Christopher Landon se labró su carrera en Hollywood primero como guionista, con productos comerciales como La Marca del Lobo, Disturbia o la franquicia Paranormal Activity. Precisamente estas últimas son las que ayudaron a fraguar la productora Blumhouse e identificarla como una compañía pequeña, dedicada a películas de terror o suspense de presupuesto modesto. Landon ha desarrollado con Blumhouse la mayor parte de su filmografía como director, empezando con Paranormal Activity. Los Señalados, pero sobre todo con títulos que combinan comedia con terror y fantasía, como las dos entregas de Feliz Día de tu Muerte, Este Cuerpo me Sienta de Muerte y, ahora, La Cita.
Queda claro que es en el componente fantástico, principalmente cuando está combinado con comedia y un gusto por la referencia cinematográfica, donde Landon se siente más cómodo. Los guiños a Atrapado en el Tiempo en Feliz Día de tu Muerte, a Regreso al Futuro en su secuela o a los slashers en general en sus películas corroboran que estamos ante un director que no sólo conoce el género, sino que además lo disfruta.
Las primeras citas siempre son estresantes
La Cita se desprende de varias de las líneas de identidad del cine de Christopher Landon. Por un lado, aunque no sea la primera vez, aquí no firma el guion, sino que éste corre a cargo de Jillian Jacobs y Christopher Roach, firmantes de otras producciones de Blumhouse como Verdad o Reto y Fantasy Island. Por otro lado, aunque incluye elementos de humor, la cinta elude el tono de comedia de anteriores títulos suyos. Y no es una película abiertamente fantástica, sino un thriller de tensión y suspense.
Todo esto hace que la película nos haya parecido desnaturalizada. Cuenta con la puesta en escena juguetona de Landon, pero ésta queda lastrada por un guion que parece dar círculos, alargando una trama que carece de sustancia. Resulta difícil empatizar con los personajes. Meghann Fahy responde al patrón de heroína del cine de Landon, pero la trama es tan inverosímil que obliga al personaje a dilatar situaciones de la manera más absurda.
Tampoco nos convence Brandon Sklenar como paciente cita. Ya desde su primera aparición, llegando a la cita con ropa del trabajo, camisa abierta y aire despreocupado, todo parece apuntar a que había más interés en mantener esa imagen romántica del actor procedente de su trabajo en 1923 que en dar entidad a su personaje.
Todos son sospechosos
El resto de los personajes, en busca del suspense del whodunit, carecen de mayor descripción, aunque abundan los personajes antipáticos o repelentes, como el pianista o el camarero/ cómico. El humor, uno de los puntos fuertes de anteriores películas del director, aquí, al no ser el elemento principal y carecer del guiño referencial, resulta forzado y hasta chirriante (de nuevo, el personaje del camarero).
El cine de Christopher Landon nunca ha buscado la trascendencia, simplemente la complicidad con el espectador y hacerle pasar un rato entretenido. Con La Cita, esa complicidad se pierde y eso lastra las posibilidades de la película. Hay elementos que intentan sacar a flote el conjunto, como la factura técnica, muy por encima de ese insípido guion; sin embargo, hace falta mucho más que eso para sacar de ahí una buena película.