Con sus 375.000 dólares de presupuesto y sus efectos visuales con plastilina, la cinta original de Posesión Infernal nos sigue pareciendo un prodigio de planificación, montaje y efectos sonoros para construir una genuina película de terror que, 40 años después de su estreno, sigue funcionando como un reloj.

La vertiente humorística de la saga iniciada con Terroríficamente muertos es también bastante gozosa y el Ash de Bruce Campbell reconvertido en héroe cartoon es un icono del séptimo arte. Sin embargo, da gusto el regreso al terror puro y sin concesiones que ya había recuperado Fede Álvarez (Posesión infernal, 2013) y que ahora ratifica Lee Cronin con Posesión Infernal. El Despertar.

Posesión Infernal: El Despertar. (c) Warner Bros. Pictures
Posesión Infernal: El Despertar. (c) Warner Bros. Pictures

ME COMERÉ TU ALMA

Si bien hay quien no quedó satisfecho con el remake de 2013, la cinta de Álvarez apostaba por el horror truculento y el gore desatado, esta vez sí correspondido con el presupuesto de la película. La sangre falsa marca Raimi inundó la pantalla y algunas de sus imágenes más violentas desafiaban la resistencia del espectador no iniciado.

Con esta secuela, Cronin rompe lazos argumentales con las anteriores. Aquí no encontramos ni a Ash Williams, ni a los protagonistas de la película de Álvarez. El nexo en común es, por supuesto, el Necronomicon ex Mortis y las grabaciones del grupo que primero desenterró y tradujo el libro.

A pesar de esto, son muchos los elementos que hacen que esta película forme parte intrínseca de la saga. Empezamos por los guiños visuales, como la señora en el sótano, la sierra eléctrica, la escopeta recortada y, si bien no hay Oldsmobile Delta 88, sentimos su presencia. También hay diseminados otras referencias a películas de terror, como el espectacular guiño a El Resplandor. La inspiración lovecraftiana es también muy evidente y destacan las variantes evolutivas de los deadites.

Posesión Infernal. El Despertar recupera el componente claustrofóbico de la primera película, adaptándolo a un nuevo espacio, el piso de la familia protagonista y el bloque de apartamentos en el que se encuentra. El director sabe sacar un gran partido del espacio, jugando además con las perspectivas y las diferentes dimensiones del mismo.

Posesión Infernal: El Despertar. (c) Warner Bros. Pictures
Posesión Infernal: El Despertar. (c) Warner Bros. Pictures

GRITAN EN EL SÓTANO

La película original de Raimi destacó, entre otras cosas, por una planificación muy expresiva, marcada por el movimiento constante de la cámara, algo que marcó escuela en la década de los 80. Ese elemento lo recoge también Cronin, en una versión depurada, consiguiendo que la puesta en escena esté plagada de momentos sobrecogedores y planos donde terror y estética se dan de la mano.

El resultado es una cinta de terror que se aleja tanto de la variante humorística de las secuelas de Raimi y la serie de televisión, pero también de espesas lecturas. El objetivo de Cronin era crear una película de terror y lo cumple con todas sus consecuencias. La cinta no sólo es brutal y sobrecogedora, también está cargada de un gore explícito nada habitual en el cine comercial generalista.

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Posesión Infernal. El Despertar supone un gozoso reencuentro con el cine de terror puro, con escenas verdaderamente escalofriantes, un gore espeso y correoso y carismáticos personajes (vivos y muertos) que hace que este regreso a la lectura del Necronomicón se un auténtico placer para los amantes de la saga.

Posesión Infernal: El Despertar. (c) Warner Bros. Pictures
Posesión Infernal: El Despertar. (c) Warner Bros. Pictures