Publicada originariamente en 1986, It resumía de manera magistral todos los elementos que habían ya hecho de Stephen King uno de los autores más leídos.

Para el salto a la gran pantalla, se ha preferido dividir la trama en dos películas, rompiendo la compleja estructura entrelazada de la novela, en favor de una narración más directa y lineal. Aún así, pocos peros que poner a la película que, independientemente de su referente, funciona perfectamente como cinta de terror.

El director Andrés Muschietti consigue reflejar esa atmósfera de pequeño pueblo, con sus secretos y sus gusanos bajo el césped. La puesta en escena del cineasta en las secuencias de terror es milimétrica y muchas veces con una cualidad turbadoramente poética, jugando con la atmósfera, la sugerencia y las imágenes sugestivas.

Evidentemente, el Pennywise interpretado por Bill Skarsgård es el rey de la función (aunque en una versión más cosificada, potenciando más el lado anómalo y monstruoso de It), pero tenemos también algunas figuras aterradoras, como la flautista, el mendigo o el hombre sin cabeza.

Menos logrado en nuestra opinión está la relación entre los niños, que aquí se altera con respecto a la novela y se entremezclan estas características, haciendo que algunos de ellos pierdan su valor en la historia.

Además nos encontramos con un casting irregular, donde Finn Wolfhard y, especialmente, Sophia Lillis dominan la película, mientras que el supuestamente protagonista, Jaeden Lieberher, se queda bastante corto de carisma para interpretar a Bill Denbrough. Esto no afecta tanto a la cinta como película en sí, pero puede ser el punto más flaco para los lectores de la novela.

En suma, espléndida propuesta para los que busquen una cinta de terror, pero más irregular para los puristas de Stephen King y de la novela original.