El cierre de la Fase 3 del Universo Cinematográfico Marvel supuso también un momento de crisis existencial para la franquicia. Tras el cierre emocional y argumental que supuso Vengadores: Endgame, con la despedida de algunos personajes pivotales, había que buscar una forma de relanzar la franquicia con nuevos personajes y nuevos objetivos, pero manteniendo los patrones ya preestablecidos a lo largo de 22 películas. La Fase 4 parece haber sido diseñada a largo plazo, con un total de 12 películas y 12 series de televisión, para ir fraguando el nuevo arco argumental entre 2021 y 2023.

INTIMISMO CÓSMICO

Eternals entra dentro de este propósito, con personajes que van a ahondar en el componente cósmico de la nueva etapa. Si bien ya películas con las entregas de Thor, Guardianes de la Galaxia, Doctor Extraño y Capitana Marvel se había ido introduciendo de manera paulatina este espectro mucho más amplio, ambicioso y poderoso en la continuidad cinematográfica, el multiverso ha eclosionado ya en la Fase 4 con Bruja Escarlata y Visión, Loki, What If, Eternals y adquirirá su forma definitiva con las próximas Spiderman. No Way Home y Doctor Strange 2: El Multiverso de la Locura.

Dirigida por Chloé Zhao, quien estrena la película después del tremendo éxito obtenido con una película de perfil muy distinto (aunque distantemente emparentada con la presente) como era Nomadland, la película abre nuevas líneas argumentales dentro del universo, con la particularidad de que estas pueden tener ecos en el futuro, pero también en el pasado, terreno a reescribir en la próximas entregas de UCM.

Eternals nace como un título tremendamente ambicioso. Partiendo de una serie de personajes creados por el gran Jack Kirby en 1976, pero que no forman parte de las creaciones más populares del catálogo Marvel, ha recaído sobre la película la responsabilidad de abarcar muchos aspectos, tanto argumentales como identitarios de cara al futuro de la saga cinematográfica.

Eternals, de Marvel Studios
Eternals, de Marvel Studios

REPRESENTACIÓN E INCLUSIÓN

La elección de Chloé Zhao y la aparente libertad con la que ha gozado para este proyecto, viene a paliar las críticas de falta de libertad creativa a los autores y la ausencia de mujeres directores tras los títulos Marvel. De las 26 películas que componen el UCM, Zhao es la tercera mujer en ponerse al frente de una película del estudio y la segunda en hacerlo en solitario, tras Anna Boden en Capitana Marvel y Cate Shortland en Viuda Negra.

Zhao ha querido desarrollar un tono más introspectivo y contemplativo en su puesta en escena, utilizando referencias como Terrence Malick o Denis Villeneuve. A partir de personajes de un inmenso poder y dotados de inmortalidad, la historia busca profundizar en los efectos psicológicos que esta naturaleza provoca en los propios Eternos. De una manera u otra, los conflictos psicológicos que presentan los protagonistas vienen determinados por su larga existencia, lo inexorable de sus poderes y su empatía (o falta de ella) con los humanos a pesar de no poder integrarse plenamente en la sociedad.

Esto da pie también a la cineasta para tocar, aunque sea de soslayo, aspectos hasta ahora ausentes en las películas Marvel. La película trata aspectos como el sexo (primera secuencia de estas características con los personajes de Sersi e Ikaris como protagonistas), primera representación de una pareja homosexual (a través del Eterno Phastos, dando una visión normalizada e inclusiva de la homosexualidad al estar éste casado y tener un hijo), la discapacidad (Makkari es la primera superheroína sorda) o la salud mental (a través del personaje de Thena) y los sacrificios de sus cuidadores (con Gilgamesh). A esto se suma el conflicto principal de la película, el choque existencial de los Eternos al descubrir la verdadera naturaleza de sus orígenes.

Al tener un reparto coral, se ha apostado también por la diversidad de razas y procedencias, pero también diversidad de cuerpos. Entre el plantel principal encontramos caucásicos (Richard Madden, Angelina Jolie, Kit Harington), asiáticos (Gemma Chan, Kumail Nanjiani, Ma Dong-seok), latinos (Salma Hayek) y negros (Brian Tyree Henry, Lauren Ridloff), con actores de origen estadounidense, pero también extranjeros.

