«El lenguaje que hemos desarrollado actualmente fue definido por los directores del cine mudo. Buster Keaton sabía colocar muy bien la cámara. John Ford, Hitchcock fijó las reglas. David Lean, que primero fue montador, de modo que entendía las reglas de narración y luego cuando se hizo realizador consiguió unas imágenes preciosas. De los contemporáneos está por supuesto, Steven Spielberg, que ya era un genio desde muy joven; Brad Bird en animación, viendo su cine te haces una perfecta idea de cómo sabe ubicar la cámara; James Cameron, por supuesto. Es una cuestión de precisión. John Ford cuando rodaba sus películas, lo hacía de tal forma que sólo se podía montar de una manera. Diseñaba y realizaba una posición de la cámara preconcebida para todo el filme. Así lo hace ahora Christopher Nolan».
George Miller
Un poco de historia
George Miller es uno de los cineastas que comenzó su andadura fílmica en un fenómeno que se denominó la Nueva Ola Australiana. La cinematografía australiana en los años sesenta del pasado siglo XX apenas tenía producción. La concurrencia de una serie de circunstancias a principios de los años 70, hacen que todo cambie. Aparece una nueva contracultura artística, la industria nacional había formado a algunos realizadores, actores y productores con hambre de hacer cine y que destacarían posteriormente en el panorama Internacional. En 1972 se crea la South Australian Film Commission.
Si a todo ello añadimos una política gubernamental que propicia la producción fílmica, con medidas fiscales ventajosas, provocaron una era de creatividad importante en el país. Esta última iniciativa, hoy es bastante habitual en el panorama cinematográfico mundial, pero en aquellos años los australianos fueron pioneros en adoptarlas.
Rápidamente la producción cinematográfica se dividió en dos tipos de producciones:
- Un cine de autor, que narraba historias típicamente australianas, muy bien elaboradas y diseñadas, ricas en detalles estéticos y artísticos, de puesta en escena muy elegante y sutil. Pertenecen a esta rama del cine patrio cineastas como Fred Schepisi, Gilliam Amstromg o Peter Weir, que realizaron, respectivamente, como botón de muestra de cada uno de ellos, películas como The Chats of Jimmy Blacksmith (Australia, 1978), de Shepisi, sobre un joven medio aborigen y sus conflictos para adaptarse entre la población blanca, concluyendo con un acto de violencia brutal, a modo de denuncia en toda regla sobre la aniquilación de la población indígena; The Singer and The Dancer (Australia, 1977), de la realizadora Gilliam Amstrong, donde una señora de avanzada edad recobra sus ilusiones por vivir al conectar con una joven muy vital, que se encuentra en un momento bastante incierto sentimental y laboralmente; o Picnic en Hanging Rock (Picnic at Hanging Rock, Australia, 1975), de Peter Weir, una absoluta obra maestra, que bebe del estilo del cine británico ambientado en épocas victorianas, con unos toques de misterio y fantasía muy bien dosificados, al servicio de la trama que narra la misteriosa desaparición, sin dejar rastro, de un grupo de jovencitas estudiantes de un colegio femenino y su profesora, que se han ido de picnic en el lugar del título del filme, y las consecuencias para aquellas personas relacionadas con el incidente y los familiares de las desaparecidas.
- Por otro lado, el cine australiano despunta con una ingente producción de películas de serie B, de rápido consumo e ínfimos presupuestos, donde cabían comedias sobre aventuras de tipo sexual, películas de acción y de terror. Es en esta corriente, donde en 1971 una película de enredos sexuales como Stork dirigida por Tim Burstall, se convierte en el primer filme de rotundo éxito comercial en su país. La película Stone (Australia, 1974), de Sandy Harbutt, un filme de bajísimo presupuesto sobre un grupo de moteros, aderezada con generosas dosis de violencia, sexo y señas de identidad autóctonas, prepara el terreno para el que sería el éxito estrella del país, Mad Max, salvajes de Autopista (Mad Max, Australia, 1979), de George Miller. Mad Max es una película filmada con presupuesto de supervivencia, que competiría “de igual a igual”, con las producciones estadounidenses en la taquilla, iniciando una saga cuyos ecos llegan al presente, que catapultó al estrellato internacional al actor protagonista, el estadounidense afincado en Australia, Mel Gibson, que protagonizó las tres primeras entregas de la saga.
Ambas tendencias del cine australiano, el cine de prestigio y la serie B, a mediados de los años 80 comenzaron a vivir una crisis de la que no remontarían, salvo ocasionalmente. Tal declive venía auspiciado principalmente por la reducción de la financiación estatal, de modo que muchos de los cineastas mencionados emigraron a Hollywood, integrándose en esa industria.
George Miller es un realizador que goza hoy de su estatus de director de culto desde su primer filme. Solo realizadores como Sam Mendes u Orson Welles disfrutan de ese privilegiado estatus.
Licenciado en medicina, Miller ha realizado cameos en sus películas, ha sido coordinador de especialistas en escenas de acción, montador, productor, guionista, ayudante de dirección hasta ser realizador. Recibió el óscar al mejor largometraje de animación por la obra maestra Happy Feet (EEUU, 2006) y tiene acumuladas dos nominaciones a mejor guionista por Babe el cerdito valiente (Babe, Australia-EEUU, 1995), de Chris Noonan, y El aceite de la vida (Lorenzo´s Oil, EEUU, 1992).
