Dakota Johnson, como todos sabemos, es una actriz que viene de familia de artistas. Hija y nieta de actores, siempre ha vivido en el entorno del mundo de Hollywood, por lo que su carrera difícilmente iba a coger otros derroteros que no fueran la interpretación. Heredera de la belleza y la fotogenia de su abuela Tippi Hedren y su madre Melanie Griffith, su filmografía hasta la fecha se ha movido entre proyectos de presupuesto medio, principalmente dramas y comedias, pero con cierto perfil comercial.

Sus apuestas artísticas más ambiciosas han venido de la mano del cineasta Luca Guadagnino, con quien trabajó en Cegados por el Sol y Suspiria; sin embargo, aquellos títulos que le han dado más notoriedad han venido a ser también aquellos de perfil crítico más bajo, las adaptaciones de la serie de novelas de Cincuenta Sombras de Grey y, ahora, Madame Web. Pese a su juventud, lo anterior deja claro que Johnson no es una debutante en el mundo de Hollywood, y aún así, no deja de ser chocante su continua expresión de incredulidad y sorpresa, de “¿qué hago yo aquí?” que la acompaña en cada plano de Madame Web, expresión con la que nos sentimos plenamente identificados durante el visionado de la película, no sólo de qué hace Dakota Johnson en esta película, sino, más allá, qué hacemos nosotros en la sala viéndola.

SPIDERVERSO

Madame Web se engloba en ese spiderverso alternativo que Sony ha ido desarrollando mientras Disney saca partido de Peter Parker dentro de su Universo Cinematográfico Marvel. De las películas de Sony de este spiderverso, brillan con especial relumbrón las dos entregas de animación de Miles Morales, mientras que las aportaciones en imagen real han resultado todas una auténtica decepción. Las dos entregas de Venom, aunque taquilleras, son a cada cual más ridículas y Morbius pasó a convertirse en el hazmerreír de la temporada, testigo que ahora le ha pasado a Madame Web.

Cassandra Webb nació dentro de los comics de Spiderman de la mano del escritor Denny O’Neil y el artista John Romita, Jr. como un personaje con poderes de precognición (como ese guiño mitológico del nombre nos adelanta). Aquejada de una enfermedad degenerativa vive enchufada a una silla que mantiene sus funciones vitales, al mismo tiempo que sus poderes le permiten ser el centro neurálgico de la red de personajes cuyos poderes están vinculados con las características arácnidas.

REDES TEMPORALES

Madame Web se presenta como una historia de origen, donde veremos cómo Cassandra descubre sus poderes y la existencia de las otras spiderwomen, situando la trama antes de la llegada de Peter Parker, por lo que preparando el terreno para la llegada de Spiderman. La trama incluye algunos guiños curiosos, como la presencia de Ben Parker, futuro tío de Peter, y presenta la sociedad de los spider, una tribu dedicada a la protección de los poderes de la araña. Hasta aquí, todo bien.

El reparto, formado principalmente por interpretes femeninas cuenta con nombres destacados dentro de la nueva generación de Hollywood. Johnson actúa aquí dentro y fuera de la pantalla como una especie de madrina de todas ellas, pero la elección de Sydney Sweeney, Celeste O’Connor e Isabela Merced, no sólo apunta a algunos de los nombres prometedores del star system próximo e inmediato, sino que además suma en los apartados de inclusión y diversidad.

En el apartado masculino tampoco hay queja, Tahar Rahim y Adam Scott, aunque actores de muy diferente pelaje, son también dos intérpretes notables y versátiles. Ninguno de estos nombres es merecedor del despropósito en el que se han visto inmersos y todos procuran, en la medida de las posibilidades que les prestan, aportar dignidad a sus personajes.

Esto es extensible a otros profesionales, como el director de fotografía Mauro Fiore (habitual de Antoine Fuqua) o el prestigioso compositor sueco Johan Söderqvist.

CAMINO AL DESASTRE

¿Dónde reside entonces el problema? En primer lugar, un grave problema de producción marcado por indefinición acerca del enfoque de la película. La cinta sufrió múltiples modificaciones en su proceso y fue desnaturalizando el resultado. Como comentábamos, el punto de partida nos parece interesante, pero el desarrollo se pierde sin un claro camino, y todo en la producción parece precipitado, chapucero, desde guion, realización, montaje o efectos especiales. Nada de lo que hay en pantalla parece responder a una producción de cerca de 100 millones de dólares.

Las incongruencias argumentales, visuales, se acumulan para una película con problemas de ritmo, aquejada de secuencias gratuitas y de escaso peso dramático, para resolverse en un clímax ruidoso y mal ejecutado. Al guion le falta desarrollo argumental y de personajes. El personaje de Cassandra evoluciona a trancas y barrancas, pero el resto de los secundarios son un cúmulo de escasez de ideas y personajes vacíos.

Por último, la realización de S. J. Clarkson es anodina y rutinaria. Hay un par de apuestas visuales atractivas, pero que caen en saco roto y a las que no se les terminan de sacar partido. Esto puede venir también marcado por una postproducción problemática, con cambios de última hora que han terminado de rematar una película que ya venía herida de muerte.

Madame Web se salda como otra caída al vacío dentro de género de superhéroes y la reafirmación que la cadena industrial con este tipo de películas ha caído en el agotamiento y la precipitación. Un poco de la precognición de su personaje no le hubiese venido mal a Dakota Johnson, que seguro que hoy se está arrepintiendo de haber hecho esta película.