El realizador británico Ridley Scott ha contado con un holgado presupuesto para su regreso a la arena. Cuatrocientas cincuenta y tres pantallas de IMAX en todo el mundo están siendo testigos de su éxito. La proyección en el BFI IMAX de Londres, recinto circular cercano a la estación de Waterloo y del BFI Southbank, es prodigiosa. A la altura de las ambiciones del filme.

Ridley Scott artísticamente se debate entre el cine histórico, en el que debutó en 1977, y la ciencia ficción, en la que se consagró con sus siguientes dos filmes. El cineasta británico también presenta una clara obsesión por rediseñar constantemente su obra. El ejemplo más paradigmático es Blade Runner, que ha sido editada tres veces, y estrenada en salas de cines en todas sus versiones.

El empeño historicista del cineasta británico se ha saldado con algunos filmes narrativamente estimulantes. Los Duelistas (The Duelists, Reino Unido, 1977) se basaba en un relato de Joseph Conrad, acerca de un duelo entre caballeros postpuesto durante los años de las guerras napoleónicas. Dos filmes ambientados en la edad media constituyen una parte esencial de esta sección revisionista.

El Reino de los Cielos (Kingdom of Heaven, EEUU, 2005) narraba el asedio a Jerusalén en el Siglo XII. El Último Duelo (The Last Duel, EEUU, 2021) constituye una suerte de variante de su primer filme, pues también recrea el absurdo de los duelos de honor entre caballeros. Ambos constituyen unos vibrantes retratos medievales de estilo clásico, con héroes desengañados y marcados por el destino, que viven en las zonas más grises de la vida. Sin embargo, 1492 La conquista del Paraíso (1492, the conquest of Paradise, Reino Unido, 1992), Robin Hood (EEUU, 2010) y Exodus: Dioses y Reyes (Exodus: Gods and Kings, EEUU, 2014), demuestran que el maestro británico también hace retratos de época con resultados bastante discretos.

Fuerza y honor

Gladiator (EEUU, 2000) constituyó una especie de reinicio del latente género peplum, el comienzo de su colaboración con Russell Crowe, y el primer óscar a la mejor película para un filme suyo.

Con todos los referidos antecedentes, parecía consecuente el regreso de Scott al universo de su filme histórico de mayor éxito de público. Escrito por David Scarpa, guionista de la estupenda Todo el dinero del mundo (All The Money in the world, EEUU, 2017) y del fresco histórico tremendamente irregular que es Napoleón (Napoleon, EEUU, 2023), Gladiator II (EEUU, 2024), surge del planificado empeño personal del realizador. Un regreso complicado, considerando que el héroe del filme original fallecía al final.

Lucio (Paul Mescal), es hijo de Maximus Decimus Meridius, y sufre un periplo similar a su padre. Su esposa Arishat (Yuval Gonen) muere en el asedio a Numidia, atacada y sometida por Marcus Acacius (Pedro Pascal). Lucio sobrevive para convertirse en gladiador para el astuto tratante Macrinus (Denzel Washington), como manera de retomar el sueño de la república, de una Roma digna, valiente, íntegra que se preocupe por sus ciudadanos, lejos de la tiranía y corrupción de los emperadores gemelos Geta (Joseph Quinn) y Caracalla (Fred Hechinger).

Pedro Pascal (General Acacius) y Joseph Quinn (Emperador Geta) en Gladiator II, de Paramount Pictures.
Pedro Pascal (General Acacius) y Joseph Quinn (Emperador Geta) en Gladiator II, de Paramount Pictures.

La persistencia del noble sueño para Roma

Scott regresa a la antigua Roma con un filme bellísimo, trepidante, decididamente ambicioso. El primer combate entre los futuros gladiadores para demostrar la valía y propiciar la darwiniana selección natural tiene lugar contra un grupo de monstruosos, casi sobrenaturales, mandriles de afilados colmillos. Uno de los combates en el Coliseum tiene lugar entre dos barcos que pueden maniobrar en las aguas que han inundado la arena, infestadas de tiburones. Situaciones imposibles, sin duda, pero que dan la justa medida del perfil de aventuras desprejuiciadas que redondean una propuesta manifiestamente superior al filme original.

Por si todo ello fuese poco, los actores están en estado de gracia. Paul Mescal, nieto de Richard Harris (Marco Aurelio en el filme original), sostiene el peso actoral, rodeado de presencias tan estimulantes como Pedro Pascal o Denzel Washington, ambos repletos de carisma. Repiten Connie Nielsen como Lucilla, la madre de Lucio y Derek Jacobi como el senador Gracchus.

Secuencias como el espectacular comienzo, con esa batalla primero naval y luego terrestre en la ciudad africana asediada, contrastan con momentos íntimos de belleza arrebatadora como ese simbólico instante en el que, sumido en su inconsciencia, Lucio ve como Caronte, el barquero, se lleva a su amada hacia el purgatorio, sin que pueda hacer nada por remediarlo. Scott siempre ha sido un magnífico diseñador de imágenes.