Por Patricio Ducha

Nausicaä del Valle del Viento es todo Miyazaki. Todo lo que atesoraba en su ansiado primer proyecto personal, trabajado durante años con homenajes, influencias, desvelos y mitologías propias y todo lo que realizará en años posteriores, con el Estudio Ghibli, hasta el día de hoy. Porque a pesar de las reiteradas noticias que hablan de su jubilación, Miyazaki sigue proponiendo ideas, realizando diseños de personajes y echando un ojo a las producciones que sigue lanzando su querido estudio.

El pasado jueves, 4 de julio, pudimos visionar en pantalla grande esta genial producción. Kaze no Tani no Nausicaä en VOSE [en Multicines Tenerife]. Y fue una experiencia maravillosa.

Yo sólo la había visto en video. La primera vez en VHS como Guerreros del Viento, adaptación que se estrenó en Europa y EE.UU., masacrada, recortada, remontada, doblada al inglés como versión original y aborrecida por el propio Miyazaki. Cuentan que fue monumental el enfado que se llevó al ver su película reducida de 116 minutos (en su metraje original) a 86 minutos porque los distribuidores decidieron que “la historia era muy lenta”. “Son dibujos animados, por favor…”, debieron de pensar los distribuidores, “al fin y al cabo es para niños”.

Se renombró a los personajes, Nausicaä se llamaba Zandra en España, se perdió la narración, muchas subhistorias desaparecieron, se eliminaron muchos de los temas musicales de Joe Hisaishi. Miyazaki decidió que no dejaría las películas de su estudio en manos de los distribuidores europeos-estadounidenses. Y eso perdimos todos los aficionados occidentales.

Nausicaä fue producida por el estudio Topcraft, basada en el manga que realizó Hayao Miyazaki para la revista Animage. Miyazaki ya tenía una larga trayectoria como realizador y director de series y largometrajes (Heidi, Marco, Ana de las Tejas Verdes, Lupin III: El Castillo de Cagliostro… ) pero atesoraba un proyecto personal (Kaze no Tani no Nausicaä).

Desde la revista Animage le propusieron realizar y publicar la historia y accedió, pero con tres condiciones: sus proyectos de animación tendrían prioridad sobre la realización del manga, total libertad creativa y no se realizaría un anime.

El éxito fue tal que después de 16 entregas (los dos primeros volúmenes del manga y son seis) todo el mundo le imploraba a Miyazaki que permitiera la realización de la película.

Finalmente accedió, pero la hizo él. Con Isao Takahata y con un grupo de animadores que les siguieron, de esa forma nació la columna vertebral del Estudio Ghibli.

El manga comenzó a realizarse en 1982 y nuestro autor tardó 12 años en finalizarlo. Se ha publicado en España en varias ediciones, la primera vez por Planeta-DeAgostini, así que no tarden en buscarla aunque sea de segunda mano porque la historia está bien narrada, es mucho más amplia, mucho más rica, mucho más generosa, y Miyazaki es buen dibujante. Merece la pena.

Pero hablamos de la película que se estrenó en 1984. Se realizó en 9 meses. Y tiene todos los mundos y anhelos de lo que será el Estudio Ghibli hasta el punto de que se incluyó en su catálogo como la primera realización del estudio. Es una historia de fantasía y ciencia ficción. Cuenta la historia de un mundo habitado por humanos (que podría ser el nuestro) que se han apartado de la naturaleza, que han contaminado y destruido su mundo hasta reducir las zonas habitables por el ser humano hasta la mínima expresión. Y siempre pensando que la forma de salvarse es destruir lo que no entienden, volviendo a cometer los mismos errores que sus antepasados cometieron y que les pidieron no volver a cometer.

Nausicaä (por cierto, nombre que procede de la mitología griega) es la princesa del Valle del Viento, uno de los reinos que lucha por sobrevivir en los límites de la zona contaminada. Los habitantes del Valle la quieren y la respetan, la siguen con una fidelidad inquebrantable, muy japonesa, y saben que busca la forma de ayudarles, de curar a los enfermos afectados por el mal que envenena su mundo. Pero hay más reinos, aunque en la película sólo aparecen los reinos de Tormekia y Pejite, y quieren obligar a los habitantes del Valle del Viento a que acepten sus ideas, por la fuerza si es necesario. Ellos saben que existe una profecía, que siempre les recuerda la vieja Obaba, sobre un elegido que conseguirá curar el planeta para que humanos y el resto de seres convivan en armonía… ¿o no? Muchos han visto la película, pero no les quiero quitar el placer de disfrutar del maravilloso final en el que tuvo un gran papel Hideaki Anno, creador de la serie Neon Genesis Evangelion. Un final que como mínimo se ha de calificar como emocionante.

No es la película más redonda de Miyazaki, o del Estudio Ghibli, pero ya les digo que “todo” está en Nausicaä: las grandes naves voladoras, la acción, la justa violencia y los intentos por evitarla, las mujeres que ponen cordura y siempre son las protagonistas para lo malo y lo bueno (hablamos de un manga publicado en 1982 y una película estrenada en 1984) las leyendas japonesas y las influencias occidentales, sus criaturas mágicas, su visión del medio que nos rodea, la naturaleza viva, cruda, potente… y su relación con los seres humanos.

Yo reconozco que soy un sentimental y hay partes en las que me sigo emocionando treinta años después de haberla visto, malamente, por primera vez. En pantalla grande no puede ser más espectacular, pero véanla igualmente en video o en DVD o en Blu-ray o como sea. Y consigan el manga y disfruten de toda la historia. Es Miyazaki. No hay mejor recomendación.