Crítica: ‘DEADPOOL’. Wham!, con exclamación al final

Estreno en cines (España): 19 de febrero de 2016

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Afortunadamente, vivimos en una sociedad donde cada vez está más aceptado y proliferan más los lectores adultos de cómics de superhéroes (y por extensión espectadores de las películas). Muchos de ellos nos criamos leyendo las aventuras de estos personajes y con la llegada de la madurez hemos mantenido esta afición, aunque eso sí, exigiendo una mirada más adulta. La base de la adaptación del personaje de Deadpool al cine viene precisamente con la intención de socavar y parodiar esa visión infantilista del género.

Deadpool

Lejos de adecuarse a los códigos morales que presuponemos a los superhéroes, el personaje es un mercenario, deslenguado, procaz, violento, sexualmente promiscuo y totalmente irreverente hacia la posición de otros personajes de su mismo universo mutante. La película no sólo introduce toda la violencia, la mala uva y el contenido sexual que se había vetado previamente, sino que además gran parte del humor de la película tiene un carácter metafictivo, con referencias directas a los personajes de la franquicia mutante, a los actores que los interpretan o al estudio que ha producido las películas.

A esto se suma también un amplio espectro de guiños cinéfilos que abarcan no sólo el cine reciente, sino también clásicos de los 80 y 90. Si bien este humor negro e irreverente domina toda la función, no por ello Tim Miller se despreocupa a la hora de escenificar las escenas de acción.

El cineasta ofrece una puesta en escena postmoderna, jugando con los ralentís, los planos imposibles, y la plasticidad que aportan los efectos digitales a la imagen para ofrecer unas impactantes secuencias de acción, vibrantes, originales y dinámicas. Al igual que sucediera con James Gunn en Guardianes de la Galaxia, la suya es una mirada excéntrica, independiente, anticanónica, del universo Marvel, lo que le da a la película un valor distintivo, frente al carácter formulario de otras producciones de más peso.

Deadpool no es la mejor película de superhéroes, pero sí es un maravilloso desahogo, una cinta pensada para aquellos que reclaman más agresividad y un sentido del humor más gamberro en las adaptaciones del cómic a la pantalla.

Deadpool