Habría quien podría decir que la originalidad en el cine moderno pasa no por crear algo nuevo y diferente, sino por buscar combinaciones de propuestas pretéritas, en ocasiones de lo más dispares, reuniéndolas en una nueva película deudora de lo anterior, pero que, ante lo extravagante de la mezcla, acaba resultando al mismo tiempo familiar y novedosa. Es la coctelera postmoderna y Free Guy es un buen ejemplo de ello. Recogemos algunas ideas de El Show de Truman, las combinamos con algunos toques de Atrapado en el Tiempo, Matrix, Ready Player One, Tron, Están Vivos o La Lego Película y el resultado es una combinación tan bizarra que a la postre nos resulta original.

“TODO ES FABULOSO”

Oficialmente, Free Guy es una comedia de fantasía y acción pensada para el lucimiento de Ryan Reynolds y su particular sentido del humor (en versión blanca, para todos los públicos) que tan buenos resultados dio en las dos entregas de Deadpool o en las propias redes sociales del actor, donde mantiene esa actitud irónica y desenfadada, jugando con la complicidad del espectador y la del abanico de amiguetes que se prestan a participar en la broma.

A su favor está que la película se nos presenta como una propuesta sin más pretensiones que entretener con un producto dinámico y divertido, que incluso en los momentos más tensos y dramáticos no duda en colar algún chascarrillo o guiño al espectador. Y es que más allá de sus claras alusiones a una serie de videojuegos (y compañías de software) tremendamente populares, la película se convierte también en un compendio de alusiones a la cultura popular del siglo XXI (que sea una producción de 20th Century Studios, integrada ya en el conglomerado de la Disney, beneficia en este sentido).

FORMATO MULTIJUGADOR

Curiosamente, dentro de su sencillez, falta de pretensiones, del carácter inofensivo del argumento, la película consigue reservarse una cierta carga dramática y hasta filosófica (herencia de las frases de ADN recogidas de El Show de Truman) que hacen que la película, dentro de su simpleza, no caiga en una mera comedia tonta y descerebrada. En esto nos parece identificar más la mano de Zak Penn, curtido guionista presente en títulos como El Último Gran Héroe, X Men 2 o Ready Player One.

Esa combinación de producto palomitero, de factura correcta y atractiva, pero que no desatiende cierta carga de humanidad, forma parte también del sello de su director, Shawn Levy, emparentando la película con otros trabajos suyos como la primera entrega de Noche en el Museo, Acero Puro o su colaboración en la serie Stranger Things.

MR. LIVELY &co

Más allá de estas aportaciones, lo que queda claro es que Free Guy es un producto por y para Ryan Reynolds. El actor se fusiona con su personaje, hasta el punto de que en ocasiones resulta difícil distinguir dónde acaba el personaje y empieza ese conocimiento que el espectador tiene del actor a través de su imagen pública. Su personalidad invade la pantalla y domina la película, aunque cuenta también con un conjunto de actores secundarios que dan color a la película.

Jamie Comer demuestra que tiene madera de estrella, refrendando la espléndida labor dejada con su papel de psicópata en la serie Killing Eve.

A parte de eso, nos gustaría resaltar la labor de Lil Rel Howery (como Buddy, el segurita mejor amigo de Guy) o Taika Waititi (divertidísimo como Antwan, el villano de la función).

AWESOME MIX

Al desarrollarse dentro del mundo de un videojuego, la película juega estéticamente con los escenarios excesivos y saturados de este tipo de entretenimiento, y los efectos especiales juegan un papel importante en la narrativa, distinguiendo la definición cuando estamos dentro del juego a cómo lo ven los jugadores desde sus casas. No se trata simplemente de emplear la infografía como un componente espectacular en la imagen, sino que esto adquiere un valor en la propia historia.

A eso se suma también el uso de canciones dentro de la película. Siguiendo el modelo marcado por Guardianes de la Galaxia, el tono ligero, humorístico y que da ritmo a la narración viene definido por el uso continuo de temas reconocibles.

BUENOS DÍAS, BUENAS TARDES, BUENAS NOCHES

Free Guy aspira y no llega más allá de ser una película palomitera, entretenida, con un saludable uso del humor y que se deja ver con agrado. Podemos, si queremos, rascar un poco más en esos elementos que deja esbozados y alcanzar una lectura metafísica del argumento, pero si bien nos deja aspectos que nos pueden marcar la vía en ese camino, lo cierto es que no es su propósito. Tampoco le hace falta. Para eso ya existen otro tipo de películas. Quedémonos con su faceta más superficial, su mezcolanza de referencias y su carismático protagonista. Con eso es suficiente para pasar un buen rato.