En el cine de Jordan Peele suele existir una dicotomía entre dos discursos diferentes. Por un lado, está el discurso social, donde el cineasta es cristalino a la hora de evidenciar su interés por reformular el contexto racista discriminatorio de la sociedad estadounidense (actual y de manera histórica). Por el otro lado, está su pasión por el fantástico con tramas que beben o directamente canibalizan los clásicos del género. NOP es un nuevo ejemplo de ello.
La película alude a la discriminación de la comunidad afroamericana en la industria del cine. Los protagonistas son los herederos de un jinete negro que fue el protagonista de la primera de aquellas fotografías secuenciales creadas por Eadweard Muybridge en 1878 y que sirvieron de precursor del cine. Aquel jinete negro no tuvo continuidad en la nueva forma artística, donde los jinetes pasaron a ser todos blancos. Peele pretende hacer justicia a aquel pionero, reencarnándolo en la figura del personaje de Daniel Kaluuya, de la misma manera que el propio director afronta la discriminación de su raza en el cine, dando el rol protagonista de todas sus películas a actores negros.
Referencias
NOP, al igual que Déjame Salir o Nosotros, es también una cinta abiertamente de género, donde Jordan Peele evidencia su deuda a grandes maestros del pasado, como Richard Matheson, Ron Serling, John Carpenter o Steven Spielberg, pero arrimándose en esta ocasión a otro cineasta cuasi contemporáneo con el propio Peele, M. Night Shyamalan. En los dos primeros tercios de película, la trama, el ritmo de la narración, la carga simbólica de la puesta en escena, hasta recursos narrativos como el uso del flashback discontinuo nos retrotrae a ese clásico moderno del género que es Señales.
Por otro lado, todo el tercio final, cambia de referencia y si Peele es heredero de Shyamalan, Shyamalan siempre confesó sentirse discípulo de Steven Spielberg. En NOP ese cambio de registro fagocita ni más, ni menos que Tiburón, especialmente a partir que el trío formado por el Jefe Cody, Hooper y Quint parten en busca del escualo que aterroriza Amity Island.
En esta era del blockbuster superheróico, NOP es un rara avis, en cuanto a que el ritmo narrativo utilizado, las lecturas de la puesta en escena o el trasfondo social de la trama de fantasía parecen nadar a contracorriente en el Hollywood actual, al menos al que llega a los circuitos comerciales. La puesta en escena de Peele está cargada de expresividad y cuenta con una fabulosa fotografía de Hoyte Van Hoytema. A nivel interpretativo, la presencia de un veterano como Michael Wincott eclipsa al resto del reparto con su escaso tiempo en pantalla, aunque Daniel Kaluuya logra mantenerse como un excelente intérprete capaz de subvertir los cánones heroicos de la industria del cine.
Desgraciadamente, en nuestra opinión, las deudas del pasado pesan demasiado en la narrativa de un cineasta al que se le está alzando como el gran revolucionario del género, cuando sus tres largometrajes, más que por su originalidad, se han caracterizado por su revisionismo de los logros ajenos. Aquí no hablamos de mirada postmoderna y canibalizar de manera tan extensa los aciertos estéticos, narrativos y argumentales de otros no es un homenaje, es copiar (o mal copiar cuando es incapaz de alcanzar el máximo mérito de sus referentes, que era lograr que el espectador empatizara con sus personajes).
El desequilibrio en NOP queda patente cuando el mayor acierto de la cinta es, con diferencia, la historia de “Gordy”, un flashback discontinuo, cuya importancia dentro de la trama principal es muy secundaria, pero que es donde Peele despliega de manera más eficaz su puesta en escena y alcanza sus mayores cotas de suspense y tensión en toda la película.
En nuestro balance de NOP, identificamos muchos aciertos, muchos elementos que apuntalan los valores de la película, pero, desgraciadamente, al final, no compensan la sensación de dispersión que deja la película. Da la impresión de que, en un principio, Jordan Peele tenía sobre la mesa diferentes opciones de películas que llevar a cabo y, en su intento por abarcarlo todo, ha dejado sepultado bajo una trama inane los aspectos más atractivos de su historia.