Se ha cumplido ya el vigésimo aniversario de la creación de Harry Potter por la escritora J.K Rowling, y la criatura sigue más viva que nunca, gracias en gran parte a la ayuda de la industria del cine. Con Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos, Rowling se ha reconvertido en guionista para desarrollar esta filial de su obra principal y Warner no ha reparado en gastos para hacerla realidad.

Todo rezuma lujo: Los decorados, el vestuario, los efectos especiales, el reparto, la música. Todos los componentes técnicos y artísticos están afinados para ofrecer el mejor producto posible y, en parte, ahí está el problema. No nace de una necesidad creativa, sino de un imperativo industrial.

Las aventuras de Newt Scamander buscan repetir las constantes de su precedente, pero, salvo en el diseño de esas criaturas fantásticas (merchandarizables a rabiar), cuando mejor funciona es cuando recicla elementos de la saga de Harry Potter.

Como serial que es, la trama no es autoconclusiva, por lo que arrastra el hándicap de su dependencia argumental del conjunto final.

Newt Scamander está lejos de contar con una mitología como la de Harry Potter que le respalde; Johnny Depp se come la pantalla, pero su Grindelwald está muy lejos de ser Voldemort.

A toda la trama le falta un buen hervor que termine de cocinar hacia dónde quiere ir, y en general, el gigantismo de su metraje acusa muchas secuencias gratuitas y prescindibles. Dicho esto, hay momentos en los que la magia de Hogwarts brilla en la película, y son aquellos en los que la versión rejuvenecida de Albus Dumbledore interpretada por Jude Law aparece en pantalla.

Por lo demás, lo que queda es un producto pulcro, de factura impoluta, pero a la que le falta aún madurez.

'Animales fantásticos y donde encontrarlos 2'
‘Animales fantásticos y donde encontrarlos 2’