Tras su paso por el Festival Internacional de Cine Fantástico de Cataluña – Sitges y por la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián, ya tenemos disponible en cartelera el tercer largometraje del cineasta vasco Paul Urkijo, tras Errementari e Irati, y donde sigue profundizando en las tradiciones del folclore vasco para crear su propio ideario del fantástico.

El cine de Paul Urkijo es de fuerte vocación nacionalista, con arraigo en la tradición oral y el folclore más telúrico, y en Gaua, podemos apreciar un paso más en la evolución de su filmografía. Si bien argumentalmente tiene una mayor cercanía con Errementari, el despliegue visual y sonoro supone una escala más allá de Irati en la construcción mitológica. Ambientada en el siglo XVII, toda la trama se desarrolla en un pequeño pueblo donde hay una confrontación por la supervivencia de dos tradiciones culturales, las creencias vascas, arraigadas a la tierra, frente a la imposición católica.

Gaua, de Paul Urkijo Alijo. (c) Filmax
Gaua, de Paul Urkijo Alijo. (c) Filmax

Un elenco femenino al frente del aquelarre

Otro contraste es el salto de una sociedad matriarcal a la patriarcal. Como marca la tradición vasca, la película tiene una fuerte voz femenina, establecida no sólo por sus dos protagonistas principales, interpretadas por Yune Nogueiras y Erika Olaizola, sino por el singular trío de brujas que conforman Elena Irureta, Ane Gabaraín e Iñake Irastorza. Gaua no es sólo una película sobre la rebelión contra una religión y una cultura invasora, es la rebelión de las mujeres contra la imposición del patriarcado.

Urkijo construye el guion utilizando como herramienta narrativa la propia tradición oral y estructurando la trama en base a cuentos que narran los personajes, los cuales van creando un microcosmos de superchería donde veremos que todo está engarzado de manera orgánica.

Como en sus anteriores películas, Paul Urkijo construye Gaua apoyándose en un férreo trabajo antropológico, pero también en uno artístico. Ese pueblo del siglo XVII tiene un valor mágico en sí mismo. Más allá del detalle histórico, hay un valor pictórico en la forma en la que el cineasta lo presenta en pantalla, bebiendo de grabados o ilustraciones de viejos libros de cuentos.

En este sentido todos los departamentos artísticos reman con seguridad en un mismo sentido, desde la dirección de fotografía de Gorka Gómez Andreu, el diseño de vestuario de Nerea Torrijos, la banda sonora de Aránzazu Calleja y Maite Arroitajauregi, hasta el diseño sonoro de la película. De esta manera, la traslación del público es total, sumergiéndoles no sólo en un periodo histórico concreto, sino en todo un compendio de referencias de corte popular.

La noche, los mitos y la magia del folclore vasco

Como indica su título, la Noche juega un papel central en la película. La Noche es el momento en el que imperan la magia, la superstición y los antiguos ritos por encima de esa luz invasora que supone el cristianismo y el patriarcado. Paul Urkijo, como sus personajes, “es de la noche”, por eso sus historias están plagadas de magia y su visión se transmite gracias a la existencia de seres procedentes del bosque y del folclore. Por esto los efectos visuales, el maquillaje y el diseño de arte tiene también un papel tan relevante en su cine.

En Gaua, el cineasta nos presenta la más lograda plasmación de ese imaginario propio, con ecos no sólo de la tradición oral vasca, sino de cineastas como Hayao Miyazaki o Guillermo del Toro. Urkijo hereda de ellos esa confluencia orgánica de lo real y lo maravilloso y que, en esta película, culmina con un clímax final absolutamente desbordante y espectacular.

Con Gaua, Paul Urkijo ha culminado su gran lienzo histórico y mágico, su mejor película hasta la fecha y todo un hito en el cine nacional, alcanzando aquí la madurez definitiva como autor.

Gaua, de Paul Urkijo Alijo. (c) Filmax
Gaua, de Paul Urkijo Alijo. (c) Filmax