Para bien o para mal (o mejor dicho, tanto para bien como para mal) las primeras décadas del siglo XXI en materia de terror cinematográfico pasan obligatoriamente por la productora Blumhouse. Si A24 se ha erigido como la representante del llamado “terror elevado” y sus lecturas psicológicas complejas, Blumhouse se ha convertido en la responsable de representar a aquellas producciones independientes de corte fantástico de serie B con patrones de terror más tradicionales. En ambos casos, curiosamente, el quid está en ofrecer un planteamiento llamativo que palie la falta de estrellas o de un presupuesto holgado. Y, como decimos, a veces para bien, a veces para mal.

INFANCIA Y SORORIDAD

Imaginary encaja en el patrón de Blumhouse. Aquí el componente aterrador es un oso de peluche, recuperando el vínculo entre juegos infantiles y miedos de infancia, que a su vez se convierte en un vínculo generacional desde el momento en que el elemento sobrenatural está atado tanto al personaje infantil (Alice, interpretada por la actriz Pyper Braun) y su madrastra (Jessica, interpretada por DeWanda Wise) quien sufre pesadillas relacionadas con su infancia y su relación con su padre.

Hay en la película también un discurso femenino, donde curiosamente el elemento sobrenatural amenaza a los personajes femeninos, mientras estos deben superar sus desconfianzas particulares para construir un componente de sororidad entre ellas. En la película, los dos personajes masculinos, ambos figuras paternas, Max (Tom Payne), padre de Alice, y Ben (Samuel Salary), padre de Jessica, son muy secundarios y ausentes durante la mayor parte de la trama.

Taegen Burns as Taylor and DeWanda Wise as Jessica in Imaginary. Photo Credit: Parrish Lewis
Taegen Burns esTaylor y DeWanda Wise es Jessica en Imaginary. Foto: Parrish Lewis

EL OTRO LADO

Tras la cámara encontramos a Jeff Wadlow, quien, tras Fantasy Island y Verdad o Reto, repite con Blumhouse. Como en las anteriores, su puesta en escena es correcta, sabe identificar algunos de los pilares temáticos de la trama y construye una adecuada atmósfera de suspense; sin embargo, le falta capacidad para sacar de lo rutinario esta historia que durante dos tercios del metraje nada de estereotipo en estereotipo, resultando totalmente predecible.

La parte más interesante de la película surge en su tercio final, cuando las protagonistas hacen frente a la criatura y la siguen a su propia dimensión, pero sus méritos son ajenos. Desgraciadamente, todo este tramo, desde luego más atractivo que todo el apartado anterior, no brilla por su originalidad, canibalizando todo lo posible Coraline de Neil Gaiman. Ese mundo tétrico, espejo del mundo real, al que se accede por una pequeña puerta interdimensional escondida en la casa y que está habitado por variantes de ojos negros y saltones de los personajes del otro lado, y cuyo objetivo es alimentarse de la imaginación de las protagonistas, no consigue redimir las deficiencias de la película.

SIN IMAGINACIÓN

Imaginary es una producción de bulto de Blumhouse, un engranaje más en su producción en cadena, que repite fórmula, no aporta ninguna novedad, pero seguramente seguirá afianzando las arcas de la productora. Tendremos que esperar a otra película de la empresa que quiera apostar por una propuesta verdaderamente interesante y aterradora.

Póster Imaginary. (c) Blumhouse
Póster Imaginary. (c) Blumhouse