Mickey 17 es el primer filme de Bon Joon-ho enteramente estadounidense. Filmado desde 2022, aunque retocado notablemente desde entonces, esperando en la apropiada casilla de salida, ha venido desatando al tiempo todo tipo de especulaciones y juicios de valor (hay que rellenar, no sólo páginas de prensa, sino espacio virtual). Lo más favorable que puede decirse de este filme es la plena coherencia del cineasta en una gran producción hollywoodiense, con los parámetros de su carrera en su país. De este modo, el filme resulta plenamente reconocible, y pegará fuerte entre la comunidad cinéfila, especialmente la más joven que ha crecido con este tipo de cine.

Sin embargo, ese aspecto, esa coherencia, ese subrayado de su machacona manera de concebir las películas, constituye la mayor debilidad de un filme enteramente planificado dentro de la industria del entretenimiento estadounidense, en una fórmula para aprovechar (y fagocitar) las loquísimas y estrafalarias ideas de un cineasta que posee su propia manera de hacer películas.

Momento del rodaje de Mickey 17.
Momento del rodaje de Mickey 17.

El discurso del cineasta, insistimos, coherente y estructurado de acuerdo con la convicción de lo que quiere contar, malogra el relato de este ser “Sacrificable”, o “Descartable”, Mickey Barnes (alguien dispuesto a morir en misiones peligrosas en mundos exteriores, y puede ser recreado, duplicado o impreso nuevamente y cuantas veces haga falta). Un joven y fracasado empresario (su negocio de macarrones se ha ido al traste y su inversor amenaza con esparcir sus vísceras con una motosierra), interpretado (de forma claramente caricaturesca) por Robert Pattinson, casi como si de un cartoon se tratase, aunque con cierta desgana y tendencia al histrionismo. Será esa, sin duda, la apropiada aproximación al personaje, para los fines perseguidos por el cineasta. Pero el actor ofrece una de sus peores interpretaciones de los últimos tiempos, pese a la racha estupenda que llevaba de personajes para cineastas como Matt Reeves, Werner Herzog, Christopher Nolan o Rober Eggers, entre otros muchos, demostrando que es mucho más que el vampiro de la famosa saga adolescente.

Morir, para ganarse la vida

Mickey 17 está ambientado en 2054, en una sociedad distópica y bastante despiadada. El personaje acepta morir una y otra vez, de la manera más cruel, dolora y salvaje posible, sirviendo de cobaya humana, o en misiones enormemente arriesgadas, todo ello por el bien de la exploración interplanetaria, concretamente en una colonia recóndita del universo llamada Niflheim. Cada vez que muere, Mickey es “resucitado” a través de una impresora laser que, en lugar de filamento ABS o ácido poli láctico, utiliza una masa residual compuesta por cuerpos humanos vertidos y mezclados con otros materiales de desecho.

De esta manera, como si viviese una especie de “día de la marmota”, perdiendo todo interés por la vida y la muerte, Mickey es impreso una y otra vez, en una vida de servicio a un trabajo francamente peligroso. Cada vez que, desde el Mickey original hasta su versión (3D) nº 16, mueren, a cada cuerpo reimpreso se le instala el software que contiene todos sus recuerdos y patrones. De esta manera, de alguna manera siempre es él mismo, o al menos una copia impresa lo más parecida posible al original.

Más allá de cierta gracia en su premisa, o ese comienzo donde el personaje está atrapado en una gruta nevada, y su amigo Timo (Steven Yeun), prefiere rescatar su arma (más valiosa e insustituible), al propio joven, de quien se despide diciendo “Que tengas una buena muerte y hasta mañana” (al fin y al cabo, volverán a “imprimirlo”), o más allá de las circunstancias de cómo el personaje ha llegado hasta el planeta y a la adquisición de su condición de expendable, el resto del filme, historia de romance incluida, me parece poco destacable. La trama se diluye en una banalidad de secuencias, algunas espectaculares, de las criaturas que pueblan la colonia espacial (y que parecen un mestizaje entre los búfalos y sus crías por la pradera estadounidense, y la fisonomía del armadillo texano), no tan letales como sería apropiado suponer.

