Después de Errementari, las expectativas por el segundo largometraje de Paul Urkijo eran altas. Su opera prima ya suponía una rara avis dentro de la cinematografía nacional, con esa mezcla de cuento tradicional, historia de terror, reivindicación de la tradición cultural vasca, todo adornado con una esmerada puesta en escena, competentes efectos especiales y un sentido del humor negro que daba un empaque especial a la cinta.

Irati sigue rompiendo la baza por un cine de género y una mirada al legado cultural vasco hasta ahora poco explotado en nuestra cinematografía, ya sea por despreciar el cine de género, por malentender que hace falta una gran superproducción hollywoodiense para tratar determinados temas o por infravalorar un legado frente a los referentes anglosajones.

Con Irati, tenemos una historia ambientada en el siglo VIII, en una época de transición entre la implantación del cristianismo y los últimos estertores de los elementos paganos. En este sentido, Urkijo construye una obra que dialoga con estos dos mundos que chocan, aunque posicionándose, de manera nostálgica, en aquel pasado feérico, repleto de criaturas mágicas y de la naturaleza que representaban una mayor equilibrio del ser humano con el medio ambiente.

Casi como si de un discurso contemporáneo se tratara, la ruptura del status quo amparado en la civilización no sólo supone el olvido de toda una tradición cultural, sino que establece un mensaje ecologista totalmente moderno. Dentro del retrato, la cinta procura ser lo más ajustada posible a la época, ya sea en la dirección de arte, con el trabajo de vestuario o la parte lingüística. Para que la parte fantástica funcione, también debe hacerlo la histórica. En este sentido se aprecia un gran esfuerzo en toda esa labor para crear un siglo VIII verosímil.

La construcción del fantástico que elabora el cineasta bebe de múltiples referencias. La principal es la histórica, donde Urkijo bebe de aquellos relatos que le llegaron de pequeño, con personajes y criaturas que fomentarían su gusto por la fantasía.

Edurne Azkarate es Irati. Filmax
Edurne Azkarate es Irati. Filmax

Inspirada en personajes de la novela gráfica El ciclo de Irati

Hay un componente próximo a la estética del cómic también en la cinta. No sólo porque el guion adapte la obra de Jon Muñoz Otaegui y Juan Luis Landa, sino porque en la propia puesta en escena se prioriza un valor pictórico del plano heredado también del cómic europeo. A esto se suma todo un bagaje externo que también maneja el cineasta, que va desde la leyenda artúrica (con Excalibur de John Boorman como un referente fundamental) hasta Tolkien y sus adaptaciones audiovisuales (más Bakshi y Jackson que Amazon).

Con estos ingredientes, Irati se presenta como una cinta de fantasía heroica y de aventuras, a la vieja usanza. El éxito de la misma no está en el retrato, sino en la forma en que éste llega al público. Y es que, para que todo lo demás funcione, el principal requisito que debe cumplir esta película es ser una obra de entretenimiento con la que el espectador disfrute de un gran espectáculo. Podemos decir que la cinta ofrece, secuencia tras secuencia, la sensación de estar ante una obra que se atreve a ofrecer una historia y una narrativa inesperada para el cine español. No siempre alcanza su objetivo, porque, pese a todo, es una producción con limitaciones; sin embargo, incluso en sus tramos más irregulares, la cinta compensa carencias con ambición.

A la cinta se le puede achacar tener un ritmo irregular o algunas interpretaciones que, ante la declamación en euskera, resultan artificiosas y teatrales. En su sentido de la épica, encontramos que acaba tomándose demasiado en serio donde alguna nota de humor podía haber afinado mejor el resultado. Y en lo referente a los efectos especiales, ni se cuenta con el presupuesto, ni con los dispositivos de Weta.

Aún así, para ser un segundo largometraje, Irati puede vanagloriarse de ser un buque rompehielos en la tundra del cine español, abriendo rutas que facilitarán futuras expediciones.

* Irati logró el Premio del Público al Mejor Largometraje en el Festival de Cine Fantástico de Canarias Ciudad de La Laguna Isla Calavera 2022.

Póster de Irati, de Paul Urkijo. Filmax
Póster de Irati, de Paul Urkijo. Filmax