Con la quinta entrega de la saga Scream, sus guionistas (James Vanderbilt y Guy Busick) y directores (Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett) no sólo recogieron el testigo de los creadores de la saga (Kevin Williamson y Wes Craven), sino que le dieron a la franquicia un cierto reinicio, rescatando los elementos básicos de la saga, pero acondicionándolos para la nueva generación. Si las entregas de Craven se habían nutrido del culto al cine de terror de los años 70, 80 y 90; la nueva generación convertía a la propia Scream en el objeto de culto. Este componente se refuerza con esta sexta entrega en el cómputo general, segunda en esta nueva etapa de la franquicia, donde parece que acaban de darse cuenta de son precisamente eso, una franquicia.

Metaficción

Como en la anterior, las referencias metacinematográficas apuntan en dos direcciones, ya no tanto en lo que se refiere al cine de terror pretérito, sino el cine de género en toda su extensión, especialmente aquellas películas que han contado con múltiples entregas y que se han extendido décadas en el tiempo. El otro referente metafictivo, como indicábamos antes, es la propia saga Scream, ya que aquí la propia trama se alimenta de una sucesión de guiños y citas explícitas a las cinco entregas anteriores, incluyendo la inmediatamente predecesora e iniciadora de esta nueva andadura.

Hay que decir que la habitual lista de reglas marca de la casa, en esta ocasión están más cogidas con pinzas y parecen forzadas para justificar los giros de la trama o plantear escenarios de posibles pérdidas de personajes principales que mantengan la tensión y la preocupación por el futuro de las protagonistas. Como elementos diferenciadores de esta sexta entrega, tenemos que es la primera que no tiene lugar en Woodsboro, sino que traslada la acción a Nueva York, y que también es la primera que no cuenta con el personaje de Sidney Prescott (Neve Campbell), lo que convierte a Gale Weathers (Courteney Cox) en el único personaje que ha aparecido en todas las entregas de la franquicia.

Courteney Cox en Scream VI. © 2022 Paramount Pictures
Courteney Cox en Scream VI. © 2022 Paramount Pictures

Scream VI no pretende innovar ni llevar la saga por terrenos inesperados. Como conocedora de las reglas de toda franquicia, prefiere quedarse en zona de confort y ofrecer a los seguidores otra ración del mismo plato. El aliño puede cambiar, pero la estructura básica de la receta permanece igual. Ni siquiera el cambio de escenario a Nueva York ofrece demasiado juego en la película, salvo alguna secuencia aislada. En este sentido, todo el bloque en el metro de Nueva York es quizás uno de los apartados más atractivos de la película.

El guion pretende seguir cogiendo por sorpresa al espectador, con giros y resoluciones que buscan ser inesperadas, aunque para ello, en muchas ocasiones, caiga en lo inverosímil o tramposo. Sin embargo, pese a esto, la historia funciona y mantiene los parámetros de la saga. Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett ofrecen una puesta en escena efectiva y cuidada. Las secuencias de los ataques de Ghostface están muy bien planificadas, con las dosis justas de violencia y gore. Evidentemente, parte del interés de la película sigue recayendo en lo juguetonas que sean las escenas de los asesinatos, aunque estas, por lo general, se limitan a rizar el rizo con respecto a las anteriores, lo que llegados a una sexta entrega hace que el nivel de la filigrana cada vez sea más barroco, pero no por ello más elaborado.

Melissa Barrera,, Jenna Ortega, Jasmin Savoy Brown y Mason Gooding en Scream VI. © 2022 Paramount Pictures
Melissa Barrera,, Jenna Ortega, Jasmin Savoy Brown y Mason Gooding en Scream VI. © 2022 Paramount Pictures

Casting

Descartado David Arquette y con la ausencia de Neve Campbell, el reparto clásico queda representado por una Courtney Cox de escasa relevancia en la trama. Todo se centra más en el nuevo cuarteto de protagonistas: Melissa Barrera, Jenna Ortega, Jasmin Savoy Brown y Mason Gooding. Sus personajes siguen careciendo del peso de los creados por Kevin Williamson, al mismo tiempo que no se le saca partido a ese vínculo de Sam con la presencia de su padre o el nuevo estrellato de Jenna Ortega (en este caso, la fama por Miércoles seguramente es posterior al rodaje de la película).

De los nuevos personajes, poca relevancia por lo general. El regreso de Hayden Panettiere sirve más como gancho nostálgico para los seguidores de la serie que como un elemento determinante en la trama. La participación de Samara Weaving y Tony Revolori resulta satisfactoria y la veteranía de Dermot Mulroney siempre suma, aunque aquí caiga en cierto histrionismo artificial. El resto, más que probable carne de cañón, pasa por la película con más pena que gloria.

Scream VI se salda como una película efectiva (y efectista), que se mueve en terreno conocido para no desanimar a los fans, con una factura impersonal, pero atractiva. Poco peso tiene ya el valor metafictivo que era la base de la saga, a cambio se ha optado por otro ingrediente mucho más efectivo, la nostalgia, con una sucesión de guiños inagotable, así como dejando la puerta abierta a más entregas y más regresos de personajes del pasado.

Tal vez no haya mucho más hilo del que tirar, pero todo apunta a que vamos a tener Scream para rato.

Póster Scream VI
Póster Scream VI