Partimos de un reconocimiento de ignorancia. Blindado es un remake de 4×4, película argentina de 2019 que no hemos visto. Siendo una cinta, la original, que viene de la mano de los cineastas Mariano Cohn y Gastón Duprat nos inspira confianza, ya que otros trabajos de la este tándem nos han parecido excelentes, como es el caso de las películas El Ciudadano Ilustre o Competencia Oficial o las series Nada, Coppola, El Representante o El Encargado. Blindado, por su parte, pese a sus virtudes, que ahora desgranaremos, nos parece un trabajo fallido por lo inverosímil y tendencioso de su guion. En este punto, nuestro desconocimiento de la obra original nos impide saber si es un problema de este remake o ya venía de la obra original.
Centrémonos pues en lo que toca, que es esta película dirigida por David Yarovesky, con guion adaptado de Michael Arlen Ross y protagonizada casi en solitario por Bill Skarsgård y Anthony Hopkins. Yarovesky es un joven cineasta cuyo reconocimiento le viene sobre todo por ser el firmante de El Hijo, película de 2019 producida por James Gunn y con guion del hermano y el primo de éste, Brian y Mark Gunn. Aquella versión alternativa del origen de Superman resultó un título llamativo, aunque, en nuestra opinión, irregular.
Con esta nueva película, Yarovesky se vuelve a mostrar virtuoso con la cámara. La planificación de una película que se desarrolla casi íntegramente dentro de un coche y logra mantener ritmo y vitalidad ya de por sí resulta loable. A esto, por supuesto, ayuda mucho la dirección de fotografía de Michael Dallatorre y el montaje de Andrew Buckland y Peter Gvozdas. La cámara está en continuo movimiento, jugando con planos imposibles y travellings forzados dentro del propio vehículo, que ayuda a mantener la atención del espectador y dar sensación de claustrofobia y de dinamismo al espectador.
Producida por Sam Raimi
Con un Anthony Hopkins físicamente ausente la mayor parte de la película, la acción física recae en Skarsgård, quien se convierte en un one-man show durante gran parte del metraje y la defiende con solvencia, construyendo además un personaje que va ganando en humanidad gracias a su interpretación a medida que avanza la película. Con respecto a su antagonista, aquí habría que matizar que la interpretación recae entre Anthony Hopkins o Camilo García, dependiendo de si se ve la película en versión original o doblada al castellano. Y es que durante casi toda la película sólo escuchamos la voz del personaje, eso sí, tanto en una versión como en la otra, con dos voces muy características y reconocibles.

A esto hay que añadir otro personaje, ese SUV de lujo, de marca y características ficticias, pero que se convierte en uno de los principales atractivos visuales de la cinta. Dolus es una marca inventada, al igual que el modelo y prestaciones que se usa en la película. En la realidad, se trata de un Land Rover Defender personalizado especialmente para la película. En este sentido entramos en el terreno de la fantasía, no sólo por la invención del coche, sino por unas cualidades inexistentes en el mercado.
El problema es que todos estos elementos reman en todo momento contramarea, intentando no dejarse arrastrar por lo tramposo y tendencioso que es el guion. La suspensión de incredulidad debe bombear fuerte en el espectador ante una trama que mantiene a una persona varios días encerrado en un espacio reducido, prácticamente sin comida ni agua, en un vehículo de aparente batería inagotable para tener horas el aire acondicionado activado o mantener una música continua sin arrancar el motor (especialmente, lo que parece un coche eléctrico), por no hablar de su resistencia a los golpes continuos del protagonista para intentar salir o sus sistema de control remoto.
Por otro lado, aunque los actores luchan por dar entidad a sus personajes, lo cierto es que estos desde guion se presentan como puros estereotipos, defendiendo cada uno posicionamientos ideológicos opuestos, con sus luces y sus sombras, aunque estas suenen a discurso prefabricado. Con esto, los esfuerzos para construir ahí una película y mantener una trama que abarque una duración estándar son ímprobos y apenas exitosos.
Pese a sus intenciones, Blindado no es Buried, ni 127 Horas, que juegan en una liga muy superior. Más bien se trata de una película pequeña, modesta, realizada con oficio, pero que es incapaz de sobreponerse a sus propias limitaciones. Visto lo visto, y pese a títulos como It, que han lanzado su carrera, pero teniendo en cuenta otros derrapes recientes como El Cuervo o Kill Boy, tal vez Bill Skarsgård debería empezar a plantearse cambiar de agentes.