Su mujer, Margaret Sixel, es la montadora de sus películas. Mad Max: Fury Road (EEUU, 2015) costó 300 veces más que el primer Mad Max. El debut de su devenir comercial del cuarto filme de la saga, protagonizado por Tom Hardy y Charlize Theron, se produjo en el entorno del Festival de Cannes 2015, donde se estrenó el martes 14 de mayo de 2015.
EL GENIO Y LA NARRADORA
Three thousand years of longing (Tres mil años esperándote, EEUU-Australia, 2022), el nuevo filme del australiano George Miller despertaba muchísimas expectativas. El estreno en un entorno tan sagrado como el del Festival de cine de Cannes fue todo un acontecimiento. No faltó la noche del estreno el viernes 19 de mayo de 2022, la presencia de una activista ucraniana que se coló en la alfombra roja en ropas menores ataviada de llamativa pintura roja y los colores de la bandera de su país para denunciar la guerra y los ultrajes a la población.
En un pase de prensa a las 9.00 horas del 20 de mayo de 2022, en la sala Agnès Vardá, TUMBAABIERTA.COM pudo estar en la exhibición de este filme, que combina con mucha naturalidad realidad cotidiana, soledad, proyección de personajes imaginarios, con el traslado a reinos legendarios, harenes, castillos, prisiones, mundos exóticos, etc.
El resultado es un detallado y desprejuiciado viaje al reino de fantasía servido con un gusto exquisito por el detalle, preciso, muy bien medido, donde cada encuadre, cada detalle cuenta para aquello que narra. Sin duda es un filme caro, que contiene una fotografía muy elaborada y unos efectos visuales muy poderosos. Lo admirable del filme es que no por ello pierde jamás su condición de relato íntimo y personal, de radiografía del personaje principal. Miller, como explicó Tilda Swinton en la rueda de prensa, maneja el filme como si fuese una pieza de cámara de muy bajo presupuesto, aún siendo un filme considerablemente caro.
El filme rodado entre Londres, Estambul y Sidney, sigue a Alithea Binnie (Tilda Swinton), una narradora profesional de historias. La mujer, de una portentosa imaginación, tiene una gran capacidad desde niña para proyectar amigos imaginarios, acude a Estambul a dar una conferencia. En una tienda de antigüedades se queda prendada de un frasco exótico, con algunos defectos que lo hacen único. Cuando llega a su hotel, está hospedada en la misma habitación del mismo hotel donde Agatha Christie escribió Asesinato en el Oriente Express, al abrir la botella, descubre a un Genio (Idris Elba) que lleva 3000 años encerrado y que está dispuesto a concederle tres deseos, con unos límites y reglas concretas. Algunas historias que cuenta el genio nos conducen a fascinantes reinos milenarios, intrigas palaciegas y una historia de amor imposible.
A las 12.30 horas del 21 de mayo de 2022 en la sala de prensa de la planta 3 del Palacio de congresos y del Festival de Cannes, el realizador australiano compareció acompañado de los actores Idris Elba y Tilda Swinton, el productor Doug Mitchell y la coguionista Augusta Gore.
Para Miller y su elenco era fundamental conseguir un equilibrio entre la realidad y la fantasía. Concretamente más se aproximarían a sus objetivos, cuanto más se aproximasen a una base de realidad en el tratamiento de la fantasía.
Para Idris Elba, el filme posee dos narrativas que conviven: la realidad actual y las historias de fantasía que el genio cuenta. Por tanto, conviven en el filme varios grados de realidad.
Se le preguntó a George Miller en la rueda de prensa por la referencia a los superhéroes de Marvel y DC. Las historias de superhéroes son, ahora mismo, lo más parecido a la mitología griega, romana y del norte de Europa. Las equivalencias son directas. Las historias de héroes y dioses siempre han sido populares y con el devenir de los tiempos se vuelven a representar una y otra vez, afirmó el realizador.
Tilda Swinton llama la atención en torno a los peligros de narrar una y otra vez la misma historia, los lugares comunes, invitando a que las historias se cuenten desde cero, de nodo novedoso, y partiendo de diferentes perspectivas.
Para la coguionista Augusta Gore el filme resultante, que parte de la historia corta The Djinn in the Nightingale’s Eye de A.S. Byatt, posee lecturas a múltiples niveles: desde el punto de vista de la ciencia, de los mitos, la tecnología, el amor, el deseo, los miedos de cada ser humano, etc.
Para George Miller la manera de narrar las historias cambia con el conocimiento y las diversas experiencias vitales de quien las aborda. Un ejemplo claro es la pandemia. Nos ha hecho adquirir experiencia. Esas vivencias nos condicionan a la hora de contar nuestras historias.
En definitiva, Three thousand years of longing es un filme prodigioso, en términos visuales y de guion, que triunfa en un terreno complejo de esbozar en el cine con éxito: la fantasía como refugio de una acuciante e intolerable realidad.