A través de la figura de John Krasinski, las dos primeras entregas de Un Lugar Tranquilo consiguieron elevarse como dos excelentes propuestas de terror, donde el suspense y el miedo se cocinaba a modo de ejercicio de estilo, construyendo set pieces de alta intensidad y jugando con los aspectos visuales, pero especialmente sonoros de la narración.

Al mismo tiempo, ambas películas, quizás por venir de la mano de un actor, se apoyaban en el valor de los personajes, logrando esa empatía y esa preocupación del espectador de la que, en ocasiones, carecen este tipo de películas. Con dos apuestas acertadas, Un Lugar Tranquilo. Día 1 partía con varias resistencias.

Por un lado, la ausencia de su alma mater, Krasinski, quien prefirió probar fortuna con el cine familiar en Amigos Imaginarios, pero también alejar la trama del entorno de las dos anteriores, la ausencia de Emily Blunt, optar por una precuela, cuando ya la segunda parte había ofrecido una impactante narración de la llegada de los extraterrestres en su prólogo.

Escrita y dirigida por Michael Sarnoski

El testigo ha pasado a Michael Sarnoski, cineasta poco conocido, pero que recibió un merecido aplauso con Pig, cinta protagonizada por un espléndido Nicolas Cage. Sarnoski se ha encargado no sólo de dirigir la película, sino de escribir el guion a partir de una idea original del propio Krasinski. Cambiamos el ambiente rural por la gran ciudad, introducimos nuevos personajes, incluido un omnipresente gato. Muchos cambios que pueden distanciar al espectador de ese universo ya conocido por las dos entregas anteriores. Es cierto que encontramos la presencia, poco más que testimonial, de algunos personajes ya conocidos, lo que nos sirve también para establecer un vínculo, en particular con la segunda entrega y no nos extrañaría que ejerciera de hilo conductor para una cuarta entrega.

Sarnoski ha sido inteligente manteniendo el tono intimista y el apartado emocional de los personajes. Aquí las criaturas vuelven a tener un rol más secundario, aunque se cuenta con algunas secuencias mucho más espectaculares que las ofrecidas en las dos anteriores, que optaban más por la intensidad sobre la espectacularidad.

El vínculo emocional que se crea entre los personajes de Lupita Nyong’o y Joseph Quinn es entrañable, a pesar de no conocerse de nada. Sin generar una historia de amor, la cinta sí da un valor mucho más predominante a esa amistad que a la parte propiamente de terror. Lo que en nuestra opinión es positivo. Es cierto que hay elementos que dificultan la suspensión de incredulidad, como ese gato que nunca maúlla o el buen estado de conservación de las pizzas de Harlem. Sin embargo, creemos que son aspectos nimios.

Un Lugar Tranquilo. Día 1 sabe cambiar los ingredientes del plato, sin traicionar al sabor original. Es cierto que frente a las dos anteriores, esta precuela la podemos ver más como una entrega menor, pero no por eso se trata de una mala película.

Un lugar tranquilo: Día 1. (c) Paramount Pictures Spain
Un lugar tranquilo: Día 1. (c) Paramount Pictures Spain