En 1995, mientras tenía lugar el rodaje de El día de la bestia de Álex de la Iglesia, Manuel Tallafé y Santiago Segura participaban también en un proyecto inicialmente llamado El hombre lobo contra los templarios, y más tarde titulado Los Resucitados. El filme, al frente del cual está Arturo de Bobadilla, un director que asegura que le persigue un monstruo, tardó veintidós años en completarse y estrenarse, lo que le ha valido la etiqueta de película maldita del cine español. La odisea que supuso sacar adelante el filme, de tortuosa y caótica producción, atrajo al cineasta y escritor Víctor Matellano a realizar el documental Mi adorado Monster, que tras su paso por festivales nacionales ha llegado a salas comerciales a través de una gira de sesiones especiales con la intervención del director y numerosos miembros del equipo técnico y artístico.

Entre presentación y presentación de la película, hablamos con Víctor Matellano.

Te vemos muy activo con la promoción de Mi adorado Monster…
Hay que estarlo. Ahora las promociones han cambiado, los tiempos están cambiando también, y que le llegue al público un producto independiente es casi como llamar puerta a puerta de las casas.

Millán Salcedo, Javier Botet, Enrique López Lavigne, Víctor Matellano y Arturo de Bobadilla en el estreno de Mi adorado Monster en Madrid.
Millán Salcedo, Javier Botet, Enrique López Lavigne, Víctor Matellano y Arturo de Bobadilla en el estreno de Mi adorado Monster en Madrid.

Porque, ¿qué es lo que está cambiando en el cine?
Todo, el cine en sí mismo está cambiando. Y en realidad venía cambiando desde hace unos años, solo que la pandemia ha terminado por precipitar los acontecimientos. Los tiempos de exhibición en las diferentes ventanas se han diluido, como está cambiando la forma de ver las películas. Dentro de poco los cines quedarán para eventos, para festivales, para experiencias de encuentro entre cineastas y público, serán casi un objeto de lujo. Es decir, el cine va abocado a darle un plus presencial e interactivo, mientras las películas se ven fundamentalmente en pantallas de casa o en cualquier lugar en un dispositivo móvil. Con Vampus Horror Tales nos lo tuvimos que plantear así, y ahora con Mi adorado Monster lo estamos haciendo otra vez.

¿Sería adecuado calificar Mi adorado Monster de película “inclasificable”…?
En el pasado, cuando decían “inclasificable” a una película, sonaba a poco comercial o rarita. Ahora todo ha cambiado, estamos como te decía antes en parámetros sin fronteras. Ni cuando hemos rodado Mi adorado Monster sabíamos exactamente a qué nos enfrentamos, si era un documental, una ficción, una ficción documentada o un docu de ficción. Eso sí, teníamos claro que iba a tener tono de comedia, con mucha humanidad. El estupendo póster, obra de Daniel Fumero, lo define: la mixtura entre las revistas, el fantástico, el underground y la comedia divertida. Y el buen rollo, que no falte.

Y el fantaterror, ¿más de moda ahora, no?
Creo que sí, ahora se escucha mucho el término fantaterror. Vamos, cosa que para mí es lo normal desde siempre…

¿Porque antes quizá ha estado más denostado…?
Denostado por los snobs y por algunos enterados del cine fantástico y del cine en general de los 90 y los primeros años dos mil, que han publicado libros bien pagados por instituciones. Pero el público se gastó los dólares en taquilla en su momento en esas películas y se vendieron a todo mundo. Siempre cuento que, en una gran superficie de Times Square en Nueva York, encontré que sólo tenían dos estantes destacados de cine español: uno dedicado a Almodóvar y otro a la tetralogía de los templarios de Ossorio. Afortunadamente, las nuevas generaciones están desprejuiciadas y ven estas películas como lo que son, divertimentos para hacer un rato feliz.

