El 10 de abril se cumplen 25 años del estreno de Scream. Vigila quién llama, cinta con la que Wes Craven, de la mano del guion de Kevin Williamson, recogió las aspiraciones metafictivas que ya había planteado en La Nueva Pesadilla de Wes Craven y reflexionó/ parodió las claves de un género que él mismo había ayudado a definir, el slasher. Scream era una película de terror que se ajustaba a los parámetros de clásicos como La Noche de Halloween, Viernes 13 o Pesadilla en Elm Street (y todo el fondo de catálogo que estos títulos inspiraron, ya fuera en forma de secuelas o de copycats).

Si bien la cinta funcionaba perfectamente como integrante de ese selecto grupo, lo cierto es que más allá de las andanzas de Ghostface, lo atractivo de la película era esa relación de características que los propios personajes enumeraban como definidores de un subgénero cinematográfico. Las siguientes secuelas, todas de nuevo de la mano de Wes Craven, siguieron analizando el ADN cinematográfico del terror aplicado a diferentes condicionantes. En nuestra opinión, dentro de estas continuaciones, el capítulo más fallido fue Scream 3, la única en la que Williamson se ausentó como guionista, mientras que la segunda entrega se mantiene como el capítulo más inspirado.

Scream, de Paramount Pictures y Spyglass Media.
Scream, de Paramount Pictures y Spyglass Media.

RE-CUELAS

Si en Scream 4 la saga se fijó en los cambios surgidos en los 10 años que separan esta entrega de la anterior, con especial fijación en las películas tipo found footage, para esta quinta parte, la saga se fija en ese concepto cargado de nostalgia denominado (a falta de un nombre mejor) “re-cuela” que ha imperado en los últimos años, donde las fronteras entre secuela, reboot y remake están más nebulosas que nunca, y donde uno de los aspectos fundamentales es el integrar un nuevo reparto (preferentemente juvenil) con las viejas glorias de la saga. De ahí que, frente a ese casting integrado por Jenna Ortega, Melissa Barrera, Jack Quaid, Dylan Minnette, Mikey Madison, Jasmin Savoy Brown y Mason Gooding, destaca el regreso de los veteranos Neve Campbell, Courteney Cox y David Arquette o incluso Marley Shelton como la sheriff Judy Hicks y alguna sorpresa de ultratumba.

La diferencia, en este caso, con las anteriores entregas de la saga Scream es que, en esta ocasión, el componente metafictivo que sirve de referencia no es exclusivo del slasher. Es más, lo hemos visto con mayor asiduidad en otro tipo de películas e incluso series de televisión: Cobra Kai, Creed, la nueva trilogía de Star Wars, Cazafantasmas. Más Allá, Spiderman. Sin Camino a Casa. Es más, ese mismo componente metafictivo marca de la casa tampoco llega nuevo a las salas de cine, ya que Matrix Resurrections se adelantó algunas semanas a los postulados de esta nueva Scream. Los dos títulos apuntan la misma ironía autoparódica hacia sí mismos, aunque quizás la cinta de Lana Wachowski, por inesperada, llegue a ser más virulenta y ha generado más posturas contrapuestas que este regreso a Woodsboro.

Scream, de Paramount Pictures y Spyglass Media.
Scream, de Paramount Pictures y Spyglass Media.

COPYCATS

En cualquier caso, Kevin Williamson ha optado por, como indican los propios personajes de la película, regresar a lo básico, y ha escrito un guion que sabe reflejarse y repicar las secuencias y conceptos ya icónicos de la cinta original. Como re-cuela, este Scream es especialmente deudor de la primera parte y menos interesado en las continuaciones, salvo por los guiños a Puñalada.

La cinta funciona perfectamente por sí sola, pero, nostalgia obliga, su verdadero objetivo sólo se cumple con espectadores que conozcan con soltura la película original y todo el movimiento creado por Craven y Williamson a partir de ella.

Tras el fallecimiento de Wes Craven en 2015, las riendas de la dirección han recaído en la pareja formada por Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, directores de El Heredero del Diablo o Noche de Bodas. Los dos cineastas demuestran haber estudiado a fondo la narrativa de su predecesor y ofrecen una película que no desentona en cuanto a tono y puesta en escena con las anteriores. Es casi como si fuera verdaderamente Craven quien está detrás de la cámara. Ya sólo la secuencia del prólogo, con su cita a la icónica entrada de Drew Barrymore en la saga, deja claro que la prioridad de los recién llegados no es subvertir, cambiar, llevar por nuevos caminos la nueva historia, sino todo lo contrario, que el espectador no aprecie el cambio de testigo.

Scream, de Paramount Pictures y Spyglass Media.
Scream, de Paramount Pictures y Spyglass Media.

LAS VARIACIONES GOLDBERG DEL TERROR

Llama la atención dentro de la cinta un componente reivindicativo del subgénero que sí nos parece novedoso en la saga. En la película se hace referencia a la coexistencia de las cintas de terror tradicional, de este slasher de toda la vida, con una nueva vertiente, el “terror elevado”, en guiño a ese tipo de producciones llevada por empresas como A24, con un perfil indie y más intelectual que los mata-mata de consumo masivo. Si bien la cinta manifiesta su respecto por estas películas, aprovecha su discurso metafictivo para revalorizar también al slasher como un entretenimiento explícito y honesto que busca ofrecer a su público una muestra de terror artesanal, sin subterfugios.

Tanto Williamson como Bettinelli-Olpin y Gillett saben qué teclas tocar para contentar a los fans e incluso tocarles la fibra sensible. La nueva Scream no sólo funciona como parodia de las “re-cuelas”, sino que, tal y como pasaba con el Scream original y el slasher, funciona perfectamente como una de ellas. Por mucho que la propia película te reconozca que la presencia del triunvirato formado por Campbell, Cox y Arquette responde a una estrategia de marketing hollywoodiense, el espectador veterano no puede más que emocionarse cuando aparecen en pantalla, por mucho que dejen también patente que la nueva hornada, aunque menos desdeñable de lo que cabría esperar, tampoco está a la altura.

Qué pena que, de entre los regresos a la saga, no se contara con Marco Beltrami para la partitura musical. El músico había sido también decisivo en el ADN cinematográfico de las entregas anteriores y su sustitución por un ruidoso y hueco Brian Tyler es uno de los aspectos donde la película flaquea. El efectismo del compositor puede servir para marcar la acción, pero carece de la personalidad que su predecesor había insuflado a la saga.

RANKING DE “PUÑALADAS”

En nuestra opinión, Scream versión 2022 se queda corta frente a las excelencias como secuela de Scream 2, pero se posiciona inmediatamente debajo en el escalafón de las continuaciones de la saga, por encima de sus dos predecesoras. Los seguidores de Ghostface no se sentirán decepcionados y queda claro que, con maña y saber hacer, podemos tener franquicia para rato.