Predator: Asesino de Asesinos (Predator: Killer of Killers, EE. UU. 2025), título sensacional que, como se nos deja claro en el rótulo inicial, constituye el resumen de la filosofía del Yautja, el código que rige el honor de los depredadores, pues su cultura pivota en torno a la caza, más concretamente a la de piezas dignas de ser cazadas, que se traduce en la imperiosa necesidad de además de vencerlas, empleando reglas de nobleza extrema (descartar piezas débiles, desarmadas, de poca capacidad de respuesta, despojarse de la máscara, de las armas propias y acabar con su presa lo más cerca de ella que sea posible, etc.) y finalmente, obtener su estructura ósea (principalmente cráneo y columna vertebral) como trofeos que definen la grandeza del batidor sideral.
1. ESCUDO, ESPADA Y BALA: DE LA IMAGEN REAL A LA VIÑETA
La cita inicial del Códice Yautja al inicio del filme de 2025 que nos ocupa, reza literalmente del siguiente modo: “Surca las estrellas en busca de las presas más poderosas. Serán tus trofeos. Conviértete en asesino de asesinos”.
En esta línea, el “Asesino de asesinos” puede ser también la pieza de caza más codiciada. Ya desde el comienzo, el primer filme de animación de la saga constituye la prueba palpable de que los fans de criaturas monstruosas, cazadoras o parasitarias, pero siempre míticas a estas alturas, estamos de enhorabuena. Siempre que encontremos la mirada adecuada y permitamos aflorar a ese niño que todos llevamos dentro, encontraremos en este prodigioso filme de animación, una cartografía que nos (tele) transporta al más explosivo y desprejuiciado entretenimiento.
Este filme de animación, disponible en plataforma desde el 6 de junio de 2025, francamente deviene en muy disfrutable a diferentes niveles. Es comiquero. Sí, parece que estás leyendo un tebeo de la saga Predator, más que viendo un filme, ya que deviene en un producto absolutamente desprejuiciado, extravagante, exagerado, trepidante, muy bien pensado, que desarrolla sus giros y malabarismos, sin complejos ni ataduras, sin la necesidad de cumplir algunos cánones imperantes en el cine comercial, como el marco de cierto “realismo” inflexible, o reglas de corrección política.
Killer of Killers
Killer of Killers simplemente se preocupa por erigirse en un crisol sangriento e implacable a lo largo de tres historias que convergen en su segmento final (que sería una cuarta historia), dejando al espectador, como todo buen carrusel de este tipo, en un cliffhanger (un “continuará” como un planeta de grande y evidente) que hace prever que estaremos ante un espectáculo seriado (no hay que ser Sherlock Holmes), plagado de futuras entregas episódicas, dependiendo de la aceptación de esta aproximación a la mitología Predator.
Si lo que apetece es indagar en diferentes pasos por el Planeta Tierra a lo largo de nuestra Historia por parte de la criatura cazadora más implacable, cosa que ya intuíamos por algunos detalles sembrados en los anteriores filmes, la película constituye el entretenimiento ideal ¡83 minutazos de pura diversión! 2025 es el año que marca el turno de presenciar el filme animado que nos ocupa, escrito por Micho Robert Rutare (cuyos antecedentes vinculados a saga Sharknado, por ejemplo, explica muchas fugas a la violencia y el toque serie b). El sexto filme de la saga, nos muestra al depredador de cacería entre guerreros vikingos en el siglo IX, en el Japón del Siglo XVII y en el Pacífico en los años cuarenta del siglo XX.
El Escudo
El primer segmento, titulado El Escudo, se ocupa de las venganzas de la reina vikinga y saqueadora Einar (voz de Lindsay LaVanchy, de adulta, y de Cherami Leigh en el flashback, cuando es una joven), guerrera implacable, así como los ritos de aprendizaje de su hijo Anders (Damien Haas), a quien se le lleva a la guerra para que se haga un hombre. Las ansias de cruzar al Valhalla, lo que les convierte en guerreros despiadados sin nada que perder pues la muerte es la ansiada gloria, está muy presente en la narración.
Resulta difícil no pensar en Beowulf (EE. UU. 2007), de Robert Zemeckis, también un filme de animación, también con una criatura monstruosa entre vikingos. El enfrentamiento entre Einar y el depredador, en el hielo, bajo el agua helada, o, como ocurre en el referido film de Zemeckis, en el interior de una cabaña, la lucha entre el monstruo cazador y la implacable reina, mientras los hombres de ésta y sus enemigos caen como moscas conecta los dos filmes, que parten, todo hay que decirlo, de estéticas y soluciones visuales bien diferentes.
Un referente adicional en esta órbita lo constituye el espléndido filme de aventuras Outlander (EE. UU. 2008), dirigido y coescrito por Howard McCain. En él un astronauta terrestre, se estrella con su nave espacial en la antigua Noruega, en el siglo VIII, trayendo consigo una criatura monstruosa, el Morween, dispuesta a vengar con sangre humana vikinga la extinción de su especie, creando el caos entre los vikingos pobladores de esa zona de La Tierra. Jim Caviezel, John Hurt, Danny Huston y Ron Perlman componían los principales pivotes humanos.
La Espada
En La Espada, la segunda crónica, que transcurre en el Siglo XVIII, la criatura espacial aparece entre ninjas y Samuráis, con una trama de rivalidad entre dos hermanos, Kenji (voz de Louis Ozawa Changchien), y Kiyoshi (también doblado por Ozawa Changchien) con la línea sucesoria de fondo, separados por las tradiciones y sus personalidades, pero definitivamente unidos en la lucha contra una criatura incomprensible e implacable. Hubo un rumor de que habría un filme entero del depredador en el Japón Feudal.