En este sentido, la película cubre prácticamente todos los apartados de diversidad que la sociedad le está exigiendo al cine actual, con espacio de representación para aquellos sectores habitualmente silenciados o infrarrepresentados en las pantallas de cine. Y Eternals lo hace de manera concienciada y respetuosa con todos ellos.

Otro aspecto destacado en la película, aunque en este caso rescatado del cómic original, es la vinculación de estos Eternos con grandes héroes y dioses de la antigüedad en diferentes mitologías, procedentes además de un lugar llamado Olimpia. A través de ellos y su larga existencia en nuestro planeta se justifica todo el imaginario mítico de las primeras culturas de la humanidad, ayudando a su vez a completar esto el perfil psicológico de los personajes a partir del conocimiento que pueda tener el espectador de sus referentes legendarios.

REIMAGINANDO EL UNIVERSO

La puesta en escena de Zhao atiende principalmente a estos aspectos, alejándose del perfil habitual de los últimos trabajos de Marvel. Los Eternos son personajes extraterrestres, pero que por su larga permanencia en La Tierra han desarrollado un vínculo especial con el planeta. Este apartado permite a la cineasta explayarse más en planos contemplativos y paisajísticos de gran belleza. Además, dado que la historia se desarrolla en diferentes partes del mundo, da pie a una amplia variedad de localizaciones, aportando a la película un componente visual exquisito. Esto no es gratuito, ya que hay detrás del argumento un importante componente medioambiental, decisivo en la resolución de la película.
Todo esto viene afianzado por un estupendo trabajo de producción, con unos espléndidos efectos especiales, un diseño artístico que busca conciliar lo mitológico con lo futurista, y, especialmente, una partitura musical firmada por Ramin Djawadi, que se convierte en uno de los elementos más cohesionadores de toda la narración.

¿Y dónde queda el componente superheroico y de acción ante este amalgama de elementos? Lo hay, principalmente a través el uso de flashbacks, donde vemos la llegada de los Eternos a La Tierra y cómo actuaban como equipo coordinado, pero también algunas secuencias en el presente que marcan la disrupción del equipo. No podemos acusar a la película de carecer de acción, pero sí es cierto que frente a otros títulos Marvel recientes y sin minusvalorar su espectacularidad, ésta queda en un segundo plano. En este caso, estas secuencias están, por un lado, porque se trata del género que es y son obligatorias, pero, sobre todo, son elementos de refuerzo y a remolque de todo el componente psicológico de los personajes. En este sentido, lo cierto es que vemos en la puesta en escena de Zhao un estilo más cercano a la épica comiquera de Zack Snyder que a la estética de la acción de UCM habitual.

BIG BANG

Y aquí es donde empiezan algunos de los hándicaps de la película. Lo que Zhao ha querido hacer con Eternals se acerca más al estilo DC que la de Marvel. Esa descripción de seres ultrapoderosos, pero psicológicamente dañados, pretende acercarse a la complejidad de obras como Watchmen (otro referente indudable, aunque le quede bastante grande a la película), pero limitadas por el tono más ligero, luminoso y humorístico de Marvel, que no encaja con esta propuesta. Si los personajes atraviesan una crisis de identidad, la propia película también se ve lastrada por ello.

En todo momento nos da la sensación de que la película pide un tono mucho más oscuro, más agresivo para que los conflictos adquieran todo su potencial. Esto queda patente en algunos momentos en los que la narrativa entra en esa línea y que es cuando la película resulta más atractiva y la historia respira mejor. Lamentablemente, a continuación, se introduce algún chiste o gracieta y el efecto se pierde (a este respecto, el personaje de Kingo y su acompañante Karun se llevan, con diferencia, la peor parte).

Por otro lado, se ambiciona tocar tantos palos, ser tan representativo, transformar a cada personaje en una metáfora de algo, que, en lugar de cohesionar, convierte a la película en una obra discursiva más que narrativa, generándose una dispersión que afecta al ritmo de la película y deslucen el conjunto final. En cierto sentido, podemos decir que la multiplicidad de subtramas y el subrayado de consignas acaba devorando a la trama principal.

CRISIS DE IDENTIDAD

Con esto no queremos decir que Eternals sea una mala película. En nuestra opinión no los es. Es una cinta esforzada, ambiciosa, con propuestas muy interesantes y que abre una puerta importante a por dónde puede discurrir el cine de superhéroes que está por llegar; desgraciadamente, esto también produce que, como película en sí, sea un producto fallido que se queda atrapado en su propia crisis de identidad entre lo que quiere ser y los compromisos creados.