Crítica: EVA, de Kike Maíllo

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Eva, de Kike Maíllo.
Eva, de Kike Maíllo.

Fecha de estreno en España: 28 de octubre de 2011
Género: Drama, Ciencia Ficción
País: España
Año: 2011
Duración: 90 min

Dirección -Kike Maíllo, Guion – Sergi Belbel, Cristina Clemente, Martí Roca, Aintza Serra, Producción – Jérôme Rougier, Fotografía – Arnau Valls Colomer, Montaje -Elena Ruiz, Música – Evgueni Galperine

Reparto: Daniel Brühl (Álex), Clàudia Vega (Eva), Marta Etura (Lana)

A pesar de la revolución que vive nuestro país en cuanto al cine de género, es difícil toparse con propuestas de ciencia ficción. Eva es uno de estos extraños casos en lo que encontramos una historia dramática con la inteligencia artificial como premisa y situada en un futuro no muy lejano. El resultado hace gala de una estupenda factura visual y de una historia muy interesante, que analiza al ser humano comparándolo con autómatas capaces de compartir emociones, dejándonos así en no muy buen lugar.

El primer acierto de Eva es situarla tan solo veinte años en el futuro creando un entorno retro que convierte su dirección artística y su vestuario en un vistazo a lo mejor y lo peor de los años setenta y ochenta. Además, el entorno infinitamente nevado de Suiza en el que ha tenido lugar el rodaje ayuda a crear un clima emocional en el que la calidez es difícil de encontrar.

Así pues los elementos necesarios para arropar esta idea son más que suficientes. Incluso así se ha encontrado tiempo y presupuesto para incluir efectos visuales en el film y acercarlo más aún a una producción de primer nivel y aunque el acabado puede ser algo irregular, estos mecanismos acompañan a la historia y ayudan a hacer creíble lo más difícil del guión. Encontramos así ideas geniales como el procesador de cerebros artificiales que es todo un hallazgo visual y una solución eficaz para representar en pantalla algo tan intangible como las emociones.

El reparto del film es increíble, y desde sus protagonistas hasta los secundarios todos se encuentran en un marco muy concreto y consiguen que sus interpretaciones no destaquen fuera de el. Llama la atención un increíble Lluis Homar, que tiene la difícil tarea de encarnar a un robot humanoide de ayuda en las tareas caseras. Tras los cinco primeros segundos que dura la sorpresa inicial, el público acepta y acoge con cariño a este personaje, pariente lejano del Gigolo Joe de Jude Law en la ya clásica Inteligencia Artificial de Steven Spielberg, título que más de uno tendrá en mente al enfrentarse a Eva.

En la trama encontramos de todo un poco: retorno al hogar, triangulo amoroso, soledad, genialidad, envidia… Quizá por usar un gancho más comercial se ha introducido un pequeño elemento de thriller que le resta potencia al conjunto, al acercarlo a títulos más condescendientes con la audiencia.

Los aciertos del director no terminan en lo citado, si no que su buen hacer tras la cámara hacen preguntarse porque se ha quedado relegado a la publicidad durante todo este tiempo. Sin duda, esta es una genial carta de presentación de quien esperamos más sorpresas en el futuro.