Martes 1 de noviembre de 1994. George Lucas, después de pasar la noche despierto pendiente del resfriado de su hija Amanda de trece años de edad, tras el desayuno con sus dos retoños, Amanda y Katie de seis años, y de llevarlas al colegio, como cada día, regresa a casa, y se sienta en su escritorio, preparando su propio ambiente para comenzar la escritura de su próximo filme de Star Wars. La conmoción en “La Fuerza” está asegurada. Las ideas irán llegando. La concepción será enteramente digital, puesto que la tecnología con los efectos especiales progresa a pasos agigantados.
Industrial Light & Magic (ILM), primero una “empresita” creada en 1975, junto a Skywalker Sound para “salir del paso” con los efectos digitales y sonoros, respectivamente, del primer Star Wars en 1977, domina claramente el mercado. Ahí están los deslumbrantes efectos visuales de Parque Jurásico (Jurassic Park, EEUU, 1993) dirigida por su amigo Steven Spielberg para demostrarlo.
Esta cuestión no es baladí, pues George Lucas, de 50 años, barba y cabello cada vez más canoso, con más de 2000 empleados a su cargo, no estaba dispuesto a escribir más filmes de Star Wars hasta que la tecnología estuviese desarrollada lo suficiente como para poder llevar a cabo el tipo de historias y personajes que realmente quería contar, de manera que pretendía desarrollar plenamente el universo de la saga más rentable de la historia.
El final de la espera había llegado en la referida fecha, estimaba George Lucas. La siguiente idea que surge es que la nueva saga no será una continuación de la trilogía inicial, sino un principio, cuyo final nos llevará a los espectadores del mundo hasta la primera película, la de 1977.
Pero la decisión más llamativa, que parece ser consecuente y acorde con un regreso triunfal, consistía, igualmente, en regresar él mismo tras la cámara como realizador. Las expectativas en el mundo entero se dispararon con tan singular regreso. El mundo de la fuerza se conmocionó hasta los cimientos. Recordemos que Lucas declinó dirigir El Imperio Contraataca (The empire strikes back, EEUU, 1980), declinando dicho honor en su profesor de cine en la universidad Irving Kershner.
Con El Retorno del Jedi (The Return of the Jedi, EEUU, 1983), dicho honor recayó en Richard Marquand. No debemos engañarnos, por otra parte: el hombre de barba y cabello plateado supervisó personalmente cada instante, pese a que no figure como realizador.
Reestreno de la trilogía original
Paralelamente a ese proceso de escritura, la corporación Lucasfilm fue exhibiendo su poder visual no sólo en producciones para otros cineastas, mientras decide que 1997 será el año en el cual la trilogía de toda la vida, la trilogía original, volverá a exhibirse en salas de cine de todo el mundo. Se le incorpora algún instante inédito, como esa negociación entre Han Solo y Jabba The Hut en el filme de 1977, cosa insólita pues, como es sabido, la enorme y repelente criatura aparecía en El Retorno del Jedi. El motivo real del restreno mundial era otro: exhibir las películas de siempre, retocada con la nueva tecnología de CGI, así como otras técnicas de producción, es decir, con flamantes nuevos efectos especiales, aquellos que se estaban desarrollando ya para el Episodio I, que se estaba cociendo.
Como parte de esa estrategia comercial, se enumeran las películas de la trilogía original como Episodios IV, V y VI. De ese modo, los fans de la saga de todo el mundo somos más conscientes que nunca de que nos faltan por ver como mínimo tres filmes antes del original de 1977, que es aquello que Lucasfilm nos ofrecería a partir de 1999.
I) EL ORIGEN DEL STAR WARS DAY. ¿PORQUÉ EL 4 DE MAYO?
II) EL BFI IMAX de Londres
III) EL UNIVERSO DIGITAL ENTRE 1994 Y 1999
IV) EPISODIO I: LA AMENAZA FANTASMA 25 AÑOS DESPUÉS
V) STAR WARS: THE ACOLYTE