La escritora Amélie Nothomb nació en Japón por accidente. Su padre, de nacionalidad Belga, era diplomático de carrera, y ejerció de embajador. De ese modo, la joven pasó su infancia y adolescencia entre países tan variados como Japón, China, EEUU, Laos o Birmania. Probablemente ese carácter nómada y cosmopolita de la familia, estimulase su creatividad literaria. Nothomb ha publicado numerosas novelas, muchas de ellas marcadas por la influencia cultural del país nipón, y está considerada como una de las letras en lengua francesa más interesantes de la actualidad. Algunas de sus obras han sido adaptadas al cine. La Cosmética del Enemigo es una de sus más populares historias.

La adaptación cinematográfica de la novela mencionada, A perfect enemy, ha sido escrita entre el propio realizador, la guionista barcelonesa Cristina Clemente, así como el escritor, productor y actor Fernando Navarro. La dirección ha corrido a cargo de Kike Maíllo, nacido en Barcelona, en el que es su tercer largometraje, tras Eva (España, 2011), un filme que denuncia el actual diseño casi cibernético, poco carnal y nada pasional de las relaciones emocionales en estos tiempos tecnológicos, que le valió el premio Goya al mejor realizador novel. Su segundo filme Toro (España, 2016), todo un vehículo al servicio de dos presencias imprescindibles en el cine español actual, como son Mario Casas y Luis Tosar, constituye una road movie con aroma de thriller, que contiene momentos de cierta intensidad. Maíllo ha realizado también algunos cortometrajes y episodios en series de televisión.

Si la novela (de lectura recomendada) tiene como único escenario la terminal de un aeropuerto, el filme lleva la historia a diferentes localizaciones. La película comienza unas horas antes que la novela (que directamente arranca con los personajes ya en la terminal del aeropuerto), y, además, a lo largo del metraje, contiene unos flashbacks que nos coloca directamente en París, un tiempo atrás. El filme de Maíllo se toma unas licencias visuales, realmente originales, correctamente insertadas en la trama, como son los hermosos planos en picado o a ras de la maqueta de la terminal del aeropuerto en el que los personajes esperan. La terminal y la maqueta han sido diseñadas por el propio protagonista. En el bosquejo, vemos la pequeña representación de dos figuras, que coinciden con las de los dos protagonistas, ubicadas en los diversos lugares del complejo en el que se desenvuelve la mayor parte de la acción.

La intrigante historia de Cosmética del enemigo

Jerôme August (Tomasz Kot) es un arquitecto de éxito. Construye edificios y terminales emblemáticas e imparte charlas y simposios marcadamente triunfalistas. El filme comienza con una clase magistral en un auditorio de París. Jerôme es un triunfador. Su discurso cala en el público entregado a su oratoria. De camino al Aeropuerto para regresar a su residencia en Polonia se apiada de una joven aparentemente desvalida Textor Texel (Athena Strates) a quien rescata del azote de una lluvia torrencial y acepta su petición de llevarla en el vehículo contratado por el hombre para ir al Aeropuerto. Después de tener que dar la vuelta al punto de recogida, pues la joven se ha olvidado su maleta, ambos se despiden junto a la parada de taxis a la entrada de la terminal. Jerôme ha perdido su vuelo de regreso. Adquiere billete del siguiente vuelo disponible. Tiene unas horas de peregrinaje por el aeropuerto. Cuando está sumido en sus quehaceres, irrumpe la joven nueva y súbitamente. Se entabla una conversación un tanto agresiva, claramente acosadora, que poco a poco va convirtiéndose en todo un examen de conciencia. ¿Qué sabe la joven de la vida del Arquitecto de mediana edad?.

El filme de Kike Maíllo triunfa en el empleo de las localizaciones, en la frescura de los diálogos, y en el memorable trabajo de los dos actores principales, muy naturales, que comprenden perfectamente los personajes a ellos atribuidos. Él es un hombre maduro, enigmático, un tanto impermeable emocionalmente, que protege un recuerdo del pasado aparentemente encerrado de manera hermética en su cabeza. Ella es una joven pasional, aparentemente desequilibrada, que intenta sonsacarle, tejiendo una suerte de tela de araña, a través de varias historias que le cuenta, que constituyen, a su vez, varias capas de una realidad compleja, que atormenta. El frío escenario de un aeropuerto, donde todo el mundo está de paso como almas en pena, constituye el escenario perfecto para este enfrentamiento dialéctico, para este juego perverso, muy bien medido y resuelto con un vigor y una pasión encomiables.

A Athena Strates la hemos podido ver este año en carteleras españolas con el filme La Gran Mentira (The Good Liar, EEUU, 2009), de Bill Condon junto a Ian McKellen y a Helen Mirren. Por su parte, a Tomasz Kot, actor veterano, le hemos visto recientemente en la obra maestra Cold War (Polonia, 2018), de Pawel Pawlikovski.

Cosmética del enemigo en el Festival Isla Calavera

A Perfect Enemy pudo ser apreciada en la última jornada de la cuarta edición del Festival de Cine Fantástico Isla Calavera, en dos pases, en cada una de las dos salas de Multicines Tenerife asignadas al Festival, después de su exhibición en el Festival de Cine Fantástico de Sitges 2020. El filme gustó tanto en el festival canario, que se erigió con los premios más importantes: el premio del Jurado al mejor largometraje visto en el Festival, premio del Jurado a la mejor interpretación femenina para Athena Strates y premio del Público al mejor largometraje. Todo un éxito que agradecieron el realizador y la actriz enviando sendos videos de agradecimiento al jurado, al público y a la organización del Festival.