Cuando Matrix se estrenó en 1999 se convirtió en una película bisagra con el cine del siglo XXI. Parafraseando a Jack el Destripador, las hermanas Wachowski bien podrían decir aquello de “un día los hombres mirarán atrás y dirán que con nosotras nació el siglo XXI”.

Por supuesto, nada sale de la nada y la película bebe de muchas referencias, especialmente del cine y la animación asiática, sin embargo, no se puede negar que supuso una revolución, al menos en lo que se refiere al cine mainstream y su impronta no sólo abrió la postmodernidad al cine comercial, sino que sus aciertos fueron imitados hasta la saciedad (incluso el hastío) por películas y series posteriores. Tras un éxito de esta magnitud, es muy difícil que un artista sea capaz de replicar un impacto tan influyente en el lenguaje de un medio como las cineastas lo hicieron aquel año. De ahí que, con sus virtudes y sus errores, ninguna de las dos secuelas posteriores fuera capaz de acercarse a la huella dejada por la cinta original.

¿Es posible devolver la vitalidad a la franquicia 18 años después del estreno de su última entrega? Si bien, efectivamente, el cine de hoy sigue llevando escrito en su código fuente la influencia de Matrix, el concepto de blockbuster a día de hoy pasa por otros parámetros, como deja patente el éxito de Spiderman. Sin Camino a Casa en la taquilla.

NUNCA DIGAS NUNCA JAMÁS

Hacer una nueva entrega de Matrix tras el cierre de Matrix Revolutions sólo se puede justificar en términos de seguir sacando beneficios económicos a la franquicia y en la insaciable necesidad del fan de seguir alimentando su afición. Este, curiosamente, es el punto de partida de la propia película. Las hermanas Wachowski siempre afirmaron que daban por cerrada la historia y que preferían adentrarse en otro tipo de proyectos.

Según Lana, este proyecto surge de una historia que escribe a raíz de la muerte de sus padres (a quienes está dedicada la película). Por otro lado, se ha desvelado que Warner tenía intención de seguir explotando la franquicia con o sin sus creadoras. Finalmente, Lana aceptó el desafío de continuar la serie, pero lo ha hecho de una manera en la que se permite también el lujo de criticar abiertamente este espíritu de explotación industrial, donde la creatividad viene después de la previsión de rédito comercial.

IRONÍA POSTMODERNA EN TIEMPOS DE EMOTIVIDAD NOSTÁLGICA

Encontramos dos películas dentro de Matrix Resurrections, que aspiran a objetivos distintos. Todo el inicio de la película, supone una parodia por parte de Lana Wachowski del modelo de industria del Hollywood actual, obsesionado con la explotación de viejas franquicias que mantienen su reconocimiento por parte del público. El concepto de que en la película estén desarrollando un videojuego con el que reflotar la propia saga de Matrix y los diálogos en los que se debate sobre qué tipo de producto debería ser, riéndose abiertamente de la falta de creatividad de los estudios y la preferencia por replicar el original en lugar de buscar continuar la historia por caminos inexplotados, no sólo funciona como autorreflexión irónica y crítica sobre la propia naturaleza de Matrix Resurrections como secuela tardía, sino que es aplicable a las principales superproducciones del Hollywood reciente. En este sentido, aunque la película se construye sobre la propia iconografía de la saga, evita en todo momento caer en el conformismo nostálgico y se sitúa a suficiente distancia como para cuestionar su propia naturaleza como secuela.

DIALOGANDO CON EL PASADO

La segunda película que identificamos dentro de Matrix Resurrections es lo que en sí debería ser la propia secuela, es decir, una trama de ciencia ficción, ciberpunk, repleta de acción y jugando con los parámetros de la realidad. Sin embargo, también en este apartado Lana Wachowski se aleja de lo previsible. La nueva película entra también en los parámetros propios de la línea de secuela/ remake a la que estamos habituados, sin embargo, en este caso coexistiendo en la propia pantalla con la trilogía anterior. Este componente de autoconsciencia y metalenguaje aporta a la película un interesante diálogo con la obra original, donde los personajes, más allá de la acción, reflexionan sobre su propio valor dentro de la historia y, en algunos casos, incluso con capacidad de subvertir su función dentro de la trama, como es el caso de Trinity, reconvertida en la verdadera protagonista y heroína de esta nueva entrega frente a un Neo inseguro y pasivo.

POR LA MADRIGUERA DE CONEJOS

A nivel de acción y efectos especiales, la película sí cumple con lo esperado. La cinta está cargada de acción desbordante, rodada de manera espectacular, jugando con el barroquismo visual y empleando los efectos digitales para seguir transformando Matrix en una realidad maleable y plástica, más allá de los límite de la física. La forma en la que la cámara acompaña a los personajes en su trasgresión de las leyes de la gravedad, da a la cinta una nueva muestra del virtuosismo visual con sello Wachowski, aunque, personalmente, echamos de menos las elaboradas coreografías del maestro Woo-Ping Yuen y nos parece que, con todas sus virtudes, las secuencias de acción no logran superar el impacto logrado con las películas originales y que a día de hoy siguen siendo historia del cine.

Lo mismo nos pasa con la música. La partitura de Johnny Klimek y Tom Tykwer replica el sonido de la obra de Don Davis, intenta capturar la complejidad que la caracterizó allá por 1999; pero, por lo general, nos parece más un traje elegante y hecho a medida, pero que se queda en la superficie.

ADENDA

Y es que si bien Matrix Resurrections nos parece una película arriesgada e inteligente, que pretende desprenderse de sus estereotipos de secuela hollywoodiense y que, más allá de su discurso metafictivo, funciona como un entretenimiento de acción y fantasía; en el fondo, no puede replicar el carácter revolucionario de su cinta madre. En este sentido, la cinta no añade al conjunto, no hace avanzar la franquicia, sino que actúa como apéndice a la misma. Esto, sumado a su carácter irónico y autoparódico puede ser malinterpretado por los fans que acuden a verla y pueden ver en su tono y su desarrollo más una tomadura de pelo que la sana reflexión sobre la naturaleza del reinicio que propone Lana Wachowski.

Matrix Resurrections
Matrix Resurrections