Este noviembre de 2024 la coreógrafa, bailarina, guionista, productora, o actriz, Tamara “Tami” Stronach, realizó una pausa en su período de ensayo de Sense, una obra de danza del Centro Checo para el Prague NY Effects Festival, que resalta la idea de que, al tocar unos haces de luz se activa el sonido, ayudando a crear la música a través de la coreografía, haciendo audible lo visible. Ese alto en el camino lo hizo con el fin de comparecer desde Praga al Isla Calavera Festival de Cine Fantástico de Canarias, Ciudad de La Laguna.
Ciudadana del mundo, la actriz israelí-estadounidense, derrochó, entre el 8 y el 10 de noviembre, simpatía, amabilidad, pasión y saber estar en la gala de apertura del festival (donde recogió su merecido premio Leyendas del Fantástico), en el photocall, tanto del Teatro Leal como el de Multicines Tenerife, y especialmente en los dos eventos en los que participó los días 9 y 10 de noviembre en la sala 17 en los citados cines laguneros, sede de las proyecciones del Isla Calavera.
Life After Neverending Story
Con gran satisfacción, Tamara Stronach intervino en la presentación de los dos pases y, después de los mismos, respondió amablemente a las preguntas del público. El documental de Lisa Downs Life After Neverending Story (Reino Unido, 2024) fue uno de los screenings. En él se analiza qué fue de cada uno de los artífices y actores y actrices principales del fenómeno cinematográfico de los 80 La Historia Interminable (The Neverending Story, EEUU-Alemania, 1984), dirigida por Wolfgang Petersen según la novela de Michael Ende.
En el referido documental se narra cómo los padres de la actriz, ambos reputados arqueólogos, salieron con su retoño del tóxico circuito del mundo del cine, para que la joven creciera de una manera más saludable y sin los traumas que para otras estrellas infantiles ha supuesto la fama prematura. Compartió entre nosotros algunos recuerdos de aquella filmación: su experiencia la recuerda como si hubiera sido Alicia en el País de las Maravillas. Pasear e interpretar por unos platós de cine dotados de aquel diseño artístico, al servicio del culto a la fantasía, donde confluyeron a la vez tantos nombres importantes de todas las artes, constituye un recuerdo muy presente en la mente de la otrora emperatriz infantil.
Stronach destacó el rigor, la sensibilidad y la entrega de la realizadora británica Lisa Downs a la hora de abordar desde el respeto y la admiración el clásico inmortal del que la actriz fue parte. A ambas artistas les unen estrechos lazos de amistad a raíz de su experiencia conjunta.
Man and Witch: The Dance of Thousand Steps
El segundo trabajo que contaba con Tami Stronach fue Man and Witch: The Dance of Thousands Steps (Reino Unido, 2024), dirigida por el escocés Michael Hines. Una deliciosa película que navega entre el homenaje al cine infantil y juvenil de los años 80, con guiños temáticos y de estilo a ese otro clásico indiscutible que es La Princesa Prometida (The Princess Bride, EEUU, 1987), de Bob Reiner.
La combinación de un muy personal sentido de la aventura y la irrupción de la fantasía en la historia, unos diálogos ingeniosos y chispeantes y un componente romántico absolutamente arrebatador, constituyen las principales señas de identidad de una película impecable. Posee un crescendo amoroso entre dos seres desencantados, de vidas reservadas, al margen de la sociedad, a los que les une el reto de aprender y llevar a cabo la danza que da título al filme. La producción corrió a cargo de la propia Stronach y de su esposo, el actor y bailarín Greg Steinbruner, coprotagonista y partenaire de la actriz en la ejecución de esa maravillosa danza de los mil pasos en torno a la que gira este poético trabajo audiovisual.
Tami Stronach pasó unos días inolvidables en su primera visita a las islas, disfrutando del buen tiempo, la comida y la arquitectura de la ciudad de la Laguna, resaltando siempre que tenía oportunidad la consideración de “gran festival” que para ella posee el Isla Calavera. Su proyecto de danza audible la esperaba en República Checa. Todos los actos que hacemos los seres humanos repercuten en el mundo. Sólo es cuestión de percibirlos. Quienes tuvimos el privilegio de conocerla y tratarla, también tuvimos una experiencia absolutamente imborrable. El adjetivo “gran” también nos viene a la mente a la hora de recordar a quien siempre será la emperatriz infantil para todo un colectivo generacional. Su contagiosa felicidad revela el extraordinario momento artístico (y personal) que sobrevuela.