Por si la casuística del anterior apartado fuese de “escaso interés”, Jerry Goldsmith hizo auténtica carrera en el cine de género Fantástico. El libro de Christian Aguilera (Jerry Goldsmith: Un camaleón musical) no podía ser ajeno y le dedica una porción fundamental de su volumen a sus scores para el género. La séptima y octava parte del manual, y la décimo cuarta, se ocupan, respectivamente, de los siguientes segmentos de la trayectoria musical del compositor californiano:

– Un Antes y Un Después del Cine Fantástico.

Este apartado constituye un pormenorizado estudio de la partitura de Goldsmith para El Planeta de Los Simios, y que marca su colaboración con el realizador Franklin J. Shaffner. Extenso capítulo dedicado en exclusiva a un filme esencial en el género que tuvo una sonoridad a la altura.

– Fantástico Mr. Goldsmith (1968-2000).

La paráfrasis del título del filme de Wes Anderson (Fantástico Mr. Fox) recorre un grupo de filmes muy especiales que tuvieron el enorme privilegio de contar con los acordes musicales diseñados por el creativo compositor. El Hombre Ilustrado, según el relato de Ray Bradbury; Satán Mon Amour, un sucedáneo del reciente éxito de La Semilla del Diablo, de Roman Polanski, pero que alberga algunos aspectos de mucho interés; El Otro, según la obra del actor y escritor Tom Tyron; La Reencarnación de Peter Proud, un filme arriesgadísimo, nada convencional, con una impactante premisa, y final; y La Fuga de Logan, un filme de ciencia ficción excelente, directo, sin concesiones, con unas reflexiones sobre el consumismo y la vejez absolutamente aterradores por la actualidad que atesoran, y que desembocó en una serie de televisión bastante irregular.

En este apartado, pero en un subapartado específico, Christian Aguilera se ocupa del exhaustivo análisis de la trilogía satánica de Damien. La Profecía, su único óscar, merecidísimo, La Maldición de Damien, y El Final de Damien ofrecen todo un fascinante crisol de música instrumental, coros, pasajes de serenidad interrumpidos por segmentos absolutamente inquietantes, al servicio de unas imágenes magníficas en el primero de los filmes, pero correctas en los dos siguientes. Cada una de las tres películas (del mismo modo que ocurre con la primera trilogía de Star Wars), tiene su propia aproximación musical. Christian remarca la libertad creativa de la que gozó para emprender su aventura musical con el inaugural filme de Richard Donner.

Para La Profecía, Christian afirma que “a lo largo del film se puede percibir la música de Goldsmith como una suerte de diálogo entre el Mal-que toma cuerpo en la persona de Damien, llamado a ser “el Anticristo” según los enunciados del Libro del Apocalipsis- y el Bien -temas de evocación romántica en relación al amor que une a Robert y Katherine”. Pequeñas pinceladas del “Ave Satani”, que es una sintonía que emula el canto gregoriano medieval, definen muy bien el tono musical de la película.

La segunda parte de la trilogía de Damien, La Maldición de Damien, contiene según Christian, un último tercio que es “…un dispositivo de pura estridencia, recargada en su sección de cuerda, que contribuye a tensar los nervios del espectador…”. La “piedra de roseta” de esta sensacional banda sonora es el mencionado “Ave Satani”, convertido en este segundo filme en eje vertebrador del sonido musical del filme, en diversas manifestaciones rítmicas, que muestran la versatilidad tonal del compositor.

El cierre de la trilogía demoníaca sería dirigido por Graham Baker, pero “…tutelado desde la sombra…” por Richard Donner. La banda sonora de El Final de Damien “…encierra una concepción operística en su estructura dramática” y “sale airoso del envite sin necesidad de recurrir al tema “Ave Satani” en virtud de no querer repetir clichés del género que él mismo había creado…” en palabras de Christian Aguilera.

