El cine de Jean-Stéphane Sauvaire habla de personajes al límite, supervivientes del lado más desolador y violento de la sociedad. Carlitos Medellin es un documental sobre la convivencia con la droga y la violencia bajo el reino de los cárteles de la droga; Johnny Mad Dog habla de los niños soldados en Liberia; y en Una oración antes del amanecer se centra en la historia real de un boxeador inglés, prisionero en una cárcel de Tailandia, que sobrevive a base de combates de Muay Tai. Son todas historias desgarradoras, donde el espíritu humano se ve contra las cuerdas ante el horror y la desesperanza.
VIOLENCIA SANITARIA
Su más reciente trabajo, visto en el Festival de Sitges 2023 y recientemente estrenado comercialmente en España, es Ciudad de Asfalto, cinta rodada en las calles de Nuevas York, exponiendo los barrios de mayor exclusión social, con los mayores índices de pobreza y criminalidad, todo desde la perspectiva de dos paramédicos del servicio de urgencia en el turno de noche que recorren la ciudad en ambulancia atendiendo a todo tipo de pacientes.
La situación del sistema sanitario en Estados Unidos es implacable para aquellos que no cuentan con un buen seguro médico, quedando en las manos de una estructura médica voluntariosa, pero que carece de medios y de personal, con sanitarios sobreexplotados y que tienen que lidiar con situaciones de gran violencia. Con sus luces y sus sombras, Ciudad de Asfalto es un homenaje a estos profesionales que tienen que llevar a cabo su trabajo en condiciones infrahumanas, en ocasiones hasta con los propios pacientes en contra, en un sistema para el que la atención pública es discriminatoria.
SOLOS ANTE EL PELIGRO
A modo de buddy movie, con paramédico veterano que intenta acompañar y adiestrar al novato, ambos interpretados por Sean Penn y Tye Sheridan, la cinta va ilustrando lo que supone el turno de noche, atendiendo a varios clientes y afrontando situaciones de intensa violencia. La puesta en escena de Sauvaire es intensa y acelerada, con un extenso uso dela cámara en mano, situando al espectador en primera línea de combate. El rodaje en las calles, con una mezcla de actores profesionales y amateurs, una dirección de fotografía sucia y urbana y un montaje que no escatima la crudeza de esa realidad convierten a este película en un viaje a los infiernos del abandono social. La película llega con dos años de retraso, pero duele pensar el inframundo sanitario que espera a Estados Unidos tras el actual desmantelamiento de la escasa sanidad pública existente en el país con la llegada de Donald Trump en su segundo mandato.
Siguiendo patrones habituales, Tye Sheridan interpreta al joven novato, aún idealista, que verá su inocencia diezmada ante la realidad que le va a tocar vivir. A su lado un veterano curtido, pero desencantado, que ha perdido la esperanza en el sistema y sobrevive con su propia escala de valores. A nivel interpretativo, ese contraste de experiencia también es evidente. Mientras Sheridan cumple e intenta dar un peso dramático a su personaje, Penn se come la función con la intensidad de su interpretación, más acorde con el tono furioso e implacable de la narrativa de Sauvaire.
AL LÍMITE
Ciudad de Asfalto es una película necesaria, hoy, dos años después, incluso más que cuando hizo su presentación en los festivales de Cannes y de Sitges, por la urgencia social que se avecina. Su único hándicap es su cercanía con otro título previo, Al Límite, dirigida por Martin Scorsese y escrita por Paul Schrader, que ya en 1999 denunciaba el estado de alarma en el que se encontraban los profesionales del sistema sanitario público en Estados Unidos y en el estado de Nueva York. Esto no quita para que el discurso sea recordado nuevamente, además de disfrutar de uno de los mejores últimos trabajos de Sean Penn para la gran pantalla y la estupenda puesta en escena que nos ofrece Jean-Stéphane Sauvaire.