También constituye un trampolín para que actores habitualmente extraordinarios, naufraguen en un mar de muecas y tics de sobreactuación. Es el caso del congresista Kenneth Marshall (al que Mark Ruffalo aporta su físico) y su esposa Ylfa (escenificada por Toni Collette). Ambos personajes se han convertido en los jerarcas dictadores, líderes de una secta, pendientes de que la tripulación de la nave dirigida hacia la colonia del espacio, consuman pocas calorías y que se reduzca hasta la inexistencia, toda actividad sexual, hasta la conquista del planeta Niflheim (no hay recursos para proveer el desmesurado gasto calórico) en cuyo instante, prometen, habrá sexo y recursos ilimitados para todos.
La colonia Niflheim es un mundo deshabitado, símbolo de la pureza que la Tierra hace tiempo que no posee, reflejada en el manto de nieve que todo lo cubre.

Las diferentes muertes del protagonista, algunas probando un letal virus que asola la superficie del planeta, hasta lograr el antídoto, otras probando algún medicamento, y otras en complicadas misiones en el espacio o en las entrañas del planeta, cubren el nivel de (hueca) truculencia que parece pretenderse. El romance de Mickey con Nasha (Naomie Ackie) y el trío que se forma con Mickey 17 y Mickey 18, que, por un error del sistema (el segundo no se ha impreso, como debería, a la muerte del primero, sino simultáneamente), francamente no da más de sí, salvo para remarcar un poco gratuitamente la condición de incorrección política que recorre la filmografía de Joon-ho.

En fin, pese al permanente tono de broma macabra, se nos narra la historia de siempre en el género de ciencia ficción, donde hay que salir de la Tierra a conquistar otros mundos, que deben regirse libres de toda tiranía, en un movimiento encabezado por un paria, héroe a su pesar.

Carteles de Mickey 17.
Carteles de Mickey 17.

Se muere por salvar la humanidad

Seguramente el Paul Verhoeven de Desafío Total (Total Recall, EEUU, 1990), filme que se publicitó con el eslogan de “Prepárate para el viaje de tu vida” o el Doug Liman de Al Filo del mañana (Edge of Tomorrow, EEUU, 2014), cuya punch line era “Vive. Muere. Repite” (artífices ambos de dos filmes infinitamente más disfrutables), terminen de comprender y admirar la escasa gracia de este fallido filme, que se anuncia como “se muere por salvar a la humanidad”.

Mickey 17 tuvo un estreno mundial el 17 de febrero en Corea, con una rueda de prensa presidida por Bon Joon-ho, donde recalcaba que su película era un filme de ciencia ficción con un toque más humano. El género está desde siempre cargado de retratos humanistas en entorno de ciencia ficción. El 13 de febrero se estrenó en Londres. La 75 edición del festival de cine de Berlín recibió el filme el 15 de febrero de 2025, con la presencia del actor principal y del realizador. El 20 de febrero de 2025 se produjo el estreno regular en Corea del Sur, con la presencia de Robert Pattinson en la promoción del filme. El estreno español ha tenido lugar el fin de semana del 7 de marzo.

Mickey 17 está basado en la novela de Edward Ashton publicada en 2017, y está coproducida por Plan B, la productora de Brad Pitt, que sin duda aseguró la producción del filme en los parámetros de Warner Bros. y la independencia creativa de su realizador que ha sabido llevarse a su terreno la historia.

Naomi Ackie, Hollyday Grainger y Ana María Vartolomei completan el reparto cosmopolita de un filme, que no pasa de ser una sátira en el espacio, a ratos divertida y osada, pero definitivamente grotesca y olvidable en el panorama actual de ingente producción audiovisual.

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VIVE, MUERE, REPITE. PARÁSITOS Y “SACRIFICABLES” EN EL PLANETA NIFLHEIM. MICKEY 17 (EEUU, 2025), DE BONG JOON-HO

1. LA COHERENTE VACUIDAD DE UN CINEASTA PRESTIGIOSO Y POPULAR
2. QUE TENGAS UNA BUENA MUERTE Y HASTA MAÑANA