El mediocre filme Callejón Infernal, basado en una novela de uno de los grandes nombres de la literatura de ciencia ficción, J. Forrest Ackerman (con guion adaptado nada menos que por Lukas Heller, y revisado por Alvin Sargent, para el que Robert Wise fue tanteado, pero terminó siendo dirigido por Jack Smight), Goldsmith supuso un acierto, una pátina de dignidad musical a un filme que fracasó estrepitosamente en la taquilla, eclipsado por el estreno de Star Wars.

Coma, el filme que adaptaba la polémica obra de Robin Cook, también recibió el bronceado musical de un Jerry Goldsmith en el cénit de su creatividad en 1978. Michael Crichton, el prolífico escritor y director de cine, cómplice de Goldsmith en sus aventuras fílmicas, acordó con el compositor “…prescindir de la música hasta situarnos en la mitad del montaje…”, momento en el que para Christian alcanza “…su cometido de “segundo narrador”… en las entrañas de la ciencia ficción con la funda de Thriller”.

Los Niños del Brasil constituye la última colaboración entre Goldsmith y Shaffner, en lo que a cine fantástico se refiere. Un filme sobre el Angel de la Muerte, el Doctor Josef Mengele, para el cual el compositor, lejos de recurrir a Wagner, construye deliberadamente un vals como leitmotiv de la banda sonora. Christian explica en su manual pormenorizadamente las razones que llevaron al uso del baile típico de Austria. Merece la pena leer las motivadas razones. Con independencia de que sea o no una banda sonora que guste más o menos, sin duda las tomas de decisiones están bastante motivadas en el libro.

Magic, el filme de Richard Attenborough con guion de William Goldman, según su propia novela, supuso el empleo de un “…instrumento de viento multifónico” que el compositor había usado en sus trabajos iniciales para la televisión, y para los westerns de los años 60, arriba mencionados, entre otros filmes primigenios.

Los dos trabajos para Ridley Scott, Alien el 8º Pasajero y Legend, y el regusto salobre que esa colaboración dejó para el compositor (la reducción del uso de la música en el primer filme, y la sustitución por Tangerine Dream en el segundo en ciertos mercados internacionales) son expuestos de manera contundente en el manual en términos de decepción para el músico.

Curiosamente Goldsmith abordaría las partituras de dos mediocres filmes con “Aliens en el fondo marino” como apunta Aguilera. Leviathan y Misterios en las profundidades. Dos filmes absolutamente prescindibles en términos cinematográficos, pero que albergan, especialmente la primera, todo un score admirablemente inquietante.

Del mismo modo que Goldsmith abordó el Score de una de las secuelas de El Planeta de los Simios, en concreto, Huida del Planeta de los Simios. También abordó además del Poltergeist original, un score impresionante, el de su primera secuela titulada entre nosotros Poltergeist 2: Al Otro Lado con resultados acústicamente notables.

No sería la única continuación que Goldsmith abordaría aquellos años. La diferencia con estos filmes mencionados y Psicosis 2: El Regreso de Norman, es que la original, como es sabido, no era partitura suya. A caballo entre la inocencia y la neurosis, la manera de reflejar sonoramente como se resquebraja poco a poco la integridad psíquica del psicópata latente, Norman Bates, convierten este score en un trabajo absolutamente brillante.

Los terrenos musicales son tan “inescrutables” como “los caminos del señor”. Goldsmith tuvo la oportunidad de abordar en términos musicales al filme sobre la hermana de Superman, Supergirl, a la vista de los compromisos de John Williams, que, como Kal-El, alias Superman, no se encontraba en la Tierra, para esta misión dirigida a salvarla orquestada por Jeannot Szwarc.

Warlock El Brujo y Eternamente Joven, son dos incursiones de género fantástico, emprendidas por el realizador Steve Miner. En la primera, conviven sonidos propios de los 80 (el filme no deja de tener su toque de comedia prolífica en aquellos años) con la presencia de ciertos tonos que rememoran otra época. Los protagonistas son dos seres de otro tiempo (El Massachussets del Siglo XVI, en plena cacería de Brujas), enfrentados a través de los siglos. Eternamente Joven, como apunta Christian, contiene una partitura que constituye un nuevo viraje hacia John Williams y su prodigioso score, en esta ocasión para Always, filme que lógicamente también sirve de inspiración para Miner. Ambos filmes comparten romance más allá de la vida.

