Scorsese, o Skyfall (ídem, Reino unido-EEUU, 2012), de Sam Mendes, y Dante Harper, todo ello según una historia de Jack Paglen y Michael Green (quienes habrán tenido su influencia en el giro de la narración de un filme al otro, especialmente el segundo).

En Alien: Covenant se reinicia la fórmula, pero continuando con ese origen genético de la criatura, y su manera de introducción en el cuerpo humano de los pobres colonos del Covenant, no de la manera biológicamente parasitaria que todos conocemos, sino por esporas microscópicas que se introducen en el ser humano por cavidades auditivas o respiratorias y cuando llega el momento de expulsar al parásito ¿por qué vamos a hacerlo por el pecho como siempre ha ocurrido? La espalda del ser humano es el lugar elegido por Scott y sus guionistas para expulsar a la monstruosa criatura para sembrar el terror.

Pero la criatura más aterradora no es el Alien, al fin y al cabo es una criatura impulsiva e irracional. David, (que se había ido con la doctora Shaw al referido mundo de los Ingenieros en Prometheus, insistimos) resulta ser la criatura más aterradora de la función. En Alien: Covenant nos encontramos al sintético viviendo como un ermitaño en el planeta de siempre. Los colonos dan con él huyendo de los Aliens que han utilizado a dos de ellos como huéspedes. La nave Covenant (los últimos filmes de la saga tienen el nombre de naves o estaciones espaciales después del nombre de la franquicia), cargada de colonos buscadores de mundos idílicos y habitables, aterriza en el planeta en la búsqueda de un mundo mejor.

Ahora los Aliens ya no son creados por Los Ingenieros, como se nos dijo en Prometheus, sino por David que, se nos explica está obsesionado con la creación y parece que se aburre mucho en el planeta en el que se encuentra como él mismo dice como una especie de Robinson Crusoe. ¿A qué dedica el tiempo? A criar criaturas Aliens. Él fue quien exterminó a los Ingenieros que habían venido al planeta, infestándolos de las criaturas creadas genéticamente (sic).

El filme de 2017 termina decantándose por un enfrentamiento “de toda la vida” entre una joven claramente inspirada, nuevamente, en Ripley, Daniels (Katherine Waterston) y el Alien de turno. Este enfrentamiento ocurre tanto abandonando el planeta, todavía en la atmósfera de éste, y, por supuesto, ya en el espacio cuando los supervivientes se creen a salvo. Pero eso no es todo. Casi como Freddie Krueger o cualquier psicópata de turno, David se revela en el último momento a la pobre Daniels. En los últimos instantes de estancia en el planeta, hay una pelea entre Walter, el sintético del Covenant, y David (ambos interpretados por Michael Fassbender). Parece que ha sido el primero quien ha ganado, pero, justo cuando Daniels está en su cámara de crio sueño, después de derrotar a dos Aliens, se percata de que es el siniestro David y no Walter quien está a cargo de la nave mientras la tripulación se va durmiendo. Nada parece poder evitar que cuando todos despierten del crio sueño, los colonos estén infestados de criaturas Aliens, sembrando el caos del nuevo mundo que van a colonizar.

No por el hecho de pretender ser nuevo, se es eficaz, y no todo lo nuevo tiene porqué gustar, y por supuesto, pese a que el tratamiento sea novedoso, ello no exime de la sana crítica. En definitiva, el planteamiento de Scott que no terminó nunca de encajar con el filme original, ni terminó por desarrollar sus aparentemente novedosas pretensiones. Todo ello sin perjuicio de que, en resumidas cuentas, sus dos filmes narrativamente, no dejan de ser variantes narrativas del primer filme de la saga, donde un grupo de humanos llegan al mismo lugar de siempre en una nave espacial, encontrándose enseguida superados por la dichosa criatura.

Seis años después de ‘Alien: Covenant’, se rueda una nueva entrega de la saga de ciencia ficción.
Alien: Covenant, de Ridley Scott.

Por mucho que formalmente traten de diseñarse de otro modo, los dos filmes de Scott proponen algunas referencias a las ideas de siempre, y generosas dosis de escasa coherencia con la saga original. Siendo ambos films dos productos realizados de una manera solvente, sólo faltaría, como lo es su británico realizador. Pero no dejan de adolecer de importantes carencias narrativas, y resulta un tanto imperdonable cierto desperdicio interpretativo respecto a actores y actrices tan eficaces como Noomi Rapace, Idris Elba, Charlize Theron o Michael Fassbender y Katherine Waterston, así como la mencionada dispersión narrativa.

Prometheus y Alien: Covenant dejaron sin duda con ganas de ver un buen filme de y con criatura Alien. El proyecto de Scott se quedó en la segunda de las aventuras previstas, sin filmar la tercera. Teniendo en cuenta los finales abiertos de los dos filmes, la dosis de decepción es supina. Todo ello lo manifestamos, reconociendo el tremendo éxito ya mencionado de ambos filmes en la taquilla.

UNA CARTOGRAFÍA DE LA SAGA ALIEN. DE NOSTROMO A ROMULUS

1.LOS NUEVOS GRITOS EN EL ESPACIO

2. EL REGRESO DE SCOTT A LA SAGA. DE LA NAVE CIENTÍFICA PROMETHEUS A LA NAVE COLONIAL COVENANT

3. ORÍGENES DE LA SAGA ALIEN. DE LA NOSTROMO AL PLANETA PRISIÓN FIORINA FURY 151. LA IMPORTANCIA DE BRANDYWINE PRODUCTIONS EN EL DESARROLLO DE LAS TRES PRIMERAS HISTORIAS.