El segmento deja claro que, o fue realmente un rumor el que se extendió en 2024, o que, finalmente desde los estudios 20th Century Studios descartaron hacer dicho filme, para incluir el tratamiento feudal en el país del sol naciente exclusivamente como una de las tres historias en el filme que nos ocupa. Si nos hallamos ante esta segunda opción, la decisión sin duda ha sido la correcta, en opinión de este humilde cronista.

La Bala
Finalmente, La Bala, la tercera de las historias de Predator: Killer of Killers, tiene como protagonista a John J. Torres (voz de Rick González) y tiene lugar en el Océano Pacífico en plena II GM, apareciendo una nave y tecnología extraterrestre, y un depredador con un solo ojo, al modo de bucanero espacial, en plenos duelos aéreos entre cazas estadounidenses y japoneses.
En este episodio, destacamos la voz del actor Michael Biehn, que dobla al personaje del comandante Vandy, mentor de Torres. Biehn pasa de este modo a acompañar a Bill Paxton, en erigirse en otro marine de Aliens el regreso, que recala en alguno de los filmes sobre el alienígena cazador.
Un mestizaje, en definitiva, que conduce a este modélico filme por el territorio más Pulp de la saga, con unos resultados, aunque irregulares (la historia vikinga es con creces la superior), decididamente fascinante.
El último segmento de los poco más de 80 minutos de metraje se reserva para un encuentro de los supervivientes de las tres historias que, en su respectiva línea temporal, lograron derrotar a un cazador espacial. Los tres personajes son sometidos a crio sueño y desubicados en tiempo y lugar, para ser conducidos a un planeta-Coliseum, donde se reúnen los Predators para presenciar combates a vida o muerte entre luchadores de élite y donde liberan a algunas bestias implacables, ávidas de caza y muerte.
Para complicar la situación de los tres supervivientes, cada uno de ellos tiene un collar explosivo en su cuello que se activa remotamente. Todo un guiño a aquel filme de ciencia ficción de los 90 llamado Peligrosamente unidos (Wedlock, EE. UU., 1991), dirigido por Lewis Teague, protagonizado por Rutger Hauer, Mimi Rogers, Joan Chen y James Remar.
Los tres personajes del filme animado, pertenecientes a diferentes segmentos temporales, costumbres y lenguas, encuentran, sobre la marcha y en una situación extrema, la manera de unirse y trabajar juntos frente a la pesadilla común. Esta idea de colaboración de tres humanos de diferentes razas, geografías y lenguas por un bien común, no puede dejar de entenderse en clave de una llamada de atención a la humanidad en los tiempos compulsos actuales donde tiranías que creíamos superadas se abren camino, donde la polarización, la manipulación ideológica y de la información, así como ciertas pretensiones de unidad de pensamiento, complican una libertad que “habíamos dada por garantizada”, como bien proclamó Robert De Niro en su modélico discurso en el Festival de Cannes 2025 al recibir su Palma de Oro honorífica de la mano de Leonardo DiCaprio. Los humanos, divididos por sus “temas” e idiosincrasias, y rencillas muchas veces absurdas y ridículas, deben superar las desavenencias y aliarse.
En esta línea reivindicativa, el filme va en una línea modélica que están emprendiendo ciertos filmes y series de televisión actuales de una manera metafórica. Es destacable el prodigioso episodio 8 de la segunda temporada de la serie Andor (EE. UU., 2025), de la franquicia Star Wars. La serie como es sabido, gira en torno al personaje de Cassian Andor interpretado por Diego Luna, y que conocimos en el filme Star Wars: Rogue One: una historia de Star Wars (Rogue One: A Star Wars Story, EE. UU. 2016), de Gareth Edwards. Llamamos la atención de la mencionada segunda temporada y el referido episodio 8, titulado ¿Quién eres tú? (T2-E8: Who are you?, EE. UU. 2025), dirigido por Janus Metz. Recordemos que el showrunner de la serie es el prestigioso guionista Tony Gilroy (continuando su labor encomendada en el mencionado filme de 2016).
Asistimos en dicho episodio al proceso a tiempo real de manipulación de los medios de comunicación afines al imperio, para camuflar la inminente expoliación de recursos naturales, como encubierto punto de partida para perpetrar la masacre y colonización del Planeta Ghorman, que resuena en la leyenda del universo Star Wars, por parte de las dictatoriales tropas del Imperio. La carga de las tropas imperiales y de los implacables robots K-2, transcurre en un momento de incremento de la tensión, paralelamente a una manifestación pacífica de los ciudadanos Ghormanianos. El desfile pacífico se convierte en una masacre y devastación por parte de las tropas de represión imperiales.
La masacre es acompañada y seguida de abrumadoras campañas de manipulación informativa por parte de los medios de comunicación claramente afines al Imperio de lo ocurrido. Cualquier guerra siempre lo es de información igualmente. La primera víctima de la guerra, definitivamente, es la verdad, como rezaba magníficamente el slogan publicitario del filme Bajo el fuego (Under Fire, EE. UU., 1983), de Roger Spottiswoode. La masacre se convierte en la excusa perfecta para la pretendida normalización de la actuación represora.
Estas advertencias de autoritarismo incipiente, constituyen motivos de reflexión para los demócratas en el mundo de hoy, otorgando focos de interés en las nuevas fórmulas de sagas míticas. Aunque seamos conscientes, no deja de agradecerse el subrayado, dadas las actuales circunstancias que trascienden la geopolítica. Ahí están la guerra de Ucrania, el genocidio israelí en la franja de Gaza, la manipulación (des) informativa del presidente Donald Trump y sus medios y campañas afines, la polarización de la vida política en general en los países, especialmente preocupante en España. Las imágenes audiovisuales, en definitiva, no pueden vivir y multiplicarse aisladas del mundo actual.