Desafío Total, es una banda sonora cuya sonoridad, como ya se ha apuntado en este artículo, y como deja claro Christian en el manual, remite a Basil Poledouris, a quien probablemente hubiese recaído el encargo, de no estar implicada Carolco Pictures. En cualquier caso, la fanfarria, la característica sonoridad orquestal de Goldsmith sobresale en algunos instantes, con absoluto brillo en este portentoso score que incluye uno de los pasajes más apropiados vistos en el cine para acompañar una ensoñación, la que tiene el protagonista al comienzo del filme en Marte, acompañado de una mujer diferente a su esposa, y que, musicalmente, toma el inmediato relevo acústico a los créditos iniciales del filme.

El “Fantástico Sr. Goldsmith” se despide del milenio con La Guarida, un filme sobre casas encantadas, que constituye un remake de un clásico de los 60 y con El Hombre Sin Sombra, la enésima visión de El Hombre Invisible, en un filme sensacional dirigido por Paul Verhoeven, que no llamó a nuestro compositor para Starship Troopers, pero sí para este thriller con giro inmediato hacia el fantástico. Los resultados en términos musicales son, como siempre, admirables por lo personal. En el primer caso, tratándose de desmarcarse de los acordes de la película original de 1963, y en el segundo, la tercera colaboración con Verhoeven, 8 años después de Instinto Básico y 10 desde Desafío Total. Esta circunstancia atestigua la buena relación y la complicidad de ambos. El compositor tuvo y no desperdició la ocasión perfecta para regresar al escepticismo y el suspense musical.

– El Mundo Fantástico de Joe Dante y El Universo de Star Trek.

Efectivamente, la colaboración entre el realizador Joe Dante y el compositor de bandas sonoras Jerry Goldsmith debe de ser tratada aparte y con detalle. El libro de Christian Aguilera no decepciona tampoco en ese apartado. Desde En Los Límites de La Realidad a Looney Toones: De Vuelta a la Acción, nada menos que 9 filmes certifican esta colaboración cineasta-compositor, circunscrita toda ella al Género Fantástico.

Filmes como Gremlins, y su secuela, El Chip Prodigioso, o Matinée componen esta prolífica relación, donde lo caricaturesco, la comicidad y la cinefilia, trascienden a la imagen hasta alcanzar la memorable sonoridad impresa por el compositor e instalarse en la pista de audio de estos divertidísimos filmes.

Cinco largometrajes, incluido el filme original dirigido por Robert Wise, de la saga cinematográfica del Enterprise, la nave de la flota estelar exploradora de mundos que desde el piloto de la serie original Star Trek, deja claro que su rumbo es “…donde nadie ha llegado jamás…” fueron bendecidos con la comunión musical de Jerry Goldsmith. El primer filme instauró los cánones sonoros, luego explorados con mucha habilidad por James Horner o Leonard Rosenman, y retomados por nuestro compositor en el final de las andanzas del Almirante Kirk y en los primeros pasos en la gran pantalla del Almirante Picard.

El filme de Peter Hyams, Atmósfera Cero, un claro remake del western Solo ante el Peligro en clave espacial, ambientado en la tercera de las lunas del planeta Júpiter, constituye un excelente Thriller con trasfondo de cine de ciencia ficción (con ribetes realistas, en la trayectoria de filmes como Terminator y Aliens). La música de Goldsmith para este solvente film, entre inquietante, trepidante y romántica, explora y profundiza en scores previos para Freud: Pasión Secreta, Capricornio Uno o Alien el 8º Pasajero. Su ubicación en el libro de Christian, aparece en la décimo quinta parte: Conspiraciones de Política Ficción: De la guerra fría al Amanecer del nuevo Orden Mundial.

Jerry Goldsmith: Un camaleón musical
Jerry Goldsmith: Un camaleón musical