Gareth Edwards concibió Rogue One: Una Historia de Star Wars como una traslación de los esquemas del cine bélico, especialmente el cine de comandos suicidas, al universo creado por George Lucas. Ahora repite la jugada fuera de los patrones establecidos de una franquicia con su nueva película, The Creator nos presenta una cinta futurista, sobre el enfrentamiento entre seres humanos y máquinas, pero con una puesta en escena que perfectamente sería válida para una película sobre Vietnam.

Aquí hablamos de la deshumanización de nuestra raza y de la confrontación de un ejército de gran calibre con pequeñas guerrillas. Otro referente evidente es el cine de James Cameron, no sólo por esa idea de la guerra contra las máquinas y la inteligencia artificial, sino también en cuando al diseño de los artefactos bélicos y la contundencia de las secuencias de acción.

La película de Edwards es de un extraordinario virtuosismo visual. La combinación de efectos prácticos y CGI es ejemplar y da una mayor dimensión y credibilidad a los personajes artificiales. El uso del sonido, que sobrecoge al espectador, y un inspirado Hans Zimmer en la música, que respalda la carga emocional de la historia, son también parte de la balanza positiva.

Desgraciadamente, la cinta erra el tiro en lo esencial. La trama resulta demasiado simple y predecible y la construcción de personajes, especialmente en los villanos, es pobre.

The Creator es una película repleta de grandes aciertos, de las que nos gustaría que cumplieran sus pretensiones. Desgraciadamente, se queda corta y uno sale de la sala desanimado, no por la película que ha visto, sino por la que podría haber sido.