Pero, las nuevas generaciones hablan del “terror elevado”, ¿No?
¿Qué es eso de “terror elevado”…?. A mí que me lo expliquen. Se están dando dos constantes en los últimos años, la promesa de que cada película es “la más terrorífica de todos los tiempos” y ese concepto de terror, digamos, culto. Cosa que pinta en productos para la gente que no le gusta el género y están prejuiciados. El género es como es y punto. Con sus códigos, con sus características. Y eso no quita ni el concepto de autoría, ni el fondo social de las sociedades que destila. Se puede explicar mucho del ser humano a través de los muertos vivientes o de los vampiros, sin ponernos relamidos. Creo que el fandom quiere productos desprejuiciados, otra cosa son los cinéfilos de postureo. Por supuesto que hay subtexto debajo de Frankenstein, pero no hace falta subrayar, el público no es gilipollas.

Vamos a Los resucitados. Viendo Mi adorado Monster llegamos a pensar que era todo inventado, un mockumentary.
Porque aquí la realidad supera la ficción… Cuando me preguntan por esa posibilidad, siempre contesto que busquen el DVD de Los resucitados y lo compren, que es real. Lo que pasa es que antes de realidad, Los resucitados fue mito, y de alguna manera lo sigue siendo.

Un mito, que incluye otro mito que parecía entonces venido a menos, Paul Naschy. Santiago Segura habla en la película del paralelismo de la relación entre Bobadilla y Naschy con la de Ed Wood y Bela Lugosi.
Con un matiz, que Naschy pasaba por un mal momento personal, pero no estaba en una situación tan problemática como Lugosi. Pero hay un aire, en la veneración, en el resucitar.

¿Estaba poco reivindicado entonces?
En España entonces estaba reivindicado por un grupo de resistencia entre los que Bobadilla o yo mismo me encontraba. Y mientras, fuera era un nombre. En los últimos años, todo cambia, y se le valora como se debe tanto dentro como fuera. Y pudo vivirlo antes de irse.

Tras dos décadas de finalización, Los resucitados se estrena en el festival de Sitges, en la semana de terror de San Sebastián y el la mismísima Filmoteca Española. ¿Es Mi adorado Monster también carne de festivales? ¿Qué valoración tienes de su paso por los mismos?
Como os decía antes, ahora las ventanas están hibridando, o sea que esta es una película para diferentes formatos, además de para cine, físico, plataformas y tele, para eventos y para festivales. Estoy muy contento de que se haya estrenado internacionalmente en el Mórbido Fest, y a nivel nacional en la Semana de San Sebastián, que era uno de sus sitios naturales, por la historia que contamos. Y creo que tendría una buena proyección en el ciclo Sala B de Filmoteca.

Y el festival de Sitges ¿No hubo oportunidad?
Supongo que, si hubiésemos seguido la estela de la historia de Los resucitados, el primer festival al que tendría que haber ido es al de Sitges, y quizá apretando postproducción habríamos llegado a tener copia lista para llegar, pero lo cierto es que no fuimos invitados por parte de quien seleccionen las películas, a que se viese la película allí. Cosa que lamento, porque creo que la habría disfrutado el público del festival, tanto el que les gusta el género más o menos desacomplejado, como el que le gusta el más o menos culto. Nosotros estamos felices con los festivales que nos están acogiendo y nos cuidan, como el Acollonat de Girona que nos ha premiado, y sobre todo, aparte de la Semana, por el Festival Isla Calavera, que tiene un empaque muy bien cuidado, con buen criterio, y conexión con el público.

En el Festival de Cine Fantástico de Canarias, Isla Calavera, recogiste el Premio a la Difusión del Fantástico… 
Y mira que intenté rechazar el premio porque considero que hay otras personas más merecedoras. Después, pensé, es un premio que me compromete para seguir currando. He visto nacer a Isla Calavera, y veo que se está haciendo con cabeza. Y lo que se hace con cabeza, merece suerte, y la tendrá.

Víctor Matellano, Premio Isla Calavera a la Difusión del Fantástico 2021.
Víctor Matellano, Premio Isla Calavera a la Difusión del Fantástico 2021.

Hay quien dice que eres el “espeleólogo de las esquinas del cine español”. ¿Siguiente proyecto en esta línea o vuelves a la ficción?
Eso de las esquinas es muy relativo. ¿Es este cine la esquina…? Eso es como lo de la serie A o B. Hay muchas de las películas calificadas como serie A de las que nadie se acuerda y otras de la B, como Mil gritos tiene la noche, que tienen club de fans, o sea… Seguiré haciendo proyectos y contando historias. Y si es posible, que no se parezcan entre sí.