Amazon Prime ha estrenado directamente en su plataforma (cosa que no ha gustado nada a su director Doug Liman) Road House, remake de la película de 1989 De Profesión: Duro, protagonizada por un Patrick Swayze en la cresta de la ola de Dirty Dancing.

De Profesión: Duro (1989)

La cinta original era un actioner producido por Joel Silver, quien reciclaba aquí muchos componentes de sus producciones anteriores, responsables de marcar en gran parte el tono y la estética del actioner ochentero, como Commando, Arma Letal o La Jungla de Cristal. En contra del discurso reciente, De Profesión: Duro no es ni un clásico de los 80, ni una película de culto (salvo quizás por su banda sonora y las canciones de Jeff Healey). En taquilla no le fue mal, de un presupuesto de 15 millones de dólares, recaudó en todo el mundo 61 millones, pero desde luego está lejos de la producción de Silver justo anterior, La Jungla de Cristal, que, con 28 millones de presupuesto, había recaudado 143 millones. Donde si tuvo una segunda vida la película fue en los videoclubs. El tono macarra de la cinta, la fama de Swayze, quien además mostraba palmito en toda la película, las peleas cuerpo a cuerpo, la música y la atmosfera de western contemporáneo hizo que la película se convirtiera en un número uno de alquiler y que a día de hoy mantenga un buen recuerdo como entretenimiento de segunda fila, detrás de los verdaderos clásicos y películas de culto de los 80.

Con una trama que muchos han comparado con Raíces Profundas, la película partía de un guion delirante. Ya sólo el héroe, doctorado en filosofía, pero que se gana la vida como segurita de bar, experto en artes marciales y con un código de honor ancestral, no deja demasiado espacio para la verosimilitud. El villano también era de traca, un Ben Gazzara disfrutando de su rol de villano sin complejos, rodeado de una panda de matones de lo más estrambótico. La fauna que se reúne en el bar tampoco se quedaba corta o aquel Sam Elliot en plan sensei crepuscular.

Al final, lo único que realmente chirriaba era el personaje de la chica, interpretada por Kelly Lynch, demasiado inteligente, razonable y civilizada como para mezclarse con todos los demás. Tras la cámara, Rowdy Herrington, un realizador con menos galones que Richard Donner o John McTiernan, pero que cumple con el encargo. Dicho así, puede parecer que estamos hablando de un horror de película, pero no. De Profesión: Duro respondía al espíritu del momento y, sin ponerle estrellas que no le corresponden, sí resultaba un entretenimiento muy disfrutable. Todo en la película resultaba gratuito (la violencia, los desnudos, los giros de la trama), pero amenizaba, que era su función.

Dalton, el protagonista era un remedo de Martin Riggs, también psicológicamente torturado, pero sin instinto suicida. La música de Michael Kamen, todo un clásico del género, recurría a los solos de guitarra, pero también a la fastuosa orquestación de metales propia de La Jungla de Cristal o Arma Letal. Como comentábamos antes, al desarrollarse la acción en un bar de carretera, la presencia de la banda de música es constante, dando un espléndido protagonismo a Jeff Healey, cuyas versiones de clásicos del rock y el rhythm’n’blues se convierte en lo mejor de la función.

Road House por Doug Liman

Ahora nos llega esta nueva versión actualizada al siglo XXI, pero que mantiene el encanto de los 80. Le falta irreverencia, le falta el descaro y la gratuidad de entonces, pero, por lo general, nos parece una digna revisión de la original, partiendo del hecho de que no viene a ocupar el espacio de una película fundacional de nada, ni clásico del séptimo arte.

Como en la anterior, esta nueva versión lo que procura es entretener, distanciándose lo suficiente de la original para no parecer una fotocopia, pero recuperando parte de su espíritu.

Aquí la partitura de Christophe Beck brilla menos que la de Kamen y resulta más rutinaria, pero todo el apartado de música rock (aquí desarrollado por diferentes bandas) es extraordinario y vuelve a situar la música en primera fila.

Si en la versión del 89 podíamos decir que Dalton era una especie de samurai, regido por un código de honor; en esta nueva versión, el protagonista interpretado por Jake Gyllenhaal es más bien un ronin, un guerrero que ha perdido su destino y que vive errante hasta encontrar el momento de redimirse. Aquí el pasado de Dalton tiene más desarrollo que en la anterior y cumple un valor narrativo en el desarrollo del personaje. Gyllenhaal se mete de lleno en el papel. No sólo físicamente cumple de sobra con los requerimientos del personaje, sino que refleja bien ese componente de llanero solitario, de guerrero errante, invencible, pero que evita en la medida de los posible y sin éxito la violencia.

Road House. (c) Amazon Prime
Road House. (c) Amazon Prime

Secundarios entrañables

La cinta cuenta también con un conjunto de personajes secundarios que resultan entrañables, tanto en el bando de los buenos como en el de los villanos, aunque a Billy Magnussen le falta caché para medirse con Ben Gazzara.

Mención aparte merece Conor McGregor, luchador irlandés de artes marciales mixtas en la vida real y que aquí hace de sicario psicópata. Pasado de histrionismo, con escasas dosis de habilidad interpretativa, McGregor no encaja en la película, y su personaje era perfectamente eliminable. Sin embargo, se convierte en el componente más delirante, irreverente y puramente ochentero de la película. Sus dos peleas con Gyllenhaal son lo más desmedido de toda la cinta, máxime cuando ambos intérpretes prescindieron del uso de dobles.

La puesta en escena de Liman es vibrante y dinámica, con un complejo trabajo de montaje detrás. Nuestra pega a la película va más para aquellos momentos, sobre todo en su tercio final, cuando abandona el guiño ochentero y canibaliza su hiperevolución winstrolada al estilo A Todo Gas.

Esta nueva Road House no va a ser un clásico, ni una película de culto, ya no hay videoclubs y no sabemos qué vida va a tener en la plataforma de Amazon; pero, como su precedente, lo que pretende es entretener y mantenernos dos horas enganchados a la pantalla, y eso lo cumple.

Road House. (c) Amazon Prime
Road House. (c) Amazon Prime