La reescritura de cuentos no es algo nuevo. Si lo entendemos como proceso postmoderno, ha sido un elemento decisivo en las políticas de identidad, como forma de cuestionar los estereotipos que a través de la literatura infantil nos han marcado nuestra visión de la sociedad. Sin embargo, todo cuento clásico proviene de una tradición oral, lo que implica que en su misma base estos cuentos recibieron diferentes versiones hasta llegar a la que ha perdurado hasta nuestros días. Érase Una Vez.., la nueva película de Brenda Chapman a partir de un guion de la debutante Marissa Kate Goodhill, parte de la relectura en base a la fusión de varios cuentos.
Evidentemente, Peter Pan de James Barrie y Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll son la principal referencia; sin embargo, encontramos también la influencia de la literatura de Charles Dickens, en especial novelas como Oliver Twist.
Es una pena que el resultado acabe siendo tan irregular, porque el punto de partida era realmente de interés.
La cinta cuenta con un buen reparto, una excelente dirección artística, una espléndida dirección de fotografía de Jules O’Loughlin y una deliciosa partitura musical de John Debney, que acaba siendo el verdadero hilo conductor de la historia, por encima de las propias imágenes.
Lamentablemente, la cinta pretende aglutinar tantas cosas, jugar tanto con las referencias culturales, darles una nueva lectura y oscilar entre realidad y fantasía, que acaba resultando errática y dispersa, inconclusa en algunos aspectos y artificiosa allí donde no debe serlo.
En cualquier caso, como propuesta, se merece una oportunidad. Al fin y al cabo, no se le puede negar su ambición de ofrecer algo distinto o de conocer sus referentes literarios.