No puede haber un festival de cine fantástico que se precie de serlo sin, al menos, un filme de temática zombi. En la edición del Isla Calavera de 2019 vimos la producción australiana, Little Monsters (Australia, 2019), de Abe Forsythe, donde una atractiva profesora de educación infantil (interpretada por Lupita Nyong’o) distraía con su ukelele y otros recursos, a sus jóvenes alumnos de una horda de muertos vivientes durante una visita a unas instalaciones forestales.

En la edición del año 2020, gracias a una heroica gestión de los directores del festival Daniel Fumero y Ramón González Trujillo, hemos podido disfrutar de este festín zombi que es Península (la producción más costosa vista en el Isla Calavera 2020, con evidente vocación de blockbuster) antes de su estreno en España.

Después del aplazamiento de su estreno masivo en salas, que estaba previsto en nuestro país para principios de diciembre del maldito año 2020, el estreno fue pospuesto, como muchas superproducciones de las industrias del cine mundial, debido a la dichosa pandemia que nos asola a todos, para el incierto 2021. Matizamos: la pandemia nos afecta a todos… menos a China, y en concreto a la ciudad de Wuhan, donde empezó la crisis sanitaria mundial. Wuhan es una ciudad que, a finales de 2020, de manera que escapa a toda comprensión, ya hace vida normal, es decir, sus ciudadanos diseñan y asisten a eventos multitudinarios sin mascarilla, etc., sin la menor repercusión sanitaria. Desde ese país también se han diseñado algunas vacunas contra la Covid-19, todo ello para indignación de muchos, sin que parezca necesario creer demasiado en “tesis conspiranoicas” para pensar que los mismos que nos crearon el problema, nos traen ahora una solución. En cualquier caso, esa polémica cuestión es otra historia, diferente a la que nos trae en estas líneas, pero que sin duda sería digna de un filme de corte fantástico, elegible para una (futura) edición del Isla Calavera.

El coreano Yeong Sang-Ho nos asombró hace unos años con la magnífica película Tren a Busan (Train To Busan, Corea del Sur, 2016), un filme evidentemente destinado al gran público, pero que contaba una historia muy humana e intimista: la evolución de la relación entre un padre divorciado, absorbido por su trabajo de ejecutivo, con su joven hija, que ama con locura a su padre, pero que está claramente desatendida por él. La evolución de esa relación, y el proceso de humanización de ese padre, y un viaje en tren de alta velocidad en plena apocalipsis zombi, dieron lugar a una película fascinante, adorada en su país natal, pero también en España, donde su pase por el Festival de Sitges en su edición de 2016 fue antológico.

Seoul Station

Sang-Ho completó su película con el largometraje de animación Seoul Station (Corea del Sur, 2016), una magnífica precuela, que de alguna manera transcurría en los “recovecos escénicos” del otro filme, y completaba la visión de una Corea del Sur sufriendo una invasión zombi que sacaba lo mejor y lo peor de su población. En este formato de animación, el realizador aprovecha el filme para realizar una denuncia, desgraciadamente de terrible y candente actualidad: el abandono a su suerte que las sociedades egocentristas y egoístas de la actualidad hacen de los ancianos, no respetados y maltratados, pese a que paradójicamente han levantado los países con su energía y sabiduría, y que, pese a las adversidades y al paso de los años, continúan dando una talla titánica.

Seoul Station no ha sido estrenada en cines en nuestro país (salvo en el Festival de Sitges 2016 y algún otro pase aislado), pero complementa la lujosa edición en formato doméstico editada por la distribuidora patria A Contracorriente de Tren a Busan, una edición en steelbook, imprescindible para los amantes del fantástico.

Entre hordas zombis el realizador mencionado dirigió igualmente la primera película surcoreana de superhéroes, Psychokinesis (Yeom-Lyeok, Corea del Sur, 2018), mucho menos efectiva que los filmes apocalípticos de su director, pero que tiene el valor de contarnos una historia con una mirada muy diferente y atrevida, frente a la complacencia de las heroicidades que nos llegan desde Marvel y DC y sus divisiones cinematográficas.

