En 1972 se estrenó en Estados Unidos Garganta Profunda, rompiendo los tabús con respecto a la exhibición de películas pornográficas, y en 1974 se estrenó La Matanza de Texas, derribando también resistencias en lo que se refiere a la representación explícita, truculenta, de la violencia en pantalla.
No es baladí que el cineasta Ti West haya decidido combinar ambos elementos en su nueva película, X, y que ésta esté ambientada en el año 1969, como preámbulo a esa revolución cultural que estaba por llegar.
La intención de West, de todos modos, no es hacer un alegato metacinematográfico al estilo de Paul Thomas Anderson y Boogie Nights, pero sí aprovecha para jugar con esa narrativa sucia y desgarbada que marcó el cine de los 70 como respuesta rebelde al agonizante Hollywood clásico.
El director se suma a ese gusto revisionista por la estética setentera, al mismo tiempo que disemina guiños a películas de ambos géneros por toda la película; sin embargo, el verdadero acto de ilusionismo de la película lo representa Mia Goth y su doble papel.
X es una película gamberra, divertida, que nos retrotrae a aquel cine, con un gore festivo y una carga erótica más irreverente de lo que el cine actual nos tiene acostumbrados. Es verdad que, al final, queda la sensación de que esa idea se podía haber aprovechado mejor y se podía haber ido más allá con la trama (el guion es un sota, caballo y rey), pero uno se lo está pasando tan bien con lo que va sucediendo en pantalla y con lo subversivo de algunos planteamientos, que los “peros” no se los pone a la película hasta que no sale de la sala.