Cannes 20 de mayo de 2019. Rueda de Prensa del filme Armageddon Time en la tercera planta del Palacio de Congresos del Festival de Cine de Cannes 2022. El bullicio de periodistas alrededor de la mesa ante la inminente presencia del elenco del filme: el realizador James Gray, y los actores Anne Hathaway, Jeremy Strong y los niños Banks Repeta y Jaylin Webb, preside la calma, procediéndose todo el mundo a tomar asiento para el comienzo de la rueda tras las presentaciones y aplausos.

EL NUEVO HOLLYWOOD

En un momento determinado, Gray deja claro que su más íntimo y personal filme, donde hace una radiografía de la vida a sus 12 años, su familia, y el EEUU de entonces, es también un homenaje a el final de una manera de entender el cine por parte de la industria de Hollywood. El cineasta se refiere en ese momento específico de la rueda de prensa a ”El nuevo Hollywood”, ese período milagroso de la historia del cine estadounidense, que abarca desde aproximadamente 1967, con el estreno de Bonnie and Clyde (EEUU, 1967), de Arthur Penn y Easy Rider (EEUU, 1969), de Dennis Hopper, hasta 1980, momento en el que el fracaso económico de La Puerta del Cielo (Heaven’s Gate, EEUU, 1980), de Michael Cimino, entierra los años de libertad creativa y de poderío de los directores, regresando en cierto modo al productor como el líder de todo proyecto creativo.

En este sentido, la ambientación del octavo filme del director en 1980 no es en absoluto una casualidad. Concretamente Armageddon Time transcurre entre el miércoles 8 de septiembre de 1980 (podemos ver escrita en la pizarra del colegio público donde va el protagonista al comienzo del filme) y el martes 4 de noviembre de 1980 (día en el que Ronald Reagan gana las elecciones presidenciales, derrotando a Jimmy Carter), muy cerca del Día de Acción de Gracias, donde transcurren los últimos instantes del filme. Por su parte, la película de Michael Cimino mencionada, se estrenó en EEUU el martes 18 de noviembre de 1980, días después del momento final de Armageddon Time.

James Gray es un realizador de maneras bastante clásicas. Su trayectoria nos demuestra un absoluto conocimiento de la historia del cine, predilección por el cine del período del Nuevo Hollywood antes mencionado, y cierta inclinación por el susodicho director Michael Cimino.

DESDE CUESTIÓN DE SANGRE

En su ópera prima Cuestión de Sangre (Little Odessa, EEUU, 1994), Gray hace algunos guiños visuales específicos al filme mencionado de 1980, incluido el disparo a través de una sábana que hace Christopher Walken en ese filme. La solemnidad visual del director de El Cazador (The Deer Hunter, EEUU, 1978), la existencia de personajes con antecedentes rusos, de iglesia ortodoxa, cierta parsimonia en las costumbres familiares, o el uso suave, melódico, para crear simplemente ambiente, de guitarra en las bandas sonoras, emparentan formalmente ciertos momentos del cine de Gray con los del realizador que enterró el nuevo Hollywood.

Los siguientes filmes de Gray, La Otra Cara del Crimen (The Yards, EEUU, 2000) y La Noche es Nuestra (We Owe The Night, EEUU, 2007) contienen todo un retablo de reminiscencias clásicas filtradas por el formato de thriller. El primer filme en el que colabora con Joaquín Phoenix, Gray hace un homenaje a La Ley del Silencio (On The Waterfront, EEUU, 1958), de Elia Kazan, en cuanto a las mafias que se extienden como un cáncer por los puertos de Nueva York. El filme de 2007, por su parte, constituye un maravilloso ejemplo de cine policiaco con sabor añejo, ambientado en los 80, con ecos del thriller de los 70, French Connection (EEUU, 1971), de William Friedkin a la cabeza. Sin embargo, puede rastrearse en ese filme cierta influencia de la “trilogía de la caballería de John Ford” en cuanto al regusto por detenerse en las tradiciones personales y profesionales, o el peso del patriarca en las decisiones de los miembros de las familias.

