Una mujer avanza desesperadamente en un paraje que tiende a desértico (arena bajo los pies, edificaciones vetustas alrededor) a plena luz del día, con un objetivo claro. El rostro de la joven, muy expresivo, refleja la angustia por respirar un aire planetario contaminado, insano. El aire sobre la faz de la Tierra está tan enrarecido que cada ser humano desesperadamente lucha por conseguir diariamente unos preciados destellos de oxígeno de calidad. Una cabina desvencijada donde tienes que pagar por respirar a través de mascarilla es el objetivo de la joven. Una robótica e impersonal voz femenina, que emana de algún recóndito lugar del cubículo, recuerda que la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja respirar al menos 5 minutos al día de oxígeno puro (que, obviamente, no es el natural). La corporación Oxigene, promete, por un módico precio el “oxígeno de confianza” según proclama, “para conservar una buena calidad de salud”.
La sensación de la joven de alivio por respirar tan ansiada pureza dura poco. Otra mujer acude repentinamente y está dispuesta a luchar a vida o muerte por ocupar la cabina. El forcejeo de las dos mujeres, una desde fuera, la otra desde dentro, constituyen fiel reflejo de auténtica desesperación. Esta circunstancia, y la presencia de la cámara casi siempre fija ante el rostro de la primera mujer, transmiten una intensidad inusitada.
Génesis Lence, realizadora, guionista, fotógrafa, directora de arte, oriunda de Galicia, pero afincada en Madrid desde hace 5 años, debutó en la dirección en 2016 con su cortometraje Sordas. Su claridad de ideas, el dominio del espacio, su capacidad para crear atmósfera y el hábil manejo del tiempo real como un instrumento más para contar su historia (no como un simple golpe de efecto), quedan patentes en su cortometraje Cinco minutos. El filme constituye un angustioso y vigoroso thriller futurista, del que nos apetece ver más. Por suerte para los espectadores, Génesis tiene la firme intención, de convertir el cortometraje en una serie de televisión. La historia que se intuye en los cinco intensos minutos de filme, bien lo merece.
El thriller de anticipación que nos presenta un futuro caótico, por obra y gracia de la ambición humana, con clara intención de concienciar, de llamar la atención sobre el nefasto rumbo que llevamos en general como humanidad, y donde las impersonales y cada vez más despiadadas corporaciones juegan con los miedos y sentimientos de las personas, creando absurdas necesidades a los “pobres mortales”, como si de dioses del antiguo olimpo se tratasen, no es nada nuevo. Pero la experiencia a la que Génesis nos somete durante los 5 intensos minutos de este soberbio filme, en una sala de cine, se convierte en una experiencia única y realmente inolvidable.
Gran parte de la eficacia, más allá de constituir un único e intenso plano secuencia, y el hecho de transcurrir a tiempo real, está depositada en la actriz Aïda Ballmann. Nacida en la isla de El Hierro, de ascendencia alemana, Aïda compagina labores de actuación con las recientes de producción, donde le toque, pues el mundo es su territorio, y un rodaje la puede localizar en cualquier parte. La cámara de Génesis se planta prácticamente durante todo el metraje en el rostro de Aïda sin dejarla, hasta el plano final donde la protagonista se va alejando de la cámara y del lugar donde está ubicada la cabina, cargando con la otra joven que desesperada trató de respirar como ella en el mencionado cubículo.
El placer por el detalle de la joven realizadora queda plasmado, no sólo en la soberbia pista de audio, con una magistral planificación y empleo del sonido, que proporciona mucha información de lo que ocurre tanto dentro como fuera del encuadre. El talento de la joven realizadora lo podemos apreciar igualmente, por ejemplo, en ese modélico instante antes mencionado, del cortometraje donde el personaje interpretado por Aïda Ballman logra encajarse la mascarilla de la cabina prácticamente destrozada. La realizadora concede a su protagonista unos segundos de alivio… tan solo eso, unos segundos, hasta que la angustia y la desesperación vuelvan a hacer acto de presencia.
Imágenes demasiado familiares en estos tiempos de pandemia mundial, como la tos, la dificultad respiratoria la necesidad de colocarnos una mascarilla, la inquietud que nos causa ver otras personas con su máscara mal colocada, que deja la nariz al descubierto, son factores que proporcionan claramente una medida trágicamente demasiado familiar a los espectadores, y aparecen servidas con gran habilidad en este sorprendente filme.
Presentación del cortometraje CINCO MINUTOS en Isla Calavera 2021
En la quinta edición del Festival de Cine Fantástico de Canarias Isla Calavera, edición 2021, tanto Génesis Lence como Aïda Ballmann (miembro del Jurado de largometrajes) estuvieron recorriendo la alfombra roja del festival, posando en el photocall, despertando admiración e interés por su trabajo, y por supuesto, presentando Cinco minutos en algunos de los pases del filme. El nivel de cortometrajes de esta edición del festival es altísimo. Cinco minutos constituye un auténtico top y todo un lujazo de deleite y disfrute en la gran pantalla de una sala de cine.
Como la propia Aïda comentó en una de las presentaciones del filme en el entorno del festival, los ensayos tuvieron lugar, por circunstancias pandémicas, vía Skype, y todo el “movimiento” que se puede apreciar en el filme fue fruto de bastante improvisación y, en su opinión queda tan bien plasmado en pantalla debido a la sinergia del equipo durante el rodaje. Compartimos desde estas líneas la valoración positiva de la coreografía corporal.
La vitalidad, el entusiasmo de ambas, de la actriz y la realizadora, y su facilidad para compartir sus experiencias fílmicas con todos nosotros, fue sin duda un soplo de aire fresco para las bambalinas festivaleras… casi tanto como el “oxígeno de confianza” que proporciona la corporación Oxigene.