Cuando una película tiene éxito es normal que, además de generar nuevas continuaciones, impulse la producción de otras películas que quieran sumarse a la ola del éxito. En ocasiones se trata de producciones serias que verdaderamente apuestan por tratar de pulir el referente del que parten, aunque, en las que más, lo que encontramos son películas carentes de sello u originalidad que tratan de copiar algo sin siquiera tener el talento para emularlas bien. Algo así es lo que sucede con la nueva película de Martin Campbell, La Protegida, que no puede evitar ser la marca blanca, sosa y ridícula del éxito de John Wick en 2014.
Desde luego, John Wick no descubre la pólvora, ni mucho menos, pero, como sucediera previamente con la saga Bourne, el éxito inesperado de una película modesta como ésta ha abierto las puertas a recuperar un estilo de cine de acción basado más en un tipo de violencia más física, basada en el enfrentamiento cuerpo a cuerpo, sacando partido a tomas largas y planos secuencia y donde la involucración física de la estrella protagonista en las escenas de riesgo es fundamental. Al público le gusta sentirse inmerso en la acción y que quede patente que, en lo que ve, no hay trampa ni cartón, ni siquiera abuso de dobles de acción.
Aparte de las secuelas de la saga protagonizada por Keanu Reeves, varias son las películas que, de manera indisimulada, hay replicado el modelo. Algunas lo han hecho con resultados positivos, como Atómica o Nadie; otras no han sobrepasado el nivel de explotación cutre, más cercana a lo que hasta hace poco eran directos al mercado doméstico y que hoy engordan sin nutrir el catálogo de las plataformas digitales.
Nacida para la venganza
La protegida tiene aspiraciones, pero las buenas intenciones no construyen una buena película. Como director tenemos a Martin Campbell, artesano que es capaz de los mejor y de lo peor. Muy lejos lo vemos aquí del cineasta que nos regaló Casino Royale y más próximo al que perpetró Linterna Verde. Lo mismo podemos decir del guionista Richard Wenk, aquí no tan inspirado como en 16 Calles o The Equilizer. El Protector.
La película reúne tal cantidad de incongruencias, escenas carentes de sentido, redundancias inútiles, personajes mal construidos, que da la impresión de que se trata de una película construida a base de retazos. Campbell pretende darle una cierta elegancia a la narración y convencer al espectador de que está viendo un producto sofisticado; sin embargo, sus esfuerzos son en balde porque, entre lo endeble del guion y las carencias de presupuesto, es imposible insuflar refinamiento al pastiche de la historia.
Esto es, sin duda, una lástima, ya que las secuencias de acción están bien elaboradas y, por esa parte, la película cumple. Hay secuencias como la pelea en el apartamento de Duquet (Ray Fearon) y planos como el golpe contra la mesa de cristal que, por un breve instante, parecen despertar las posibilidades de la película. Desgraciadamente, no hay historia que sustente estos momentos, y es más, el guion parece pensado para malograr las pocas oportunidades de éxito de la película.
Trío protagonista
El principal atractivo de la película reside en su trío protagonista principal. Si bien Maggie Q nunca ha llegado a cumplir sus aspiraciones de convertirse en la nueva Michelle Yeoh, es una actriz con dotes para la acción en pantalla, algo que aquí vuelve a demostrar. Desde luego, la intérprete aporta y convence en las secuencias de acción y resulta una lástima que transmita tan poco en los momentos dramáticos de la cinta. Samuel L. Jackson tiene experiencia en alternar grandes superproducciones con series B como ésta, y si bien, tirando de carisma, en pantalla cumple, está claro que éste es uno de esos proyectos donde trabaja con el piloto automático activado.
Verdaderamente, la única razón para ver La Protegida reside en su tercer nombre estelar. Resulta llamativo cómo en 1989 su nombre quedó relegado a segundo lugar tras el de Jack Nicholson en Batman y ahora es él quien desplaza a la protagonista en el cartel de la película. Michael Keaton aporta tal presencia en pantalla, tal atractivo a su personaje de asesino a sueldo veterano, que logra elevar el resultado de la película en las secuencias en las que él aparece, además de compensar la diferencia de edad en sus encuentros con Maggie Q.
Pese a sus inquietudes, La Protegida es de esos proyectos que estrellas como Michael Keaton, Maggie Q o Samuel L. Jackson deberían evitar, porque menoscaban las bondades de sus respectivas filmografías. Evitarla también es la mejor recomendación que podemos hacerles, pero si no hay más remedio que verla, recomendamos cabecear entre escena y escena con Michael Keaton.