Con Two Lovers (EEUU, 2008), Gray deja atrás el thriller sobre mafias extranjeras, y las desestructuraciones familiares con ecos shakesperianos, ambientadas en Nueva York, pero no en cuanto a las formas que le encumbraron. Es éste un filme de una enorme sobriedad y contención narrativas en perfecta armonía con el sentir de los personajes, modos clásicos filtrados por la ruptura de estilo que supusieron los años 70 para el cine USA. También coexisten ciertos elementos implantados en ya su cine: el drama que conlleva el desmembramiento familiar ya referenciado. El filme supone una puesta al día, o una adaptación un tanto libre de la novela noches blancas de Fedor Dostoievski, ya adaptada previamente por el cineasta italiano Luchino Visconti.

El Sueño de Ellis (The Inmigrant, EEUU, 2013), constituye el particular homenaje de Gray a todo inmigrante que accede a EEUU a través de la Isla de Ellis, y por supuesto a una de las obras cumbres del cine americano de los 70: El Padrino Parte II (The Godfather, Part II, EEUU, 1975), de Francis Ford Coppola. Es como si Gray construyese una película en torno al comienzo de aquel filme con la llegada del joven Vito Andolini a la Isla de Ellis, donde es rebautizado como Vito Corleone.

Z, La Ciudad Perdida (The Lost City of Z, EEUU, 2016), resultó todo un hallazgo a nivel formal. Se trata de un filme pausado, suave, reflexivo, con mucho gusto por la composición del plano, que se toma su tiempo para hacer avanzar la trama, sin que sucedan grandes cosas. Es un filme decididamente clásico. Toda esta parsimonia está completamente volcada en perseguir los sueños imposibles del personaje de Percy Fawcett, de búsqueda de una mitificada ciudad perdida en lo profundo del Amazonas. El filme que hace pensar en memorables títulos de Coppola, Herzog o Lean, es un trabajo valiente, una expedición donde el director James Gray y el productor Brad Pitt se han jugado mucho.

AD ASTRA

El siguiente encuentro entre Brad Pitt y Gray fue Ad Astra (EEUU, 2019), magnífico retrato de la soledad en el espacio exterior, de la insignificancia del ser humano ante las distancias interplanetarias y de la personalidad de un astronauta, a través de sus constantes evaluaciones psicológicas y sus pensamientos en off. Una elaborada puesta en escena, de formas clásicas, con un uso absolutamente contenido, y con fines puramente narrativos, de las imágenes grandilocuentes, sigue siendo la marca de su realizador, de los más coherentes que cohabitan en el panorama cinematográfico actual.

Era lógico que en una incursión al género, Gray mirase nuevamente al cine de los 60, 70 y 80. Así, su filme supone un crisol multireferencial, con guiños a 2001, Odisea del Espacio (2001: A Space Odyssey, EEUU, 1968), de Stanley Kubrick, Apocalypse Now (EEUU, 1979), de Francis Ford Coppola, y la novela El Corazón de las Tinieblas de Joseph Conrad, por no mencionar ciertos guiños a Naves Misteriosas (Silent Runnings, EEUU, 1972), de Douglas Trumbull (co-escrita por Michael Cimino). Las maneras existencialistas del cine de Terrence Malick, y en particular la combinación entre los diálogos y la voz en off, también encuentran su acomodo en este brillante filme. Nuevamente, Gray explora un drama familiar generacional, revestido, esta vez, de Ciencia Ficción pura y dura.

Anne Hathaway y James Gray en Cannes 2022.
Anne Hathaway y James Gray en Cannes 2022.

ARMAGEDDON TIME, UN RELATO DE INICACIÓN AUTOBIOGRÁFICO

El estreno mundial de Armageddon Time tuvo lugar el 19 de mayo de 2022, en el entorno de la 75 edición del Festival de Cine de Cannes. Me parece el mejor filme hasta la fecha de la carrera de un realizador que tiene una trayectoria intensa, provista de filmes memorables. Gray es un hombre que adora el cine y se nota en cada fotograma, cada plano, cada travelling. El Grand Théâtre Lumière y la sala Agnés Vardá albergaron el 20 de mayo dos pases de este memorable filme que fueron aprovechados oportunamente por quien esto escribe para ver dos veces el mismo día prodigioso octavo filme de James Gray, su mejor filme hasta la fecha.

