Viuda Negra ha llegado a los cines con intención de competir con Fast and Furious 9 no sólo en taquilla, sino también en cuanto a su definición del concepto de “Familia”. El personaje de Natasha Romanoff fue presentado oficialmente en el Universo Cinematográfico Marvel con Iron Man 2 y ya ahí formaba parte de S.H.I.E.L.D.

Desde entonces, se ha mantenido como una de las Vengadoras de referencia, la única fémina hasta la llegada la Bruja Escarlata, La Avispa o Capitana Marvel en entregas posteriores.

Pese a la demanda de una película en solitario desde un primer momento, Marvel Studios ha dilatado la llegada de esta película, dándole incluso a otro personaje (Capitana Marvel) el privilegio de ser la primera superheroína con película propia dentro de la franquicia.

Una cuenta pendiente

Por el camino, Scarlett Johansson ha ido poco a poco ganándose los galones con el personaje, pese a no haber sido ni la primera opción del estudio, ni la favorita de los fans (Emily Blunt lideraba ambas listas). Esta entrega llega además en un momento delicado, ya con el personaje y la actriz fuera de la franquicia. De ahí que cronológicamente esté ambientada en el lapso de tiempo que separa Capitán América. Civil War y Vengadores. Infinity War. Podemos tomarnos la película más que como un nuevo capítulo, como un intento de Marvel de saldar una cuenta pendiente.

Como las películas en solitario de sus compañeros Vengadores, Viuda Negra se presenta como un paquete repleto de acción, pero donde el objetivo principal es clarificar los orígenes del personaje y acontecimientos traumáticos que marcaron su personalidad. Ya con un guiño a Moonraker, la película nos deja claro que el referente aquí es el cine de espías al puro estilo James Bond, Misión Imposible o Jason Bourne, pero en clave femenina y feminista (y, por supuesto, con los combates imposibles propios del cómic de superhéroes).

Al igual que con Capitana Marvel, la representación de la mujer, los prejuicios, abusos y discriminación sufridos por el mero hecho de su sexo forman parte intrínseca de la trama. Hasta nos arriesgaríamos a decir que apreciamos cierta influencia de El Cuento de la Criada en ese uso y manipulación de las mujeres en la trama final. Que tras la cámara (aunque no en el guion) haya una mujer, Cate Shortland, ayuda también a destacar estos temas en la película, en algunos momentos incluso corrigiendo chascarrillos machistas del libreto (como la escena en la que Yelena y Natasha explican a Alexei cómo fueron esterilizadas en la Sala Roja).

Tres conceptos de familia

Encontramos tres conceptos de familia, disfuncionales y artificiales los tres, pero con posibilidad de redención: los disgregados Vengadores, la familia de tapadera en la que se criaron Natasha y Yelena y el propio ejército de Viudas. A lo largo de la película todos los personajes pasan por un proceso de confrontación y rencor entre ellos por las heridas del pasado, pero, como es de esperar, el buen término de la aventura depende de poder sanar esos traumas.

Sobre el reparto

Frente al buen pulso de Shortland con los personajes y, especialmente, en la química de las dos protagonistas (Johansson y una espléndida Florence Pugh), encontramos una continua concatenación de secuencias de acción altamente espectaculares, con fabulosos efectos especiales y visualmente dinámicas y deslumbrantes. Todo acompañado con un uso del humor que, sin caer en el chascarrillo facilón de otras entregas, sí consigue que la película sea capaz de reírse de sí misma (a destacar las referencias jocosas de Yelena a las poses de ‘superhero landing’ de Natasha).

Precisamente, tras el estupendo prólogo inicial, el humor se convierte en el elemento cohesionador de los cuatro personajes protagonistas, con la reincorporación a la trama en la segunda mitad del metraje de Rachel Weisz y David Harbour (espléndido él, un tanto desaprovechada ella). Si al principio los veíamos como la familia perfecta, el componente disfuncional de su relación tras el reencuentro es con diferencia lo mejor de la película.

Banda sonora de Lorne Balfe

La cinta cuenta a su vez con una partitura musical muy por encima de la media del UCM obra de Lorne Balfe, quien define al personaje y sus traumas con una efectiva nana infantil de inspiración rusa. Las secuencias de acción vienen, a su vez, perfectamente acompañadas por temas de acción vibrantes y exultantes.

Sí queda una sensación de estar todo perfectamente acomodado y medido para que la película no sea una decepción a la legión de fans que llevan diez años reclamándola y, sobre todo, que no ensombrezca la despedida de Scarlett Johansson del personaje.

Pese a toda su lograda factura y su estupendo resultado, sí echamos de falta en el balance final un poco más de alma, como sí había en Iron Man, Capitán América. Primer Vengador o Capitán América. El Soldado de Invierno. Una nimiedad, pero que a algunos aún nos gusta poder encontrar en una película.