En Jackie Brown, cuando (ojo, spoiler) Ordell Robbie (Samuel L. Jackson) le pega dos tiros a Louis Gara (Robert De Niro), le espeta una frase que ha pasado al subconsciente colectivo: “¡Tú antes molabas, tío!”. Una frase que desprende la decepción y el desprecio que el personaje siente por el que fuera su compañero en prisión. La frase ha trascendido y ahora es empleada de manera habitual precisamente cuando algo o alguien deja de mantener aquellos elementos que lo hacían tan atractivo. A nosotros esa frase nos llegó repetidamente a la cabeza durante el visionado de la nueva película de John Woo, Noche de Paz.
ACCIÓN MADE IN HONG KONG
La carrera de John Woo se expande en los últimos 50 años. Sus primeros pasos en el cine los dio en su China natal, sobre todo vinculado al cine de artes marciales y de acción, con películas como La Mano de la Muerte (1976) o El Último Caballero (1979). Hong Kong, por aquel entonces todavía colonia británica, se convirtió en el punto de encuentro de la cultura occidental y la oriental. Ahí el cine, con especial predicamento las películas de acción, fusionaba ambos bloques, convirtiéndose gracias al virtuosismo visual de cineastas como Woo o Tsui Hark, en un referente internacional en cuanto a su forma de escenografiar la acción, coreografiando movimientos imposibles, tanto de los personajes como de la cámara.
Un Mañana Mejor (1986), El Asesino (1989), Un Ladrón es Siempre Un Ladrón (1991) o Hard boiled (Hervidero) (1992) son algunos de los títulos que ayudaron a fomentar el prestigio de Woo en el cine internacional, llamando la atención de estrellas como Jean Claude Van Damme, quien le abrió las puertas de Hollywood. La etapa Hollywoodiense de Woo no fue satisfactoria.
Salvo Cara a Cara (1997), todas las películas de este periodo fueron recibidas con pobre apreciación, aunque con el paso del tiempo todas ellas se han ido revalorizando poco a poco. Esto llevó al cineasta a regresar a China, donde se le tentó con presupuesto millonarios para películas como la épica Acantilado Rojo (2008), probablemente su mejor película, horriblemente cercenada en occidente.
FELIZ NAVIDAD, MR. WOO
Noche de Paz supone el regreso de John Woo a occidente tras 20 años de carrera en China. La trama de venganza nos presenta a un padre que, tras la muerte de su hijo y él quedar gravemente herido y perder la voz en un tiroteo de bandas, decide prepararse para eliminar uno a uno a los responsables de su tragedia. Hasta ahí todo correcto, incluso prometedor para una película de John Woo. La incapacidad de habla del protagonista da pie a la prácticamente nula presencia de diálogos en la película, lo que, a priori, podemos entender como una bandeja de plata para desplegar todo su virtuosismo a un cineasta tan visual como Woo. El subgénero de venganza y su vinculación con el actioner de los 80 y 90 era otro elemento prometedor para quienes sentíamos nostalgia de la narrativa vibrante del director. Sin embargo, lo que muchos veíamos como un regalo de navidad anticipado, se transformó en una triste decepción.
JOHN WOO, ¿DÓNDE ESTÁS?
La película arranca in media res, con una persecución a pie del protagonista detrás del vehículo de la banda responsable de la muerte de su hijo. Ya esta primera secuencia nos adelanta que la película va a estar muy lejos de aquella narrativa cinética del Woo de los 90. La acción aparece entrecortada, sin ritmo, estirada hasta el aburrimiento. A continuación, nos aguarda casi una hora de NADA. Vemos cómo el protagonista se recupera físicamente, cómo no encaja en su vida anterior, cómo inicia un proceso de autoadiestramiento (¡con vídeo de youtube!) para convertirse en vigilante.
Elementos que el Woo de hace tres décadas se hubiese ventilado en 10 minutos para poder pasar lo antes posible a la acción aquí se dilatan y se dilatan, sin sentido y sin valor dramático. En todo este periodo, la ausencia de diálogos se convierte en otro engorro, impidiendo que haya un mejor desarrollo de personajes (única razón para alargar tanto todo este bloque de la historia). A esto se suman todo tipo de incongruencias que lastran la historia y, lo que es peor, la hacen ridícula, risible.
CASTIGADOR VENIDO A MENOS
La película únicamente levanta cabeza en el clímax final. Aquella acción que debía haber dominado le metraje de la película por fin hace su aparición a falta de media hora para los créditos finales. De manera corta y tampoco especialmente memorable, pero al menos sí más acorde a lo que uno esperaba ver, John Woo abre paso a sus secuencias de acción complejas, hilvanadas y frenéticas. Esa trama que recuerda a la del personaje de Marvel, El Castigador, y que daba pie a un coreografiado ballet de violencia como el que nos tenía acostumbrado el John Woo original, queda aquí constreñida a esa escasa media hora final, momento en el que ya el espectador ha caído en el noveno sopor. Aun así, tardía y corta, esa pequeña píldora de lo que debía ser toda la película, sin salvar el resultado final, sí al menos consigue que no sea un rotundo desastre.
MOLAR O NO MOLAR
Noche de Paz no es una mala película por venir de un John Woo muy venido a menos, incapaz de reverdecer aquí viejas glorias. Sus defectos ya hubiesen sido desastrosos en manos de cualquier otro director; sin embargo, que la cinta venga firmada por alguien que ayudó a redefinir el cine de acción hace que cada impericia que vemos en la película duela el doble. Esperemos que John Woo tenga ocasión de resarcirse de este despropósito y demostrar que sigue molando.