Nuestra República de EEUU no es tan diferente de la vieja Roma.
¿Podemos preservar nuestro pasado y todo ese maravilloso legado?
¿O seremos también víctimas, como la vieja Roma, del insaciable apetito de poder de unos pocos hombres?
Primer rótulo de Megalópolis.

Megalópolis constituye todo un cóctel de formas narrativas. Pensamientos de los personajes, sus propias reflexiones, conversaciones, discusiones, discursos, reproches, símbolos, metáforas… son algunos recursos que se emplean para narrar y hacer avanzar la fábula.

César Catilina es, como Howard Roark en el filme (El manantial) y novela de King Vidor y Ayn Rand, respectivamente, un arquitecto íntegro, que construye, no tanto para lucrarse, sino para dar rienda suelta a su individualismo, a la específica visión de su profesión, a su personalidad creativa, ofreciendo su arte y su profesión a la colectividad, para proporcionar felicidad y desarrollo personal a los ciudadanos más desfavorecidos.

Sin embargo, Catilina tiene su vida garantizada, paradójicamente, gracias a que su tío Crasso (Jon Voight) es el directivo de una entidad bancaria saneada económicamente, que le ha ayudado con su personal investigación, financiándola, en torno al material llamado “Megalón”, cuya patente la posee la entidad bancaria como garantía. El banco se lucra con la enorme deuda pública que arrastra de las distintas administraciones que la han gobernado.

El arquitecto se define a sí mismo como egoísta en el sentido de que reserva su tiempo para personas con las que puede hablar de ciencia, literatura, arquitectura y arte. Algunas de las reflexiones propias en el filme vienen a resumir su personalidad. El personaje llega a plantearse: Si nuestra mente es capaz de inventar dioses y de ellos emana tan gran poder ¿por qué no podemos usarlo nosotros directamente? Igualmente, uno de sus lemas es “Cuando saltas a lo desconocido, demuestras que eres libre”, que repite como un dogma en un momento determinado, un dogma que el propio Francis Ford Coppola conoce perfectamente.

Toda esta inquietud personal y profesional para con los más desfavorecidos le trae al arquitecto profundos quebraderos de cabeza, en una sociedad hedonista, de placeres inmediatos, de constante y decadente “pan y circo”, que agoniza construyendo unos edificios estrictamente basados en las modas vetustas y rindiendo culto al cemento y al acero. Lo antiguo frente a la modernidad, representada por las innovaciones que propone Catilina (y Roark).

Catilina trata de hacer avanzar a Nueva Roma con un proyecto suyo tanto o más ambicioso que el de Preston Tucker en el filme de 1988, Tucker: un hombre y su sueño,  (aquellos vehículos pensados más en el público que en hacer dinero, para escozor de las grandes compañías automovilísticas del país), o el del propio Coppola con la filmación de este filme y otros, financiados con su propio dinero. El arquitecto posee el don de detener el tiempo, y ha obtenido el premio nobel gracias a la invención del citado material, que creó para tratar de revivir a su esposa, Sunny Hope Catilina (Haley Sims), que murió en circunstancias extrañas.

Ese material supone una revolución para transformar la arquitectura de la ciudad, creado con un material mutante, que se transforma según las propias necesidades de sus habitantes y libera de las vetustas formas y los materiales convencionales como el cemento y el acero.

En definitiva, Catilina propone una ciudad viva, una ciudad-escuela, donde cada persona tenga su jardín, donde acceda a ella en unas vías flotantes, donde la infraestructura esté destinada a la felicidad y el regocijo para la gente que habita y se resguarda en ella. No faltará la radical oposición del alcalde de la Ciudad Frank Cicero (un sensacional Giancarlo Esposito), ni las conspiraciones de su subalterno Nush Berman (Dustin Hoffman), o de Clodio (Shia Labeouf), primo de César, tratando de lograr el descrédito contra la reputación del artista ante la opinión pública.

La reportera Woow Platinum (Aubrey Plaza), amante de Catilina al comienzo del filme, enamorada de éste, busca un matrimonio de conveniencia que le otorgue el poder necesario para acabar con el amor de su vida, profundamente despechada al verse rechazada cuando expone sus sentimientos (1). La solución a sus ambiciones personales viene rápidamente a través de un matrimonio con Crassus.

(1) El personaje de Platinum posee cierta similitud con el de Dominique Francon (Patricia Neal), en la mencionada película de Vidor. Enamorada hasta el tuétano del protagonista, contrae matrimonio con un millonario de la más alta esfera social.

1. MEGALÓPOLIS. LA MATERIA DE LA QUE ESTÁN HECHAS LOS SUEÑOS.
2. EL CRISOL DE INFLUENCIAS.
3. LA (EN OCASIONES) MEZQUINA MIRADA CRÍTICA.
4. NUEVA ROMA. TERCER MILENIO.
5. LUZ EN LA VIDA CONTEMPORÁNEA.