Con su trilogía de El Caballero Oscuro, Christopher Nolan marcó un tono oscuro y dramático a la traslación de las viñetas de DC a la gran pantalla y cuajó bien entre el público.
No sucedió lo mismo con las tres entregas del nuevo Universo Cinematográfico de DC. Entre otros errores, El Hombre de Acero, Superman Vs Batman o el Escuadrón Suicida resultaban demasiadas sombrías y se perdía el sentido de aventura.
Con Wonder Woman, Warner ha roto con esta dinámica y ha buscado acercarse más al modelo Marvel. Es más, esta primera entrega de la Mujer Maravilla guarda muchos puntos en común con Capitán América. El Primer Vengador, sobre todo en esa atmósfera naif de aventura pulp.
Patty Jenkins construye una cinta ligera, entretenida, donde la aventura, la fantasía, el humor y el romanticismo están bien equilibrados en la trama. El argumento avanza de manera episódica, sacando buen partido de su reparto y de las localizaciones reales, perdiendo el tono únicamente en sus 20 minutos finales, donde las exigencias bombásticas del blockbuster hacen descarrilar lo que hasta ese momento era un ejercicio de narrativa modesto, pero modélico.
En nuestra opinión, todo el metraje en Themyscira o la primera aparición oficial del personaje con su emblemático traje durante la guerra de trincheras son mucho más emocionantes y efectivas que su clímax final.
Gal Gadot se superpone a las reticencias iniciales por su elección para el personaje y ha logrado una estrecha relación con Diana, mientras que la química con Chris Pine, sin ser lo más llamativo de la película, sí consigue funcionar bien.
Wonder Woman, por lo tanto, queda alejada del Olimpo de las mejores adaptaciones de superhéroes, pero sí resulta un estupendo entretenimiento y un estimulante desvío en la franquicia DC.