1968: La Semilla del Diablo. 1973: El Exorcista. 1976: La Profecía. Estás son las tres película capitales sobre el demonio en el cine, estrenadas en un corto margen de ocho años, en unos años verdaderamente convulsos en Estados Unidos que. sin duda, motivaron un caldo de cultivo propicio para que estas historias prosperaran. Se trata de tres obras maestras del cine que no han podido ser replicadas posteriormente, por mucho que se ha intentado. Eso no quiere decir que no hayamos contado con títulos interesantes, incluso sobresalientes que traten este tema, pero ninguno ha escrito las líneas maestras a seguir como estas tres.
La Profecía fue también la película que lanzó la carrera de Richard Donner, quien posteriormente dirigiría títulos como Superman, Lady Halcón, Los Goonies o Arma Letal. La cinta de 1976 fue el inicio de una saga que tuco otras dos entregas cinematográficas, una cuarta parte muy libre que fue directamente a televisión y un (infame) remake en 2006. De las dos primeras podemos sacar algunos aciertos, pero ninguna navega en la misma corriente que la cinta fundacional de la saga. Es por esto que la llegada de La Primera Profecía, máxime teniendo en cuenta el estado del cine actual y la proximidad de reinicios de sagas carentes de interés como El Exorcista: Creyente, sonaba a operación comercial, carente de interés cinematográfico. Afortunadamente, qué equivocación.
Una precuela, con guiños a la original
Sí, La Primera Profecía es una precuela de la cinta de 1976. Sí, a lo largo de la película hay guiños más o menos directos a la película original (ninguno que impida ver la película sin haber visto antes la firmada por Donner, aunque nunca está de más). Sí, hay una cita clara y contundente en un momento climático de la trama. Y, sí, todo queda alineado para conectar con el inicio de La Profecía (hay un fallo importante de continuidad, pero el conjunto es tan espléndido, que se le perdona).
Por el resto, este regreso a la franquicia tiene como principal mérito que no busca canibalizar los méritos de la anterior, ni montar en la nostalgia. Es una magnífica película de terror por méritos propios, con una puesta en escena que nada tiene que ver con las películas anteriores y que, para ser una franquicia impulsada por un gran estudio, resulta más experimental y autoral, más salvaje y radical de lo que podríamos esperar.
Más allá de sus cortos y trabajos previos para televisión, Arkasha Stevenson se ha erigido con este título como una jugosa promesa de futuro. El reparto, mayoritariamente femenino, es también espléndido, destacando la protagonista, Nell Tiger Free, junto con Stevenson, otra gran promesa de la película.
Es cierto que la trama se va evidenciando de manera rápida, anticipándose el espectador a los principales giros; sin embargo, esto no quita que la narrativa mantenga una gran contundencia y ferocidad. La violencia en pantalla está por encima de lo esperado en un producto comercial y, si no se titulara La Primera Profecía y viniera producida por Fox/ Disney, cualquiera podría aventurar de que se trata de una de las propuestas más arriesgadas de una productora independiente tipo A24.
Nos gustaría destacar también el extraordinario trabajo de Mark Korven al frente de la partitura musical. Nunca es fácil enfrentarse al listón de un Jerry Goldsmith y mucho menos cuando hablamos de una de las obras magnas del compositor. Korven ofrece una partitura dura, desquiciante, que impulsa la parte más inquietante y aterradora de la película, apostando por un discurso experimental que, estamos seguros, hubiese satisfecho al propio Goldsmith. Además, Korven logra emparentar su música con la partitura original de una manera orgánica, nada forzada y que eleva un momento clave de la película.
La Primera Profecía es una sorpresa, un descubrimiento y desde ya, una de nuestras películas favoritas de este 2024.