16 de mayo de 1999. El Episodio I: La amenaza fantasma navega en los cines a velocidad de crucero. El merchandising, los libros sobre Star Wars, las portentosas bandas sonoras de John Williams, que se habían reeditado, ensordecen la galaxia. Las expectativas sin embargo no se cumplen. Los efectos digitales reinan con demasiada rotundidad a lo largo de los 136 minutos de metraje. El problema es que, siendo su desarrollo óptimo, no lo es tanto como George Lucas esperaba.

El éxito de taquilla es mayúsculo como se espera, pero cierto poso de decepción flota en el ambiente. Siendo el 4 de mayo de 2024 el trece aniversario del día Star Wars, coincidiendo caso con el 25 aniversario del referido Episodio I, su estreno en una gran sala constituye sin duda un gran acontecimiento. Pero el filme no envejece demasiado bien. Cineastas como Christopher Nolan evitan todo lo que pueden lo digital, y ello confiere un aire actual a sus filmes, que perduran en el tiempo. La apuesta de Lucas tuvo un componente más de ilusión y expectativa que de realidad, y los efectos visuales de 1999 no son los efectos visuales de 2024, y eso se nota.

Partiendo de esa realidad, sin embargo, el disfrute del modesto filme galáctico, una vez recuperados y asimilada la expectativa incumplida, y con la perspectiva del tiempo, que coloca todo en su debido y objetivo lugar, el filme dirigido por George Lucas resulta entretenido, provisto de algunos instantes memorables.

Star Wars Day 2024, en BIF IMAX de Londres.
Star Wars Day 2024, en BIF IMAX de Londres.

La famosa carrera donde el joven Annakin (Jake Lloyd) vence al terrible Sebulba y gana su libertad (abandonando el planeta Tatooine para aprender los caminos de la fuerza), con esas reminiscencias plenamente conscientes a la famosa carrera de cuadrigas de Ben-Hur (EEUU, 1959), de William Wyler, conserva intacta su poder visual.

Una jovencísima Natalie Portman, todavía estudiante universitaria, fue reclutada para el papel de la princesa Amidala. Aparece en una considerable porción del metraje maquillada al estilo japonés. El cine de Lucas continúa siendo toda una reminiscencia al universo de Akira Kurosawa, cineasta claramente admirado por el californiano, quien construyó narrativamente su Episodio IV en torno al filme del realizador japonés La Fortaleza Escondida (Kakushi Toride no San-Akunin, Japón, 1958).

La idea de la emperatriz con su doble (interpretada, nada menos, que por una jovencísima Keira Knightley, en contra de la opinión de sus padres), remite a la idea del doble del señor feudal que el cineasta nipón desarrolló en su portentosa Kagemusha, la sombra del guerrero (Kagemusha, Japón-EEUU, 1980), no por casualidad coproducida por George Lucas y Francis Ford Coppola.

Palma de Oro honorífica para George Lucas

No podemos olvidar que George Lucas, alumno aventajado de cine de la University of Southern California (USC), pertenece a una generación, primero, que estudió cine antes de dedicarse profesionalmente a él, cosa inédita en el EEUU de entonces (los realizadores americanos venían de otros medios: la televisión, el periodismo, el teatro…), y segundo, que se criaron viendo cine clásico, que luego tamizaron en sus propias imágenes cuando se convirtieron en cineastas. De esta manera, aprendieron antes a vivir el cine y disfrutar de él, que a vivir la vida. Dicho de otro modo, que para ellos la vida y el cine son placeres y necesidades vitales indisolubles. En esta generación de cineastas sobresalen nombres como Francis Ford Coppola, Martin Scorsese, Steven Spielberg, Walter Hill, Paul Schrader, John Milius, Brian De Palma o el propio Lucas, que recibe en la 77 edición del Festival de Cannes, la de 2024, una Palma de Oro honorífica en reconocimiento a su carrera y a su compromiso con el cine.

Al margen de la inevitable multirreferencialidad del cine de la modernidad, Lucas se preocupó de construir algún personaje interesante para el Episodio I, como Qui Gon Jin, el maestro Jedi interpretado por un inmenso en todos los sentidos, Liam Neeson, en su plenitud física e interpretativa, prestando su solemne voz, además de su carismática presencia. Neeson acapara sin problemas los mejores instantes de la sesión. Ese enfrentamiento final a tres bandas entre Jin, el joven Obi Wan Kenobi (interpretado estupendamente por Ewan McGregor), y el Sith, Darth Maul (el especialista Ray Park) se mantiene inconmensurable y constituye uno de los clímax más importantes de la trilogía-precuela galáctica.

Entre los rostros insólitos en redescubrir, además del de Sofía Coppola, que interpreta a Saché Adova, una de las doncellas de Amidala (Sofía acababa de terminar la escritura del guion de su ópera prima como realizadora cuando aparece en este filme), está el de Warwick Davis, el actor que interpretó a uno de los Ewoks del bosque de Endor en El Retorno del Jedi, de Richard Marquand, y que fue protagonista absoluto, junto a Val Kilmer, de esa unión de talentos que fue Willow (EEUU, 1988), dirigida por Ron Howard, obviamente bajo la atenta supervisión del propio George Lucas.

La reaparición Yoda con la voz de Frank Oz, es otro de los elementos clave del filme. Entre las nuevas adquisiciones, que tendrán más protagonismo en los siguientes filmes de la trilogía está el Jedi Mace Windú, al que Samuel L. Jackson confiere toda una personal presencia y voz, adelantando algunas suspicacias sobre las que se sustentarán los siguientes dos filmes de la nueva trilogía.

I) EL ORIGEN DEL STAR WARS DAY. ¿PORQUÉ EL 4 DE MAYO?
II) EL BFI IMAX de Londres
III) EL UNIVERSO DIGITAL ENTRE 1994 Y 1999
IV) EPISODIO I: LA AMENAZA FANTASMA 25 AÑOS DESPUÉS
V) STAR WARS: THE ACOLYTE