Del mismo modo que en 2022 realizadores como Paul Thomas Anderson y Kenneth Brannagh nos han entregado en 2022 dos filmes, Licorice Pizza (EEUU, 2022) y Belfast (EEUU, 2022) cargados de cierta nostalgia, ambientados en infancia y juventud de los propios cineastas, James Gray ha hecho lo propio con sus 11 años de infancia en Queens, Nueva York de 1980.

Gray dejó claro en su rueda de prensa algo que puede no cobrar demasiada entidad para espectadores no estadounidenses. El cineasta recuerda perfectamente que la llegada de Ronald Reagan a la presidencia se vivió en el entorno de su familia como se reproduce en la película. Al comienzo del filme vemos una entrevista con Reagan y su esposa Nancy a su lado, donde refiere que si no se detiene el curso del país, que denomina “Sodoma y Gomorra” va a existir una generación que va a vivir un “Armageddon”. Esther (Anne Hathaway), la madre de Paul, refiere ante el triunfo electoral de Reagan que van a tener una guerra nuclear.

El guionista y realizador llama la atención en el filme de la idea de perseguir el sueño americano. La secuencia del triunfalista discurso a los alumnos del colegio de élite al que es cambiado el joven protagonista, Paul Graff (Banks Repeta) por parte de Maryanne Trump (¿la madre de Donald Trump?), en una formidable composición de Jessica Chastain. Fiscal del Distrito en un mundo de hombres, como ella misma se define, la mujer hace un discurso motivacional donde el trabajo y esfuerzo personal es lo que permitirá alcanzar los sueños. El momento no deja lugar a dudas en torno a la idea. La secuencia donde el abuelo del joven protagonista (memorable la composición de Anthony Hopkins) cuenta la llegada de sus padres a la Isla de Ellis y la decisión de ambos de emigrar a “La Tierra de los Sueños” tampoco alberga demasiados dilemas en torno al mensaje.

Rueda de prensa de Armageddon Time en Cannes 2022.
Rueda de prensa de Armageddon Time en Cannes 2022.

Gray refiere en la rueda de prensa que él tiene una muy buena vida, una esposa maravillosa y tres hijos estupendos, pero que no deja de ser consciente de que su país y el modelo capitalista es un nido de desigualdades. No quería en su filme realizar una denuncia muy evidente, pues odia aquellos filmes donde los directores se empeñan en remarcar su mensaje. En este sentido, la trama avanza con una total naturalidad, hacia algo que el filme va sugiriendo desde el comienzo. Paul es un joven blanco, de ascendencia judía-ucraniana. Sus abuelos han hecho algo de dinero y sugieren a sus padres la idea de un colegio privado que le dará mejores opciones a la hora de acceder al mundo laboral y la disciplina de esos centros privados, impedirá que el chico “tuerza” su vida. En contraste a Paul está Johnny (Jaylin Webb), afroamericano, huérfano de padres, que vive con su abuela enferma, probablemente en la antesala del Alzheimer. Un joven pisoteado por la vida, harto, pese a su juventud, de soportar humillaciones. Opta por una rebeldía mal entendida que le granjeará no pocos problemas escolares y delincuenciales. No es nada optimista el sutil mensaje del filme.

Gray refirió en la rueda de prensa que siente predilección por los finales abiertos y ambiguos, que dejen cabida al espectador para que realice la interpretación que considere.
Las referencias a los cómics, los Beatles (y un rumor de posible regreso), a Mohamed Alí, al pintor Kandinsky, al Museo Guggenheim (donde Peter Bogdanovich organizó a principios de los 70 sus ciclos de cine) marcan los recuerdos de la infancia del realizador en su obra más introspectiva.