Con la ambientación en la década de los 80 de Wonder Woman 1984, no sólo se ha procurado reflejar la estética de la época, sino que se ha contagiado a la película de un sano sentimiento de divertimento propio de la Era del Pop que arrancara ya a mediados de los 70, potenciado aquí por la omnipresente y colorista partitura musical de Hans Zimmer.

Si en la primera entrega, se bebía de la estructura y se nos colaban algunos guiños del Superman de Richard Donner, esta segunda entrega asume la estructura y el tono de Superman II, combinando aventura en el sentido más clásico, que arranca con un tipo de humor desenfadado propio de la serie original protagonizada por Linda Carter entre 1975 y 1979, para pasar a un desarrollo y una conclusión más intensa y dramática, que nos habla del sacrificio, pero sin perder el sentido de entretenimiento.

La cinta nos ofrece espléndidas set pieces de acción, como el segundo prólogo en el centro comercial, la secuencia de acción en el desierto o el enfrentamiento en la Casablanca, pero cuida también que el arco argumental de cada personaje esté bien construido y que las motivaciones de cada uno apoyen emocionalmente a la acción.

Dirigida por Patty Jenkins, protagonizada por Gal Gadot y con Kristen Wiig, Wonder Woman 1984 es una película de mujeres fuertes, pero que alcanza su mayor valor interpretativo con los secundarios masculinos interpretados por Chris Pine y Pedro Pascal.

Esto no quita para que la película juegue con los recursos del cine actual (acción apabullante, efectos especiales, planos y movimientos de cámara imposibles), pero lejos de ser el fin, estos son el medio. En un año funesto, Wonder Woman 1984 pone la nota de color.