Con Península, Yeong Sang-Ho, cierra una trilogía (que a lo mejor no es tal, y seguimos visualizando en los próximos años otras aventuras surcoreanas de este corte) apocalíptica, con una producción de gran presupuesto. Esta secuela apunta alto: a convertirse, como decíamos, en todo un blockbuster, en la línea de la interesante Guerra Mundial Z (World War Z, EEUU, 2013), de Marc Forster. Para ello, no sólo están las secuencias en inglés de la trama, como los noticieros, etc., que funcionan como reclamo a la distribución en EEUU del filme (cuya industria del cine, por cierto, ha mostrado serio interés en realizar un remake de Tren a Busan).

También son esenciales los guiños a películas míticas en el imaginario del público que adora el género fantástico, sector del público que ya tiene unos años y peina algunas canas. A la cabeza entre los referentes, encontramos el mítico filme de John Carpenter, 1997: Rescate en Nueva York (1997: Escape From New York, EEUU, 1981), cuya banda sonora se escuchaba durante la cuarta sesión del Festival entre sesión y sesión, en las dos salas adscritas por Multicines Tenerife al evento de referencia en las islas Canarias. Si cambiamos la península de Corea por la Isla de Manhattan en el apocalíptico futuro diseñado por John Carpenter, y la necesidad de entrar a la superficie precintada y acotada desde el exterior con la finalidad de que nadie pueda entrar ni salir, salvo unos soldados de fortuna con una concreta misión, veremos que este entretenidísimo filme pudo haberse titulado perfectamente Escape From Peninsula. No es el único guiño cinéfilo de Península.

Sang-Ho y su equipo también observan con admiración hacia la saga Mad Max, cuyas películas han sido realizadas por George Miller. En particular la acción trepidante en el asfalto de Mad Max 2: El Guerrero de la Carretera (Mad Max 2: Road Warrior, Australia, 1981), y por supuesto la imaginería visual de la obra maestra que es Mad Max 4: Furia en la Carretera (Mad Max 4: Fury Road, EEUU-Australia, 2015). Pero también podemos apreciar en Península referencias visuales vistas en Mad Max Más Allá de la Cúpula del Trueno (Mad Max, Beyond Thunderdome, Australia-EEUU, 1985), y en particular, la idea de un recinto cerrado de lucha para entretener, a modo de circo romano.

De este modo, el público de su país, y la juventud del mundo en general, que adora los filmes asiáticos, y los consume con gusto y rigor, sin duda acudirán a ver el filme. Pero las referencias mencionadas, sin duda están claramente expuestas para captar a toda una legión de cinéfilos de mediana edad, crecidos degustando los mencionados productos apocalípticos de los años 80. El billete a Península de esa generación de cinéfilos parece estar garantizado.

El filme visto en Isla Calavera 2020 trata de plantearnos un dilema emocional a la altura del visto en aquel tren de alta velocidad con dirección al único sitio aparentemente libre de zombis, pero no lo consigue. El dilema del protagonista con la muerte al comienzo del filme de su hermana y sobrino, y el que se plantea, en relación con esa madre, guerrera a su pesar, con sus hijos, carece de la garra que tenía el entramado psicológico del primer filme, Tren a Busan, absolutamente memorable.

Península es por tanto, un filme distinto, más de consumo, más espectacular. Es un filme trepidante, tremendamente entretenido que nos propone otro fascinante viaje tan geográfico como emocional. Sang-Ho es un cineasta que cuida muchísimo los guiones de sus filmes, y este no es una excepción, con independencia de que palidezca un poco respecto del filme original. En Península se nos cuenta con pasión y convicción una buena historia, provista de denuncia marcadamente ecologista, antimilitarista, y por supuesto de denuncia social. En este sentido, se trata de un filme que cubre las expectativas de los amantes del género.

Premio a los mejores efectos especiales en Isla Calavera 2020

Las salas 6 y 17 se llenaron dentro de las restricciones de aforo escrupulosamente controladas por el personal de los cines y del Festival, y por supuesto por los cinéfilos que poblaron las sesiones, conscientes de que los cines son un lugar seguro.

Península se alzó en la cuarta edición del Festival de Cine Fantástico de Canarias Isla Calavera con el (merecido) premio del jurado a los mejores efectos especiales.

Que poco iba a imaginar el mítico realizador estadounidense George A. Romero, cuando en 1968 estrenó aquel filme muy modesto en presupuesto, intenciones, propósitos y resultado que la temática zombi iba a tener tan larga vida.